Capítulo 30: Entre este mundo y el próximo

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Fue una procesión solemne que salió del pueblo esa mañana. Ginkotsu (lo que quedaba de él, de todos modos), estaba metido en un cabestrillo improvisado de gran tamaño y Renkotsu lo cargaba sobre su espalda. Kagome estaba llorando, pero logró despedirse de cada hermano antes de hacerlo.

-Kagome, debes tenerla- le dijo Bankotsu, luego le entregó a Banryu. -Si ese ejército regresa, podrás luchar con la Dama a tu lado.

-Banktosu, ¿no necesitarás ésto?- Kagome jadeó.

-También queda un fragmento en ella, así que debes asegurarte de que permanezca en tus manos- continuó sin responderle realmente. Luego, le dio un casto beso en la frente y se dio la vuelta para irse, antes de perder el valor.

-¿Cómo está tu estómago?- Suikotsu le preguntó a Renkotsu más tarde. Estaban viajando por un camino rocoso. El vapor salía de volcanes casi activos presionados contra la tierra. La Tierra del Fuego se alzaba ante ellos, y el aire estaba ligeramente ceniciento. Sesshomaru solo les dijo que necesitaban mantenerse al día y que no se detendría. Se alcanzaría su destino cerca del crepúsculo, pero solo si seguían moviéndose.

-Después de parar hace dos horas, he estado bien- informó Renkotsu.

-¡Geh!- dijo Ginkotsu.

-Oye, te lo advertí- le dijo Renkotsu.

-Geh- suspiró Ginkotsu.

Bankotsu se movió para caminar junto a ellos. -Escucha, solo dame a Gin la próxima vez que tengas que parar, Renkotsu- sugirió.

-Lo haré, hermano mayor, pero creo que estoy bien ahora. Shippo me cuidó muy bien. Después de las gachas de arroz, él también me preparó un poco de té, para que pudiera permanecer despierto mientras desarmaba a Ginkotsu. Supongo que la Hermanita nunca te dijo por qué Shippo viaja con Inuyasha y ellos, ¿verdad?- Preguntó Renkotsu.

-No, el tema aún no había salido. ¿Por qué?

-Bueno, ¿recuerdas a Hiten y Manten?- Preguntó Renkotsu.

-Hiten y Manten ...- Bankotsu frunció el ceño, tratando de pensar en las caras detrás de los nombres.

-Deeemons ...- logró decir Ginkotsu.

-¿Demonios? ¡Oh, te refieres a esos dos hermanos que seguirían interrumpiendo nuestras batallas con ataques de rayos!- Jakotsu jadeó.

-Sí, muy bien, Jakotsu. Los Hermanos trueno.

-Hmmm. Tenían la costumbre de venir justo cuando las batallas estaban en su apogeo, y empezar a matar a todos. Lo que, por supuesto, nos dejó menos personas para matar, lo que siempre me puso de muy mal humor- gruñó Bankotsu.

-¡No fue solo a tí a quien pusieron de mal humor! ¡Tengo dolores de cabeza solo de pensar en esos dos idiotas!- Se quejó Suikotsu. -Y luego, Sesshomaru, si pudieras creerlo, la única vez que los llamamos, ¡nunca aparecieron! Organizamos una batalla completa y todo. Aunque, supongo que tenemos que matar a mucha gente, así que tal vez no fue un desperdicio total ...

-Creo que realmente hay un lado positivo en cada nube- dijo finalmente Sesshomaru, con el más mínimo indicio de sarcasmo en su voz fría.

-Sabes, con esta batalla que acabamos de librar, estoy un poco sorprendido de que no aparecieran- dijo Jakotsu pensativamente.

-Bueno, ese es mi punto. Traté de advertir a Shippo, en nuestro camino de regreso del Maestro Mushin mientras me llevaba por el aire, que podrían aparecer y hacer las cosas aún más peligrosas. Y fue cuando me dijo que las preocupaciones acerca de ellos fueron en vano, porque están muertos. Inuyasha los había matado, con la ayuda de la Hermanita, por lo que me dijo.

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