Nervios

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Narra Gabriela.

Me apresuro para poder limpiar mi casa y esperarla con algo a mi hija. Ayer estaba tan mareada por mis pensamientos. Primero por mi hija y segundo por Alejandro. El beso que nos dimos me dejo tan sorprendida, no pensé que el se animaría pero lo hizo... por primera vez después de tanto tiempo me senti especial, pero no creo que esto termine bien. No es que sea desconfiada, en verdad le creo que sienta algo por mi pero la diferencia de edad lo hará insoportable.

Trago saliva al sentarme en el sillón a descansar un poco, quisiera que así lo haga mi cabeza pero eso es imposible. Espero a que llegue mi hija y salto enseguida cuando después de un tiempo suena el timbre. Me apresuro a llegar a la puerta y la abro,

La abrazo rápidamente cuando la veo y ella acaricia mi espalda.

–Ya mamá, se que estas preocupada pero eso ya paso.

Levanto la cabeza para mirarla y acaricio su mejilla magullada.

–Tiene que pagar por lo que te hizo.

Ella suspira y agarra mi mano suavemente. Pasamos a la casa y ella me calma enseguida.

–De eso me estoy ocupando con Rafael.

–¿Estas con el?

–Si... me estoy quedando en su casa. Constanza está con nosotros y sabe la verdad. Ella es grande y fue bastante comprensiva.

–Te dije que ella no te odiaría. –Sonrio. –¿Cómo estás ahora?

–Estoy bien... no estoy yendo a trabajar. Rafael dice que por ahora es mejor no aparecer.

–Si quieres me hago cargo yo.

–No mamá, será mucho problema. Tengo que volver, el tiene que entender que en el trabajo estaré bien.

Suspiro suavemente y acaricio su mano.

–Esta bien pero ire a visitarte. Se que sabes cuidarte muy bien pero no lo puedo evitar, siempre voy a estar preocupada por tu bienestar y el de Constanza.

Sonrie un poco y me abraza suavemente.

–Lo se mamá, no te preocupes. –Habla suavemente.

Mas tarde, ella se va y me siento más aliviada al saber que ellas están bien. Solo está en mi cabeza lo que paso con Alejandro, eso lo pienso resolver mañana que lo voy a ver.

Me acuesto en el sofa y pienso por un tiempo lo que pienso hacer mañana, creo que es lo mejor que me vaya y no volvamos a vernos, es algo absurdo que este como una adolescente enamorada de un hombre más joven que yo. No dudaremos mucho tiempo juntos y no quiero salir lastimada, es mejor acabar con todo antes de que las cosas estén peor.

Estoy inquieta en mi lugar, esperando a que Alejandro salga con un paciente así puedo pasar yo. Cuando sale con un hombre, me observa y sonríe. Trago saliva al ponerme de pie y me deja pasar.

–¿Cómo estás?

–Estoy bien.

–Sientate Gabriela.

–Perdón Alejandro pero no vine a eso.

Me mira confundido y frunce el ceño.

–Lo siento... no entiendo.

Muerdo mi labio y respiro hondo antes de hablar.

–Es la última vez que vengo, es mejor que no nos veamos más.

–Gabriela... se que quieres alejarte de mi por lo que paso, pero...

–Es mejor que las cosas sean así. No nos podemos engañar.

–¿Por qué no me crees? Por el amor de dios, Gabriela. Basta en negarte lo que sentis, en lo que sentimos.

Miro hacia el suelo y el se acerca hacia mi con tranquilidad, apoya sus dedos en mi barbilla y hace que lo mire. Nos quedamos mirando por un tiempo y puedo ver sus ojos tristes.

–Te amo Gabriela, se que tienes miedo pero te estoy diciendo la verdad.

ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora