Narra Eugenia.
La noche se acercó demasiado rápido y estoy revisando los papeles para mostrarlos mañana en la reunión. Me asuste al sentir las manos frías de Eduardo en mi espalda.
–¿Qué estas haciendo?
–Quiero darle un buen masaje a mi esposa.
Suspiro y me alejo un poco.
–Por favor Eduardo.
Me mira con seriedad y se sienta a mi lado.
–¿Podes parar de trabajar un poco? Te la pasas de lleno todo el tiempo con el trabajo. Estamos bien económicamente. A veces quisiera poder sacarte a cenar y que te despejes un poco.
–Sabes que me gusta mucho trabajar. –Digo con seriedad.
Junta sus labios y baja la cabeza.
–Siempre lo mismo Eugenia, un cariño te pido aunque sea. Ni siquiera dejas que te toque.
Arqueo una ceja y me cruzo de brazos.
–Tenemos sexo.
–No es lo mismo y lo sabes muy bien. Lo haces porque no tienes otra manera para escaparte. ¿Acaso hice algo que no te gusto? Lo podemos hablar amor, sabes bien que te amo.
Trago saliva y alejo mi mirada, no quería tener esta discusión porque sabía muy bien como iba a terminar esto. Puedo sentir su mirada penetrante hacia mi.
–Te estoy hablando Eugenia, al menos mírame cuando te estoy hablando.
Le doy una mirada seria, era lo único que me faltaba, que me trate como una nena.
–No me hables de esa manera, no soy una nena. Termínala Eduardo, no quiero pelear por algo sin sentido.
Me pongo de pie y cuando quiero moverme me agarra del brazo, haciendo que vuelva a sentarme.
–Ahora no te vas a ir sin escuchar lo que tengo para decir.
–¿Ah si? Me parece que te vas a quedar con las ganas. –Salgo de su agarre y abro la puerta, pude salir antes de que el me agarre y suspiro.
Estoy de mal humor, por eso no quería discutir porque ya sabia que pasaría algo asi, después me va a pedir perdón y de nuevo perdera la cabeza si le digo que no a algo que quiera hacer.
Camino lentamente hacia la habitación de Constanza y trato de no hacer ruido cuando entro. Me acuesto con cuidado y la abrazo con suavidad, siento que se mueve y enciende la luz de la lampara.
–¿Discutieron?
Asiento y acaricio su mejilla.
–¿Amas a papá?
Me quedo pensando en su pregunta, si la pregunta seria por Eduardo diría que no, pero si fuera por Rafael, a pesar de todo el rencor que sienta diría mil veces que si. No digo nada y mi hija me abraza.
–Me dijiste que lo único que querías es verme feliz, yo también quiero verte feliz mamá y con papá no lo sos.
–No es fácil hija, hay que conformarse con lo que le toca a uno. –Suspiro.
–No pienso lo mismo, no estoy de acuerdo y se que vos también piensas lo mismo que yo.
–Tienes razón, pero ya me rendi. Por eso quiero que tu seas feliz, no cometas los mismos errores que yo.
Agarra mi mano y suspira, espero que ella no piense que fue un error porque no lo es, Constanza es lo más importante que me paso en la vida, solo me hubiera gustado que las cosas se hayan dado de distinta manera, pero nadie puede elegir su futuro. Otras personas decidieron por mí y arruinaron mi vida por completo.
Beso su mejilla y sonrió. Acaricio su cabello mientras la observo por un tiempo, es tan hermosa mi hija, estoy orgullosa de ella.
–Te amo. –Le digo.
–Yo también te amo ma.
Apoyo mi cabeza en la almohada y me duermo abrazada a mi hija.
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Obsesion
Romance"Amarte es mi pecado" Ella prometió no volver a caer ante el hombre que la abandono pero la atracción y el amor que hay entre ellos es demasiado grande para poder resistir.