Fotografia

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La clase fue demasiado larga para mi gusto, solo se baso en un examen escrito, el salón estaba demasiado silencioso, solo se escuchaban el sonido de las lapiceras escribiendo sobre el papel. El timbre sono para dar aviso que se había terminado la clase y eso significaba el fin del examen, Los que faltaban entregar lo hicieron y fueron saliendo del salón para darse un breve descanso. Guarde mis cosas para irme del aula y camino por el gran patio hacia la cocina del instituto, este era demasiado grande, en la planta baja funcionaba la primaria, el primer piso estaba la secundaria básica y luego en el segundo piso estaba la secundaria superior. Yo enseño solamente para la secundaria superior, dando clases en la materia de literatura. Hace cinco años que soy profesor, cuando era sacerdote ya estaba despierto mi pasión por la literatura y eso me ayuda a desahogarme desde que no estoy con Eugenia, donde puedo escribir todo lo que siento, todo el amor reprimido que no puedo soltar por mi culpa. Hice varios libros bajo un seudónimo hasta que me anime en escribir nuestra hermosa historia de amor, el libro se lanzo este año y tuvo un éxito de ventas, como me está yendo bien decidí hacer una presentación formal del libro y así poder firmarlos para quien lo deseara. A veces no puedo evitar de pensar en que pensaría Eugenia si un día leyera el libro, ¿se dará cuenta que escribo para ella? Se enteraría que nunca deje de amarla, que este fuego me esta consumiendo y no aguanto más, pero ella no va a regresar, muchas personas lo van a leer, menos Eugenia.

Suspiro y me siento sobre la silla de la cocina. Ignoro la mirada llena de intriga de la auxiliar del colegio, esta se sienta y empieza a hablarme.

–¿Quiere algo para tomar?

–Un café, por favor.

Ella asiente en silencio y se pone de pie para encender la cafetera, mientras se calienta el café, ella me va hablando de la mala sangre que se hace aquí con los estudiantes y suspiro, no quiero ser un mal educado pero no estoy de humor para que me estén hablando hasta por los codos, no quiero escuchar a nadie, solamente quiero estar en mi casa y estar tranquilo, lo único que me da consuelo es pensar en ella y poder escribir.

Me sirve el café, le agradezco y salgo antes de que la mujer siguiera hablando. Solo me limito a saludar a mis colegas y entro al próximo salón, dejo mis cosas en mi escritorio.

Me desplomo sobre la silla y todavía no entro nadie al aula, saco las cosas de mi bolso y agarro mi celular, enciendo la pantalla y no puedo evitar sonreír al ver su fotografía en mi fondo de bloqueo. Era una fotografía de nosotros cuando fuimos de picnic, nos habíamos divertido tanto que quería fotografiar nuestros momentos. Tengo tantas fotografías de ella, son demasiado hermosas, pero esta era mi favorita, la mejor de todas, ahí se podía ver el amor que nos teníamos, el amor por Eugenia que vivirá para siempre en mí, hasta el día que deje de existir.

Me quedo un tiempo admirando su belleza... ¿Cómo estarás ahora? Seguramente bellísima como esta fotografía, envidio tanto a Eduardo que tiene todo lo que tanto desee en mi vida, tu a mi lado y una hermosa familia, lo que daría para tener al menos un día de mi vida para vivirla con Eugenia, con eso moriría feliz, poder sentir su abrazo, estar cerca de ella y que lo primero que vea después de despertar es su hermoso rostro, escuchar su risa y perderme en sus ojos. Suspiro y guardo mi celular cuando los estudiantes entran al salón, me pongo de pie y les devuelvo el saludo. Todos toman sus asientos y agarro la tiza para empezar con la clase.

ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora