Rencor

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Narra Eugenia.

No quiero dejar de abrazar a mi hija, tengo los ojos cerrados y levanto la cabeza, cuando los abro mi hija me está viendo preocupada. Estoy segura que ella quiere saber lo que me paso, ¿Qué le voy a decir? ¿Qué estuve llorando y tratando de calmarme mientras este hijo de puta esta tranquilo? Lo peor es que se hace el que va a llorar mientras me ve, odio lo mentiroso que puede llegar a ser.

–¿Qué te pasa?

Levanto mi mirada y me doy cuenta que Rafael esta pegado al vidrio, suspiro y lo miro con seriedad. Tengo una mezcla de sentimientos en este momento, ha pasado tanto tiempo y el rencor aún está alojado en mi corazón.

–Mejor vamos a casa.

Dejo de mirarlo y camino hacia el auto, Constanza me acompaña y entra conmigo.

Conduzco en silencio, lo que menos quiero pensar es en Rafael, no puedo dejar que este encuentro me ponga mal. Puedo sentir la mirada seria de mi hija sobre mi, suspiro y pienso como zafar de sus preguntas. Se que esta sospechando bastante y lo que menos quiero es que me haga preguntas sobre Rafael. Regresamos a la casa y bajamos rápidamente, cuando intento apurarme para entrar a la casa, la voz de mi hija me detiene.

–¿Me vas a decir que te paso?

Doy media vuelta y la miro como si nada ha pasado.

–¿De que hablas?

–Quiero saber que te paso, me dijiste que ibas al baño y estabas afuera.

–Fui al baño pero no me sentía bien, hacia mucho calor en ese lugar y pensé que me iba a descomponer. –Me acerco a mi hija y acaricio su cabello. –Lamento haberte dejado sola mi amor.

–No te estoy retando ma, solo quiero saber porque estas muy rara.

–Estoy bien, linda. –Sonrio un poco y la abrazo con fuerza. Es lo único que me puede sanar en este momento.

Veo en su rostro que no esta muy satisfecha con lo que le dije. Suspiro y entramos a la casa, lo primero que hago es servirme un vaso de agua y luego me encierro en mi habitación para trabajar. No quiero que nadie me interrumpa, estoy demasiado enojada. ¿Cómo es que hizo una historia? Se muy bien que el era muy apasionado por la literatura, pero esto me dejo completamente sorprendida y ese nombre, prefiero no saber de que se trata ese libro. No quiero enojarme más de lo que estoy. ¿Por qué aparece justo ahora? Tanto tiempo que desee volver a verlo, espere que entrara a la iglesia en el momento que me estaba casando, que estuviera conmigo en el parto.

Y ahora aparece de la nada, encima es el escritor favorito de Constanza, no se si reir o llorar por esta maldita coincidencia. Me siento y trato de calmarme por unos segundos, me dije que no pensaría en el y es lo que hare en este mismo momento. Agarro mi laptop y me quedo leyendo los archivos que tengo para la empresa, pude adelantar varias cosas y puse algo de música para calmarme.

He perdido la noción del tiempo y suspiro al ver Eduardo entra a la habitación. Se sienta a mi lado y acaricia mi muslo derecho.

–¿Te pasa algo? Ni saliste a merendar siquiera.

–Estoy bien Eduardo. No tengo hambre y además estoy trabajando.

–Avísame si necesitas algo.

–Estoy bien, gracias. –Sonrió un poco.

–De nada amor.

Soy un desastre, trato mal a todo el mundo. Eduardo no merece que lo trate así, me odio, odio a Rafael. Estoy tan molesta conmigo misma, Eduardo sale de la habitación y me acuesto sobre la cama. Apago la laptop y respiro hondo, no tengo humor para hacer nada. Solamente quiero dormir y no levantarme de la cama.

ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora