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Maratón  1/?

Camila  apenas pego ojo durante la noche. Se había acostumbrado a dormir con Michael y la cama se le antojaba vacía sin el a su lado.

Y cuando al fin empezó a dormirse, la despertó el teléfono.

- En pie, cielo. Nos casamos dentro de dos horas y media.

-Pero...

- No da mala suerte hablar con el novio la mañana de la boda-la interrumpió el, riendo- Mañana podrás dormir todo lo que quieras, sobre todo después de lo que te espera esta noche.

-¿Ah, si?

- Pero eso será esta noche. Ahora a ducharte, porque tendrás visitantes dentro de veinticinco minutos.

Camila miró el reloj.

-¿ Ya se han levantado?

- Su hotel está a dos minutos en taxi y  Dinah me dijo ayer que se cambiarían en tu habitación, así que date prisa. Nos vemos a las ocho y media.

Tras ducharse y lavarse el pelo se sintió mucho más despejada. Acababa de enrollarse una toalla en la cabeza y ponerse la bata del hotel cuando llaman a la puerta. Eran Clara, Sinuhe y Dinah, portando un montón de bolsas y cajas y luciendo radiantes sonrisas.

-El plan es el siguiente-la informó Dinah- Nuestras madres se encargan de preparar la ropa y de pedir el desayuno y yo de peinarte y maquillarte para convertirte en la novia más hermosa que jamás se haya visto.

-¿Café y cruasanes de chocolate?-sugirio Sinuhe.

- Y zumo de naranja para que no digan que no seguimos una dieta equilibrada- decidió Dinah.

-¿ Que tal un poco de champán también?

-No se- dudó Dinah- no queremos que la novia se emborracha y se caiga en...-se llevo las manos a la boca- No he dicho nada.

Camila no tuvo tiempo de preocuparse por la boda. Con el desayuno a base de bollos y pastas, la llegada del ramo de azucenas color crema y las labores de peinados, manicura y maquillaje, no le quedo un solo minuto libre.

-Hora de vestirse- dijo Sinuhe- Veamos. Tienes que llevar algo viejo y prestado-le entrego la pulsera de oro que sus padres le habían regalado al cumplir veintiún años.

-Gracias, mamá.

-Algo nuevo, que puede ser el vestido. Y algo azul- Dinah sacó una bolsa del bolso y se la entregó.

-¿Un liguero azul?

-Tranquila, no te haremos enseñar las piernas- le aseguro Dinah con una sonrisa.

-Te ahorraremos llevar La Moneda de seis peniques en el zapato-concedio Clara- Seria demasiado incómodo.

Dinah la ayudó a ponerse el vestido y los guantes.

-Y esto- dijo Camila, sacando las perlas.

-Dios mío, Mila. Son preciosas- Exclamo Clara.

-Michael me las dio como regalo de bodas- explicó ella tímidamente.

-Quedan perfectas con el vestido- observo Sinuhe. Saco la estola de organza y se la coloco sobre los hombros- Pareces una princesa.

Clara saco su cámara del bolso.

-Sujeta el ramo, Mila... Así. Y ahora, sonríe.

-Pareces...- Dinah  parpadeo para contener las lagrimas- Mila, Hoy vas a ser mi hermana.

-En el colegio te gustan decir que era tu hermana gemela-le recordó Clara.

- La hermana que nunca pude darte, Mila-se lamentó Sinuhe con los ojos llenos de lágrimas.

Camila miró sorprendida a su madre. Nunca habían hablado del tema y ella había crecido con la certeza de que sus padres la habían tenido por accidente.

¿Tal vez su madre había querido tener más hijos?¿ Podría ser que hubiera tenido problemas para concebir? ¿ Habría tenido abortos al igual que ella?

-Mamá...

-Este no es el lugar ni el momento para hablar de eso- zanjó Sinuhe- Pero ten siempre presente que tu padre y yo te queremos muchísimo y que estamos muy orgullosos de ti. No te imaginas lo felices que nos hace que Michael y tu vayan a estar juntos.

-Creo que voy a echarme a llorar- dijo Camila con un nudo en la garganta.

-Ni se te ocurra, o echarás a perder el maquilla- le advirtió Dinah- No quiero imaginarme la reacción de Michael si le entregamos a su novia hecha un desastre.

El teléfono sono: Clara respondió y asintió.

-Gracias- se volvió hacia las otras- El coche de bodas viene para acá.

-¿ El coche de bodas repitió Camila- ¿ Pero adónde vamos?

-No podemos decírtelo, pero todos van para allá.

Michael había alquilado un Rolls-Royce, y cuando se detuvieron frente a la abadía de Bath Camila sacudió la cabeza.

-No, esto no puede ser... Es imposible que haya reservado la abadía. ¿ Como vamos a casarnos por la iglesia si estoy divorciada?

-No será en la abadía- le dijo Sinuhe  mientras le apretaba la mano- Te va a encantar.

Camila lo comprendió finalmente cuando llegaron a la entrada de las termas romanas.

-No me puedo creer que Michael haya organizado esto...

- Están abiertas al público durante el día, de modo que la única hora a la que pueden casarse es a las ocho y media de la mañana- explicó Dinah- Por eso la necesidad de madrugar tanto.

-Dios mío- no sabía que decir.

- Sonrie, o mi hermano me matara- le ordeno Dinah.

podríamos haber venido a pie- dijo Clara-pero Michael quería apurar hasta el último segundo. Ya conoces a mi hijo.

Las antorchas alrededor del agua estaban encendidas y el vapor se elevaba en el aire. El agua era del mismo color turquesa que el cuenco que le habían regalado sus colegas e Camila sospecho que no se trataba de una coincidencia.

Y entonces vio a Michael...

Un Brote De Esperanza (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora