Esperanza

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Narra Eugenia.

Entre a la casa como si nada estaba pasando, trate de parecer normal en frente de mis padres mientras estábamos cenando y por suerte todo salió bien, pude meterme en mi habitación para pensar por unos minutos que hacer, mañana me tendría que casar con Eduardo y no quiero hacerlo, no lo amo y saber que Rafael quiere escapar conmigo para comenzar una nueva vida, no podia creerlo cuando me lo dijo. Nunca pensé que seria capaz de renunciar todo para irse conmigo, haría lo mismo que yo, estaría dispuesta a perder toda la herencia de mis padres con total de ser feliz con el hombre que amo.

Se que esto esta mal y que en cualquier momento tendré mi castigo, hice todo por alejarme de el pero por dios, me enamore de Rafael y no podía decirle que no a mi corazón, fue muchísimo más fuerte que mi cabeza. Se que el se sintió de la misma manera que yo, los dos aguantamos, guardamos nuestro corazón bajo siete llaves, aunque eso no sirvió para nada, fue peor. Solamente provoco que nuestra explosión sea mas agresiva y nos consumimos con todo el amor que nos tenemos.

Dios nunca me va a perdonar haberle sacado a un fiel de su iglesia pero el esta a favor del amor, el fue testigo de la primera vez que nos vimos, en como nuestro amor fue creciendo y nos enamoramos como unos locos, el nos unió. Nadie puede juzgarnos, solo el.

No lo pensé más y agarre un bolso para guardar lo que mas necesitaba, algo de dinero que tengo ahorrado y siento que alguien sube las escaleras, guardo mi bolso debajo de la cama y me acuesto en la cama. La puerta se abre y veo a mi madre asomarse, me sonríe y cierra la puerta cuando entra. Se sienta a mi lado y toma mi mano.

–Se que debes estar nerviosa, pero quería darte un abrazo antes de que te duermas.

Me quedo mirándola en silencio y suspiro, acaricia mi mejilla y su sonrisa se expande aún más.

–No puedo creer que mi niña se este por casar, pensar que ayer eras una bebé. –Dice emocionada.

Mi mirada se mantiene hacia mis manos y no digo nada, solo trago saliva. Siento lastimar así a Eduardo, pero nunca podre amarlo y no quiero hacerlo infeliz.

–Buenas noches Eugenia. Te quiero

Tengo ganas de llorar, pero tengo que reprimirlas, no quiero que nada se eche a perder por mi culpa, hubiera querido que las cosas se hicieran de otra manera pero mis padres nunca hubieran aceptado. Ojalá que ellos me perdonen.

–Buenas noches mamá.

Besa mi mejilla y me abraza con suavidad.

Luego sale de la habitación y demoro unos minutos acostada, en ese tiempo me quede procesando en lo que voy a hacer. Esto va a cambiar mi vida para siempre, sere feliz con el hombre que amo y hare cualquier cosa por hacerlo feliz a el. Una sonrisa aparece en mis labios y me da ánimos de levantarme de la cama.

Espero que todos se vayan a sus camas, ya había acordado con Rafael de encontrarnos a la medianoche. Cuanto todas las luces se apagan en mi casa, espero una media hora más y salgo por la ventana, me fijo de no hacer ningún ruido y aterrizo contra el césped. Me apresuro en alejarme del barrio para que nadie me vea. Camino hasta la iglesia y entro por la puerta de atrás. Lo busco en su habitación y no esta, camino sobre el altar al salir de su habitación y nada... todo esta oscuro. No hay ninguna pertenencia de Rafael, vuelvo a la habitación y la cama esta hecha, abro el placard y siento que hay un hueco en mi pecho. Trato de tranquilizarme y esperarlo, pero todas mis esperanzas caen al ver una carta en la mesa de luz.

Mis manos tiemblan al agarrar la carta, trago saliva y abro la cartas.

"Querida Eugenia:

Perdoname amor mio, perdóname por hacerte esto pero hay gente que realmente me necesita y por eso tome esta decisión. Tengo que dejarte, siento que esta despedida sea así pero es la única manera que puedo hacerlo, el monseñor se entero de nosotros y me hizo entrar en razón, no puedo dejar mi devoción hacia Dios, la gente depende de mi y es mi deber ayudarlos. Ojala algún día puedas perdonarme y sepas que te amo, pero también tengo que olvidarte y tienes que hacer lo mismo. Espero que seas feliz, te deseo lo mejor en tu casamiento, se que Eduardo puede hacerte feliz, yo no puedo hacerlo amor mio, yo ya entregue mi vida a Dios.

Te deseo lo mejor, se feliz y nunca olvides que fuiste lo más hermoso que tuve en mi vida.

Rafael"

Las lágrimas caen rápidamente hacia mis mejillas y mi mente estaba que no puede entender las palabras de Rafael en esta carta, ¿me está abandonando? ¿No quiere escaparse conmigo? Mi corazón estalla en miles de pedazos y la carta se cae al suelo. Mis manos van hacia mi rostro y dejo escapar un grito que estaba reprimiendo. Rafael no puede abandonarme, no puede irse y dejarme aquí. Pense que me amaba, tiene que ser mentira por favor, que sea solamente un sueño.

ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora