Livy estaba a punto de sacar su almuerzo sobre la mesa de la cafetería, cuando Candice y Elsie intercambiaron una mirada, levantándose de sus sillas y yéndose a sentar una a cada lado de la pelirroja, aprisionándola.
Livy las miró de lado a lado, confundida.
—¿Qué...?
—Esto es una intervención, Olivia —informó Candice.
—Sí, una intervención —confirmó Elsie.
—¿Ahora qué te traes con Kian Gastrell?
—Sí, ¿qué pasa con el Señor de las Tinieblas?
Livy las volvió a mirar con el ceño fruncido y después se torció para levantarse, cambiándose de lugar del otro lado de la mesa, frente a ellas.
—Nada, no pasa absolutamente nada —respondió, aun con un ligero ceño mientras sacaba su jugo y un sándwich.
Estaba a punto de meterle el sorbete al jugo de caja cuando Candice se la retiró.
—Mentiras. Te íbamos a dejar tranquila con el tema —empezó a decir Candice, buscando apoyo con la mirada en Elsie, quien de inmediato asintió enérgicamente—, pero notamos que las cosas han estado más raras entre ustedes desde que se encerraron en el armario, y sabes que Elsie y yo te vimos colgada de él el otro día que ya no aguantabas lo de Kent...
—Y después los vimos ayer, en la salida. Parecía que iban a algún lado, pero Kian se fue —agregó Elsie.
—Sin mencionar que ahora es tu compañero de equipo en la clase de Historia.
Livy dejó caer el sorbete sobre la mesa, y enfurruñada se hizo hacia atrás en la silla.
—Bien, ¿qué quieren saber?
De nuevo, ambas intercambiaron una mirada.
—¿Te gusta? —preguntaron casi al unísono.
Livy agrandó los ojos con la inesperada pregunta, pero inmediatamente volvió a fruncir el ceño.
—Cero.
—¿Tú le gustas a él? —indagó Elsie.
Esta vez, Livy soltó una risa.
—Menos veinte —respondió, y antes de que le hicieran otra pregunta, aclaró—: Es mi compañero de equipo porque tú no estabas en la clase —apuntó a Candice— y no quedaba nadie más con quién trabajar. Brennan no me permitió trabajar contigo por faltar. El trabajo que encargó tiene que hacerse afuera y por eso estaba con Kian en la salida, pero él se fue porque...
Candice levantó las cejas, haciéndole un gesto con la mano para que se apurara a hablar.
Livy parpadeó. Se había ido por un momento a sus recuerdos de la mujer exótica que recogió a Kian. Cuando regresó al presente, miró a su alrededor y después se inclinó sobre la mesa, llamando a las otras dos a hacer lo mismo con el gesto.
—¿Recuerdan ese rumor sobre Kian saliendo con mujeres mayores? —Esperó, mientras ellas asentían con la cabeza— Ayer una mujer como de cuarenta, bastante producida, vino por él justo cuando nos íbamos.
Candice abrió la boca, sorprendida.
—¿Y? ¿Qué le dijo?
Livy se rascó la cabeza.
—¡No sé! No entendí nada. No estoy segura si estaba coqueteando con él, o chantajeándolo, o amenazándolo. Parecía que todo a la vez. Le dijo cosas como «amor», y que se fuera con ella, pero aparte de eso, no entiendo el sentido de lo que pasó.
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Nada especial
Teen FictionSer la oveja negra de la familia definitivamente tiene que ser más divertido que ser la oveja pelirroja.