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Cuando Michael volvió a llamar al día siguiente, notó algo extraño en la voz de Camila.

-¿Ocurre algo, Camila?-le pregunto.

-¿Porque habría que ocurrir algo?

-Es que...-tenia un mal presentimiento- ¿Que tal tu día?

-Como siempre. ¿ Y el tuyo?

-Muy bien. Hoy he hecho algunas pruebas geofísicas y creo que tenemos algo muy interesante.


No fue hasta que se despidieron que Michael supo lo que sucedía.

Camila no había dicho nada del bebé ni de la ecografía, cuando lo normal sería que estuviera emocionada e impaciente por ver a su bebé en la pantalla y constatar que estaba realmente embarazada.

Cuanto más pensaba en ello, más convencido estaba de que algo no iba bien.

Ella había respondido a sus preguntas de manera anodina o esquiva. Era evidente que intentaba ocultarle algo para no preocuparle mientras estaba fuera.

Era hora de pedir algunos favores.

Le bastó con un par de llamadas.

Luego, hizo rápidamente el equipaje, lo metió todo en el coche y emprendió el largo camino de vuelta a Londre sin importarle que fuera de noche ni que Camila estuviese durmiendo cuando llegara. No iba a fallarle.

Al llegar a casa, entro sin hacer ruido y dejo el equipaje en el recibidor. Subió de puntillas la escalera y se desnudó antes de entrar en el dormitorio para no despertarla. Esperaría a que se despertara para con ella y averiguar lo que sucedía. Por el momento, se contentaba con dormir abrazado a su mujer.

La alarma son y alargo el brazo para apagarla.


-¿Michael? ¿Cuando has vuelto?

-Anoche-murmuro el sin abrir los ojos-  Sigue durmiendo. Cinco minutos más.

Pero ella estaba muy tensa y rígida. Abrió los ojos y se incorporó.

-Buenos dí...-se quedó horrorizado al verla. Estaba mortalmente pálida y demacrada, y lo más inquietante era la expresión fría y apagada en sus ojos-¿Camz? ¿Que ha pasado?

-He perdido al bebe-respondio ella, impávida-Michael la miró sin saber cómo reaccionar- Fue anteayer, cuando te llame... Cuando estabas fuera.

Su voz no expresaba emoción ninguna.

-¿Porque no me lo dijiste?

-Estabas a cuatro horas en coche y no quería que dejaras lo que estabas haciendo por nada.

-¿Por nada? Habría estaba a tu lado, Camila- intentó abrazarla, pero ella se apartó.

-¡No! Estoy bien.

-Camila- se pasó una mano por el pelo- No se que decir. Lo siento muchísimo.

Ella se encogió de hombros.

-No es culpa tuya.

-Ni tampoco tuya. Tendrías que habermelo dicho.

-¿Para que te dieras una paliza en coche después de trabajar todo el día?

-Eso fue exactamente lo que hice anoche, después de hablar contigo. Intuía que algo no iba bien.

-Bueno, ya lo sabes.

El le agarro la mano.

-No me rechaces, Camz...

-Estoy bien. Tengo que prepararme para ir a trabajar.

Un Brote De Esperanza (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora