Capítulo 1: A quien ame

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Había pasado otra semana más, en donde el castillo de la Legión se había mantenido con las puertas cerradas, metafóricamente hablando

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Había pasado otra semana más, en donde el castillo de la Legión se había mantenido con las puertas cerradas, metafóricamente hablando.

Los soldados no salían si no era para entrenar, nadie se alejaba del castillo y las guardias nocturnas se retomaron.

Esto de debió a que el comandante Erwin, sospechaba que algún agente de la MRB podría entrar para llevarse a Daira, y no iba a permitir eso de ninguna forma.

Tres soldados especiales caminaban afuera del castillo cortando unas cuantas flores de alrededor.

Mikasa, Armin y Eren, pululaban igual que abejas al rededor del castillo buscando flores de todos los colores que encontraban.

-¿No crees que un ramo es más grande y largo?- preguntó Armin mirando la decena de flores diminutas que sostenía Mikasa en sus manos.
-Estas apenas miden unos centímetros-

-No hay flores más grandes aquí, Armin- respondió Eren mientras arrancaba dos flores azules del pasto.

-Eren, estas flores no caben en una maceta- habló Mikasa. -Se hundirán-

Eren rodó los ojos y le dió dos flores más
-Las pondremos en un vaso pequeño-

Armin sonrió.
-Supongo que la intención es lo que cuenta- dijo para luego arrodillarse junto al castaño y cortar flores con él.
-¿Crees que le gusten?-

-Esa no es la pregunta- negó Mikasa. -¿Crees que llegue a verlas sin un microscopio?-

-Muy graciosa, Mikasa- gruñó Eren mientras sus amigos reían a sus espaldas.
-Si le van a gustar-

-¡Eh, ustedes tres!- la voz de un conocido los hizo girar la vista hacia atrás para ver a Jean acercarse con un rostro irritado.
-¿Qué están haciendo aquí?-

-Cortamos flores para regalárselas a la agente Earhart y ponerlas en su habitación- respondió Armin, aún de rodillas.
-¿Nos ayudas?-

-¿Eh?... ¡No!- gruñó el castaño cobrizo mientras cruzaba los brazos.
-¿Por qué hacen eso?, esas flores son muy pequeñas-

Eren resopló irritado.
-¡Que no hay flores mas grandes aquí cerca!-

-Anda, Jean- sonrió Armin.

-Si nos ayudas, le diremos a la agente que también es un regalo de tu parte- propuso Mikasa.

Jean abrió los ojos al reconsiderarlo y se sonrojó notablemente.
-B~Bien, pero no le digan a nadie más que a ella- respondió antes de agacharse y ayudar a arrancar más colores de flores pequeñas.

Mientras tanto, en el interior del castillo, Levi miraba a esos niños por la ventana de su oficina, sin hacer nada más.

Un par que toques lo hicieron suspirar de cansancio, pues quería estar solo.
-Adelante-

D E S C O N T R O L | LevixreaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora