Unidos

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Narra Eugenia.

Aprovechamos el momento a solas para darnos una ducha juntos y esperamos al abogado para poder hablar del divorcio y la paternidad de Rafael. Le dije a Luis sobre el miedo que tengo de que Eduardo me quite a mi hija pero me prometió que eso nunca iba a pasar. Lo primero será probar la paternidad de Rafael a través de un ADN y el divorcio será mucho más fácil, ya que no hay hijos que nos una.

Suspire de alivio y Rafael me abraza con fuerza.

–Te dije mi amor. –Sonríe. –Te dije que Constanza estará con nosotros. –Besa mis labios. –Ese hombre no nos va a separar nunca más. Estamos unidos

Suspiro tranquila y me siento tranquila de estar entre sus brazos. No para de besar mi mejilla mientras los dos estamos en silencio, disfrutando del tiempo de estar a solas. Estamos así hasta que nuestra hija regresa y sonríe al vernos.

–Parece que hay buenas noticias. –Dice al vernos tan animados.

Asiento y hacemos un lugar para que Constanza se siente.

–Primero harán un ADN para comprobar que ustedes son padre e hijo y eso hará que las cosas sean más fáciles. –Agarro su mano y sonrio feliz. –Eduardo no hará las cosas difíciles.

Ella nos abraza con fuerza y cierro los ojos al sentirme rodeada de mi familia.

–Llame a la abuela. –Ella se separa un poco. –Le conte lo que paso y se puso como loca.

Suspiro mientras la observo y asiento lentamente. Mi celular había quedado en la casa y ahora me encuentro incomunicada hasta que me compre uno.

–Cuando quieras llamarla te presto el mio.

–Gracias amor. –Beso su frente y ella se pone de pie.

Constanza se aleja de nosotros y Rafael me mira con una sonrisa.

–Criaste a una persona maravillosa.

–Me hubiera gustado que la hayamos criado juntos. –Susurro. –Hubiera sido hermoso.

–Lo se mi amor pero no pensemos en eso. Hay que pensar en la nueva oportunidad que tenemos.

–Solo deseo que Eduardo no arruine las cosas. Siempre se las ingenió para ganar.

–Pero ahora no... te prometo que esta vez no se saldrá con la suya.

Me abraza con suavidad y trato de tranquilizarme pero tengo tanto miedo de que sea capaz de hacerles daño. Lo vi tan loco que es capaz de hacer cualquier cosa y ahora que está despechado...

Suspiro y cierro los ojos, empiezo a respirar hondo mientras Rafael acaricia mi espalda.

Más tarde, mi hija me da su celular y marco el número de mi madre. Ella responde al llamado rápidamente.

–¿Paso algo Constanza? –La escucho nerviosa.

–Soy yo mamá.

–¿Estas bien? ¿Dónde están? No pare de llamarte y no contestaste las llamadas.

–Es que deje mi celular en la casa mamá, por eso pude llamarte y estoy bien. Constanza y yo estamos en la casa de Rafael. Mañana podemos vernos.

–Ay hija estuve tan preocupada por ustedes. Constanza me conto todo y me puso peor.

–Tranquila mama, estamos bien. No nos paso nada.

–El te golpeo.

–Podria haber sido peor... solo fue un rasguño. En serio.

Ella suspira y podia notar que estaba rara.

–¿Te pasa algo, mamá?

–Estoy bien. Solo que tuve tantas cosas en mi cabeza.

–Mañana ire a tu casa. Te quiero mamá.

–Yo también cariño, cuídate mucho.

–También tu.

Corto la llamada y Rafael toma mi mano.

–Creo que será mejor que te acompañe.

Arqueo las cejas y rio.

–Ya nos pusimos controladores.

–No es eso... me quedare afuera, es por si Eduardo hace algo.

Asiento al estar de acuerdo con el.

–Lo se, por suerte Constanza estuvo a salvo.

–Ustedes siempre estarán a salvo. –Besa mi mano y sonríe. –Te lo prometo.

ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora