Paz

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Narra Rafael.

Estoy en acostado en mi cama intentando dormir y no puedo dejar de dar vueltas sobre el colchón. Suspiro al saber que es un completo fracaso y me quedo pensando por unos minutos. Hoy casi no hable con Eugenia y la extraño tanto, no se que debe estar haciendo...

¿Esta disfrutando del tiempo con su marido? No lo se, prefiero no pensar en eso porque me volveré loco. No quiero que los celos me dejen ciego y haga cosas de las que después me arrepienta... no puedo dudar de Eugenia.

Suspiro y ruedo en la cama, me sobresalto al escuchar el sonido del timbre y me levanto enseguida. Me pongo un pantalón y bajo las escaleras rápidamente. Llego a la entrada y mis ojos se iluminan al ver a Eugenia, ella me mira de la misma manera. Eugenia no dice nada y solo me abraza con fuerza.

Se que algo le está pasando y la hago pasar rápidamente, cierro la puerta y la abrazo con fuerza.

–¿Qué está mal mi amor? –Acaricio su espalda.

–Mi vida es una mierda Rafael, no se que hacer. Eduardo me da tanto asco y tuve que irme antes de que este discutiendo con él. Ya no lo puedo soportar. –Suspira cansada.

Ella levanta su cabeza y acaricio su mejilla.

–No quiero verte así amor... gracias a dios que estas conmigo porque te necesito.

–Yo también. –Hunde el rostro en mi pecho. –Quería tanto que me abrazaras.

La abrazo con fuerza y apoyo la nariz en su cabello, oliendo lentamente su olor exquisito. Extrañaba poder tenerla entre mis brazos...

–Te amo tanto Eugenia, no soporto verte así.

Apoyo la frente contra la suya y nos quedamos asi por unos minutos, beso suavemente su cabeza y ella levanta la cabeza para mirarme, observo sus ojos y admiro su belleza. Estoy tan enamorado de está mujer...

Su estado de animo cambio y nos acostamos en la cama, la rodeo con mis brazos y ella sonríe.

–Amo tanto que me abraces. –Dijo

La abrazo con fuerza y beso sus labios suavemente, ella responde al beso y sonrio en el beso.

Eugenia suspira y apoya la cabeza en mi pecho, respirando suavemente mientras trata de dormir. Yo me quede despierto mientras no dejo de mirarla, solamente acaricio su espalda y sonrio feliz al verla en paz mientras su pecho sube y baja suavemente. Hay una paz tremenda en esta habitación, es una hermosa sensación poder estar en está cama con ella. No voy a dejar de amar a esta mujer, parece mentira que haya llegado para mejorar la vida miserable que tenia. Tengo la suerte que ella me haya perdonado, que me siga amando como el primer día.

No se lo que me va deparar la vida pero no me importa si pasar todo si voy a estar con ella... beso su cabeza y me quedo dormido abrazado a Eugenia.

Al otro día, abro los ojos y no veo a Eugenia en la cama, me levanto rápidamente y bajo las escaleras. Al llegar a la cocina, suspiro de alivio al verla preparar el desayuno, ella no se dio cuenta de mi presencia y me apoyo contra el marco de la puerta mientras la observo poner los panes en la tostadora.

Eugenia se sorprende cuando la rodeo con mis brazos y apoyo mi nariz en su cuello.

–Pense que te irias.

–Me iba a marchar, pero alguien me mando un mensaje y me hizo cambiar de opinión.

–¿Y eso? –La observo confundido.

Ella da media vuelta para mirarme y sonríe.

–Eduardo se fue de viaje y mi hija me dijo que se quedaría con su amiga.

–Entonces... ¿te quedaras? –La miro ilusionado.

Ella asiente lentamente y sonríe.

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