Capítulo 21: ¡Perfecto! pero imposible

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Kagome no se atrevió a quedarse en la escuela. Sabía que tenía que encontrar a Jakotsu y recuperarlo LO ANTES POSIBLE. En toda la confusión, se las arregló para escapar antes de que cerraran la escuela entera, lo cual fue muy afortunada. ¡Nadie la estaría persiguiendo a menos que estuviera conectada a Jakotsu por uno de sus amigos, o el pobre Toshiro! Y ahí había estado esperando poder mantener lejos a Mukotsu saliendo con Toshiro. ¡Ciertamente era más atractivo que su difunto esposo! Pero ahora, gracias a la libido deformada de Jakotsu, eso fue disparado al infierno...

Bueno, al menos tenía una gran ventaja sobre la policía; ella podía rastrear a Jakotsu por su fragmento. Ella notó que él había vuelto. Genial, tal vez volvió a casa. ¿Podría estar pensando en hacerle la vida un poco más fácil? Claro, allí estaba, buscando abandonar el santuario nuevamente.

-¡No puedo creer que hayas hecho esto! ¡Estás en problemas ahora, Jakotsu!- Siseó Kagome mientras lo empujaba hacia las puertas del santuario.

-¡Por qué demonios no me dijiste que Hojo, el hijo del comerciante era tan ardiente! ¡Y aquí me estabas dejando pensar que sería un aburrido terrible! ¿Por qué no mencionaste que era perfecto? ¡Gah! ¿Por qué todos ¿Hacen que mi vida sea tan difícil? Oh, Kagome, este chico ...-Jakotsu cerró los ojos, como si recordara su primer sabor de un plato favorito. -Bueno, como dije, es mejor que lo dejes, hermanita.

-¿Qué quieres decir con eso? ¡Estabas molestando al pobre Hojo justo en frente de todo el almuerzo del sexto período!- Kagome se enfureció.

Jakotsu se rio. -¿Estás bromeando? ¡Unos minutos más y podría haberlo tenido encima de la mesa!.

La cara de Kagome estaba tan roja que apenas podía mover la boca. Pero se las arregló para decir: -¿Quieres decir que Hojo estaba ...?.

-Kag, digamos esto; no hay duda. ¡Y déjame decirte algo más, me impresionó bastante! ¡Levanta la mandíbula del piso, hermanita!- Jakotsu se burló de ella.
-Te duermes, pierdes. Ahora es mío. ¿Cómo se supone que debo dejarlo ir ahora que lo he encontrado? ¡Oh, lo llevaré conmigo!.

-¡Jakotsu, no puedes hacer eso! En primer lugar, ¡es posible que ni siquiera pueda atravesar el pozo! ¡Todavía no sé cómo lo hiciste! E incluso si pudieras arrastrarlo de vuelta a la era Feudal, ¡estarías haciendo algo mal! ¡Porque Hojo es demasiado joven para ti!- Kagome tartamudeó.

-¿De qué diablos estás hablando? ¡Puedo llevarlo cuando quiera!-Jakotsu se sorbió la nariz.

-No, no aquí. En estos tiempos, hay leyes ... Impiden que las personas tengan relaciones sexuales con personas que son demasiado jóvenes para manejarlo- le advirtió Kagome.

-¿Qué me importan esas leyes? ¡No me afectan!- se encogió de hombros -¡Y déjame decirte que Hojo está más que listo para mí!- añadió con un guiño.

Kagome se enfureció mientras conducía a Jakotsu al pozo del santuario. En la oscuridad, ella lo dejó junto a la escalera. -¿Por qué no me dices qué era tan importante que tuviste que causar un ataque terrorista en mi escuela!.

-Por favor, no te enojes conmigo; tuve que venir a buscarte, porque Bankotsu está muy enfermo. Necesita esa medicina que usas para los venenos demoníacos; había tenido un encuentro con Sesshomaru ...- Jakotsu comenzó.

-... ¡Y había usado sus garras venenosas! ¡No digas más, sé lo que necesita! ¡Espero que quede algo en mi botiquín! ¡Quédate aquí, iré a buscarlo!- Kagome jadeó, corriendo por las puertas.

Jakotsu guardó silencio cuando Kagome se fue. Su corazón recién redescubierto ya estaba a punto de romperse. ¿Cómo volvería él solo aquí? Oh, esto no fue bueno. ¡Nunca volvería a ver a Hojo!

Pequeña HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora