Capítulo 37: La llegada de Hojo

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Toshiro cojeó por las calles de Tokio. Estaba contento de que Kazu no viviera muy lejos del santuario Higurashi, o habría tenido problemas reales. Si Bankotsu logró atravesar el pozo, seguramente eso significaba que su amado Jakotsu también lo logró, ¿verdad? Hizo una mueca un poco más con cada paso. No importaba, se dijo. Jakotsu valía la pena.

De repente, sintió una mano fuerte agarrar su brazo. Toshiro jadeó y se dio la vuelta. -Ja ... ¿Jakotsu?- tartamudeó. Con la sonrisa en el rostro del otro hombre, Toshiro supo en un instante que realmente era Jakotsu. -¡Has vuelto!

-¡Ven conmigo, tan rápido como puedas, mi amado!- Jakotsu lo instó. -¿Todavía te duele el tobillo?

-¡Jakotsu! ¡Te ves maravilloso! ¡Te ves tan vivo! Nunca hubiera sabido si no hubieras ido y hecho... lo que sea que hiciste ...- Toshiro jadeó.

-¿No eres un dulce? ¡Aquí no tengo maquillaje, debo parecer una mierda! ¡No importa, mi hermano Suikotsu podrá curarte el tobillo mucho mejor que estos monstruos en estos días!- Proclamó Jakotsu.

-Pero, Jakotsu, ¿eso significaría que me llevarías contigo?- Toshiro preguntó sin aliento, ya que Jakotsu lo llevaba bastante por un hombro. El dúo captó algunas miradas de los demás, pero en su mayor parte, se movían demasiado rápido por las calles para ser notados muy de cerca. Además, Jakotsu, aparte del hecho de que su cabello se estaba soltando de un alfiler de mariposa de jade, no se veía tan femenino como de costumbre, y por lo tanto, no atrajo la atención habitual de los demás.

-Si no puedes atravesar el pozo, entonces traeré a Suikotsu aquí para curarte. De una forma u otra, te ayudaré, como tú me has ayudado a mí.

-¿Cómo te ayudé? Creo que solo soy un gran obstáculo- suspiró Toshiro.

-¡Tonterías! ¡Me diste una razón para arriesgarme e ir con Sesshomaru al Mundo de los Muertos! Si no fuera por ti, creo que habría decidido disolverme una vez que mi tiempo fuera determinado, una vez que Naraku necesitara su fragmento  ¡No, mi amado, me has ayudado más de lo que te puedo decir!- Jakotsu le dijo ferózmente.

-¿El Mundo de los Muertos? ¿No tenía idea de que ibas a un lugar así? Oh, Jakotsu, ¿cómo lograste salir de allí con vida?- Toshiro preguntó.

-Fue el hermano mayor de Inuyasha quien nos ayudó. Hablando de Inuyasha, ¿lo has visto aquí? Escuché de sus camaradas que mi Pequeña hermana lo dejó aquí- preguntó Jakotsu.

-Inuyasha recibió un mensaje de texto del hermano de Kagome, diciéndole que Bankotsu está allí. ¡Apuesto a que ya regresó al santuario!- Toshiro le dijo a Jakotsu, mostrándole el texto en el teléfono celular de Kagome.

-¡Hmph! ¡Sabía que odiaba esas cosas por una razón!- Jakotsu se quejó mientras aceleraba su paso de regreso al santuario Higurashi ...

****

Fue un momento de completa quietud. Bankotsu parado a unos tres metros de Inuyasha, ambos apuntando sus temibles armas el uno al otro. El cielo sobre sus cabezas casi parecía oscurecerse con la tensión en ese momento, pero en realidad, estaba oscureciendo afuera. La madre y el hermano de Kagome estaban parados justo dentro de las puertas correderas, ella con su mano sobre su boca para evitar gritar, él con las manos en puños a los costados.

Los dos enemigos se miraron, esperando ver quién atacaría primero. Pero no tuvieron la oportunidad de atacarse entre sí, porque primero se produjo un tercer golpe. Una ola de plata se deslizó entre ellos rompiendo efectivamente el hechizo de tensión. -¡Hermano mayor!- Jakotsu llamó, ignorando efectivamente la mirada asesina que venía tanto de Bankotsu como de Inuyasha. -¡Estoy de vuelta, así que podemos irnos ahora! Oh, veo que también lograste llegar aquí, Inuyasha. Bueno, si quieres volver a nuestro tiempo podemos rescatar a Kagome de Naraku, será mejor que te prepares para ir también!

Pequeña HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora