-Hopelessly devoted to you - Olivia Newton John
Lunes.
Otra semana más. Un lunes como cualquier otro; excepto porque Livy se sentía como si se hubiera levantado con una pena de muerte programada para ese día.
Lentamente, se descruzó el cinturón de seguridad y miró la fachada de la escuela en toda su altura, a través de la ventana del auto de su padre.
—¿No vas a bajar? —advirtió Sebastian, extrañado porque ella no había salido corriendo como en otras ocasiones. Livy aún se reusaba a ser blanco de toda la atención que reunía él tan pronto como ponía un pie en el asfalto de Dancey High.
Ella lo volteó a ver, respingando, como si por un momento hubiera olvidado que estaba ahí.
—Pa... ¿Crees que sea demasiado tarde para cambiarme de colegio?
Sebastian elevó ambas cejas, mientras se quitaba su propio cinturón.
—¿Por?
—No, por nada en especial, solo creo que definitivamente podría estar mejor en otro lugar.
A él no le pasó desapercibida la evasión de la mirada de su hija, ni la forma sutil en la que se retorcía el dobladillo de su vestido por encima de la rodilla
—Tienes algún problema con alguien —afirmó, más que preguntó, y eso al parecer dio en el clavo pues los ojos de Livy se abrieron un tanto más.
Por su parte, ella sabía que su padre había levantado todas las antenas y encendido todos los radares y ahora las alarmas estaban sonando dentro de él. Había tenido años de su vida para tomarle la medida a ese hombre, y podía reconocer perfectamente cuando él soltaba las correas de todas sus bestias de ataque paternal.
Ella había abierto la boca, y además, no es como si no estuviera considerando darse a la fuga, por lo menos hasta que Kian se graduara y dejara Dancey High, o ella pudiera irse a otro lado. Su parte racional se estaba burlando de ella por pensar tonterías, pero en ese momento, las circunstancias lo ameritaban.
Livy soltó un suspiro, y lo miró a los ojos.
—Bueno, para ser honesta —comenzó a admitir—, no tengo ningún problema con nadie, pero... digamos que Kian me parece...
—¿Kian? ¿Qué te hizo ese mocoso?
Las bestias habían empezado a gruñir.
—¡Nada! Absolutamente nada... O sea, sí, pero no...
—Olivia.
El sonido de los seguros automáticos saltó dentro del auto, sellándolo, por si ella necesitaba saber que no tenía escapatoria hasta que tuvieran esa conversación.
Bien, de todas formas no había nada que perder.
Livy soltó un resoplido y se reclinó pesadamente contra su asiento.
—La verdad es que Kian no me ha hecho nada, al contrario, me salvó una vez y... —se quedó paralizada al recuperar un recuerdo. Kian la había salvado más de una vez, cuando por accidente terminó junto con su felino primo en lo que, suponía, era la habitación de Kian. Por supuesto que jamás le preguntó ni pensaba preguntarle, pero la forma en la que él pareció ocultarla de la mujer que fue a buscarlo la hacía pensar en cosas; en que quizá era más un acto protector, que el temor de ser encontrado por su novia con "otra".
Por otro lado, también le había regresado su collar familiar, que ahora volvía a descansar delicadamente en el suave hueco entre sus clavículas.
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Nada especial
Ficção AdolescenteSer la oveja negra de la familia definitivamente tiene que ser más divertido que ser la oveja pelirroja.