Livy no se atrevió a mirar a sus amigas. Se limitó a asentir con la cabeza y comenzó a abandonar el suelo.
Kent le regaló una sonrisa y colocó una mano en la espalda de ella para guiarla hacia una de las bancas exteriores.
Estaba tan nerviosa que su postura al sentarse era rígida; en cambio Kent dobló una pierna y recargó un codo sobre el respaldo para quedar rotado hacia ella.
—Escucha, Livy, no sé muy bien cómo pedírtelo, así que seré directo.
—Está bien —asintió ella, cerrando las manos sudorosas sobre sus rodillas.
—Verás, en dos semanas habrá un baile. Cada año se organiza con una temática diferente y...
—¡Sí!
—¿Sí? —Kent lucía tan confundido por la repentina exclamación de Livy, que ella casi quiso golpearse.
—Sí, quiero decir... —carraspeó—, ya lo sabía. Lo del baile. Reúnen fondos para una causa sin fines de lucro.
—Claro —Kent parpadeó, tratando de retomar el hilo mientras Livy tragaba duro—. Es uno de los eventos más importantes que se organizan cada ciclo escolar, y es muy importante contar con compañía...
—Ajá —Por impulso, Livy comenzó a girarse también para estar frente a frente con él.
—Así que por eso me preguntaba...
—¿Mmhh? —Para entonces, Kent la miraba con demasiada fijeza en los ojos y ella no se percató de que se había inclinado un poco.
—Me preguntaba si tú...
—Si yo...
—Si tú quisieras acompañarnos a formar parte del comité organizador.
El sonido de mil cristales quebrándose era lo que mejor podía describir el sonido de los pensamientos de Livy en ese momento.
«Comité organizador» La estaba invitando a formar parte del comité organizador.
Algo estaba creciendo en el interior de Livy. Algo peligroso y oscuro. Algo que subió por su estómago, pasó por sus pulmones, cruzó por la garganta y finalmente, salió disparado sin ningún tipo de control ni remedio, en forma de una risa tan súbita e inesperada que su cuerpo se inclinó hacia adelante para tomar aire... y seguir riendo.
Frente a un Kent que cada vez entendía menos.
—¡Eso es! ¡Ahí viene la campeona! ¡Felicidades, chica, lo hiciste! —vitoreó Elsie cuando vio aparecer a Livy a lo lejos, de regreso al lugar donde estaban almorzando.
—Espera, se ve bastante rara —apuntó Candice, conteniéndose de la celebración mientras entornaba los ojos como si así pudiera hacer zoom con la vista.
—¿De qué hablas? Es obvio que lo logró, ahora irá al baile con el Principito.
—Algo salió mal, págame —Extendió la palma hacia Elsie, quien enseguida la apartó de un manotazo.
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Nada especial
Teen FictionSer la oveja negra de la familia definitivamente tiene que ser más divertido que ser la oveja pelirroja.