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Camila estaba leyendo en el sofá cuando sintió una sensación espantosamente familiar en el abdomen.

No, no podía ser. La sangre se le congeló en las venas y se obligó a respirar profundamente. Calma, tenía que mantener la calma.

Fue al cuarto de baño y vio sangre.

Era normal tener pérdidas al comienzo del embarazo, pero Camila ya había pasado por eso y sabía que era algo más.

Estaba perdiendo a su bebé. Junto a sus sueños. Temblando, llamo a Michael.

-El móvil al que llama esta apagado o fuera de cobertura- respondió el mensaje automático- Por favor, inténtelo más tarde.

Pero más tarde sería demasiado tarde. Respiro hondo y llamo a Demi, la matrona que la había visto en la clínica.

-Estoy sangrando...

-Tranquila, cariño. Se que estás asustada, pero iré a verte en cuento pueda. Túmbate en el sofá, pon los pies en alto e intenta relajarte. ¿Hay alguien contigo?

-No. Michael está fuera por trabajo.

-¿Puedes llamar a alguien?

-Mis padres están a dos horas de camino.

-¿Algún amigo?

-Todavia no se lo hemos dicho a nadie. Quería esperar a estar de doce semanas.

-No tengas miedo, cariño- intento consolarla- Muchas mujeres embarazadas sangran en las primeras semanas. Podría ser una reacción hormonal, si estos fueran los días en que normalmente tienes el periodo.

Pero Camila conocía muy bien aquella sensación y sabía que no la provocaban las hormonas ni las pérdidas.

Cuando Demi llegó, examinó con cuidado a Camila y le acaricio la mano.

-Estoy perdiendo a mi bebé.

-Podria ser una amenaza de aborto. Nos lo dirán en el hospital, y si es así habrá que ingresarte y monitorizarte, tranquila-le apretó la mano- ¿Has conseguido contactar con Michael?

-No.

-Lo intentaremos después, en cuanto haya llamado al hospital. Te llevaré yo. Así será más rápido. Vámonos-le dijo Demi.

-¿Pero y si te necesitan otras pacientes?

-Mi jornada laboral acaba dentro de tres minutos.

Camila se mordió el labio.

-No puedo pedirte que me acompañes al hospital en tu tiempo libre.

-No me lo has pedido. Lo he decidido yo.


Este es el contestador de Michael y Camila. Por favor deja tu mensaje después de oír la señal.

Michael frunció el ceño. Camila no le había dicho nada de que fuera a salir aquella noche. El no pretendía controlarla, pero quería asegurarse de que se encontraba bien. Razones no le faltaban, conociendo el pasado de Camila.

Había sido un error irse a trabajar. Debería haber pedido algunos favores para que cualquier otro se encargara de la excavación.  No era prudente dejar sola a Camila en su estado.

Tal vez las colegas de Camila la habían invitado a comer fuera o a ir al cine. Camila era lo suficiente sensata como para no asumir riesgos innecesarios, y Michael sabía que se subiría a un taxi en vez de al metro si estaba cansada. Seguramente había intentado llamarlo antes, pero la cobertura era pésima y Michael tuvo que esperar a estar de vuelta en el hotel para llamarla con el teléfono de la habitación.

Probo a llamarla al móvil.

-El móvil al que llama esta apagado o fuera de cobertura. Por favor, inténtelo más tarde.

Definitivamente estaba en el cine. Muy bien. La volvería a llamar después de cenar.

Un Brote De Esperanza (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora