Rendida

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Capítulos finales.

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No puedo despegarme de sus besos, sus brazos envuelven mi cintura y me queda mirando en silencio. Las palabras no salen de mi boca y me quedo en un trance por unos minutos. El solo acaricia mi espalda y vuelve a besarme.

–¿Te vas a quedar callada? –Arquea su ceja y sonríe.

–No se que decir Alejandro. –Suspiro. –No se que hacer.

–Puedo invitarte a cenar mañana.

–Ale...

–No digas nada. –Me interrumpe. –Solo escuchame. –Mañana te estaré esperando en tu restaurante favorito, ya se cual es. –Sonrie. –A las 8 estare ahí, si no llegas, entendere tu decisión. Si llegas, es porque me quieres.

Muerdo mi labio y suspiro en silencio.

–¿Si no voy me dejaras en paz?

Asiente lentamente y sus ojos me miran con tristeza.

–Te dejare libre. Voy a dejar que decidas.

No se que decir, esto me dejo más confundida que nunca porque de verdad lo quiero, me separo suavemente de Alejandro y decido irme sin más. Antes estaba tan decidida en dejarlo y mírame ahora. No tengo que ir, si lo hago esto terminara de una vez por todas.

Narra Rafael.

Por suerte estos dos días que pase con Eugenia y Constanza no se supo nada de Eduardo. No se que estará haciendo ese imbécil pero espero que no intente hacer algo en contra de ellas.

A la mañana Eugenia se despertó sintiéndose descompuesta y me quede cuidándola, Constanza se fue a la escuela y me quede tranquilo cuando ella me mando un mensaje.

–Ya llego a la escuela.

–Te dije que ella llegaría bien. –Ella susurra mientras traga despacio, la veo demasiado palida.

–Te hare una sopa.

–No tengo ganas de comer nada. –Me dice con asco. –Estoy bien amor.

–Pero necesitas comer. –Le digo preocupado.

Niega lentamente y suspiro, no se como puede sentirse así cuando no comio nada que le hiciera mal. Me acuesto a su lado y la abrazo con fuerza.

–Es horrible sentirme asi. –Suspira.

–Ya se te pasara amor. –Beso con delicadeza sus labios. –Solo duerme un poco.

Ella asiente lentamente y apoya la cabeza en mi pecho antes de dormirse. Acaricio su espalda y apoyo mi nariz en su cabeza, oliendo el aroma de su cabello y cierro los ojos mientras me quedo en paz con Eugenia. No puedo creer que ella esta conmigo, quería tanto que estuviera conmigo todos los días y ahora tengo la familia que siempre quise. Las tengo a ellas y hare lo que tenga que hacer para cuidarlas.

Más tarde, Eugenia sigue durmiendo y me aparto con cuidado para poder levantarme sin que ella despierte, salgo de la habitación y cuando estoy por llegar a la cocina, se escucha mi celular y atiendo rápidamente para que ella no se despierte, sin siquiera a mirar la pantalla.

–¿Hola?

Hubo un silencio del otro lado del teléfono y vuelvo a hablar, al rato solo obtengo una respiración y mi rostro cambia al saber de quien se trata. Miro hacia mi habitación, asegurándome de que Eugenia no salga y escuche.

–¿Qué mierda quieres Eduardo? Se que eres tu.

Al segundo escucho una risa y aprieto con fuerza mi mano, este se está buscando que lo mate.

–Espero no molestar su bellísimo momento.

–¿Para eso llamaste? ¿Tan patético eres?

–Quería asegurarme que tan alto estabas para saber que tan duro caerás. Porque sabes que este maravilloso momento que estás disfrutando no dudara mucho tiempo.

–No voy a dejar que ganes, hijo de puta. No me vas a separar de ellas.

–Me conoces bastante Rafael, ya lo hice una vez. ¿Piensas que no lo volvere a hacer?

ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora