D E S C O N T R O L | Levixreader

Capítulo 24: Los gritos de la neblina

El viaje fue sin duda muy interesante para todos, excepto para Daira... ah, corrijo, Jennell Weber. 

Mientras todos habían mantenido la atención en Hanji y una roca, que resultó ser un fragmento de la piel endurecida de la titán hembra, Jennell no podía dejar de pensar en Mike, y cuando llegaron a la iglesia, subieron a la fuerza al pastor Nick que tanto deseaban interrogar.

Pasó un buen rato antes de que Levi se girara hacia su novia y la tomara de la mano para llevarla con él, ya que se quedarían en la segunda parada que hicieron.

-¿No iremos a buscar a Mike?- pregunta la rubia.

-No podemos ahora, Jennell, será por la mañana- dice Hanji entrando a los arcos de la entrada. Era una construcción muy amplia de un solo piso.
El patio delantero estaba lleno de baúles con armamento militar, y dentro esperaban a los capitanes.

Mientras Jennell se acercaba a la puerta, bajó la vista y recordó cuando Mike se despidió de ella apenas con una mirada antes de salir de emergencia con su escuadrón y parte de los reclutas.

Se detuvo en seco y Levi abrió los ojos al sentir el ligero tirón en su mano. Se giró hacia ella y alzó una ceja, serio.

-¿A qué esperas?-

Jennell tragó saliva. Tenía una sensación de malestar en su pecho y estómago que interpretó como un mal presentimiento.
Soltó la mano de Levi y dió unos pasos atrás.

-Perdón, pero tengo que ir- 

Levi frunció el ceño y negó avanzando hacia ella.
-Nada de eso, ven acá-

Jennell se alejaba mientras Levi insistía pero finalmente se detuvo.

-Oye, ¡hablo enserio!, no quiero que vayas- niega el pelinegro. Lentamente su rostro pasaba de uno molesto a uno triste. No quería que se fuera, tenía miedo de que algo le pasara.
-¡Daira ven acá, ya!-

-¿Chicos?- Hanji se asomó por el arco de la entrada, para ver la situación en la que Jennell ya tenía la magia en sus manos, lista para propulsarse hacia arriba, y a Levi con una mano extendida hacia ella, con miedo de que si se acercaba rápido, ella saliera volando.

-Tengo que ir... y si todo sale como se debe nos veremos en la mañana- responde la rubia dándole la espalda a sus compañeros.
-Perdón, yo no puedo esperar aquí-

-Daira...- llenó Hanji en un susurro mientras extendía su mano en su dirección cuando la chica despegó propulsada en el aura tan lumínica color rojo.

Levi sintió que se le iba el aliento al verla alejarse en dirección al cielo, tomando la diagonal en un viaje muy rápido hacia la búsqueda de su amigo Mike.

-¡Carajo!- maldijo tomándose de la cabeza.
-¿Por qué nunca me escucha?-

Jennell voló hacia la primera de las bases en donde Mike había reportado ir. Pero todo estaba oscuro y solitario. Tenía entendido que ahí habían estado los reclutas, sin embargo, al dirigirse hacia los baúles de afuera, encontró sus equipos de maniobra.

-¿No están equipados?- dijo al aire con el rostro preocupado.

Siguiendo el camino de tierra, pudo ver en el suelo los rastros en ella y las siguió a vuelvo veloz.

Hasta que minutos después, las huellas se dispersan y dividen.

Todas iban derecho, pero una se desviaba a la izquierda, y en esa dirección pudo ver a lo lejos una villa pequeña. Al parecer la más cercana a las murallas.
Recordó a Erwin anunciando con preocupación que los titanes habían entrado por una brecha.

Voló hasta aterrizar sobre estas calles laberínticas entre las casas, pero el panorama no era bueno en lo absoluto, pues la mayoría de estas eran solo escombros.

"Esta fue la villa que atacaron primero, estoy segura" Pensó.

De la nada, Jennell escuchó un grito de dolor. Su rostro palideció de miedo y comenzó a correr a lo que se supone, era la fuente de aquel grito. Pero al llegar, no vio absolutamente nada, solo más escombros y más oscuridad.

Era difícil ver durante la noche, pero la luz roja de la simbiosis, sostenida en su mano derecha le era suficiente para ver el camino. 
Avanzó unos pasos y volvió a escuchar la exacta repetición de ese grito.

Eso le hizo soltar su bólido de inmediato, pero este en lugar de desaparecer, se expandió como una bomba de humo roja, que cubrió la zona cual neblina.

Entonces pudo ver algo entre esta. Algo que terminó por asustarla del todo.

Habían cuatro titanes llendo hacia ella. Cayó de sentón y abrió los ojos como platos.

Espera... esos titanes no eran reales, eran una silueta exacta, formada por la neblina mágica. ¿Acaso estaba reproduciendo lo que había pasado?.

Estas siluetas de 5 a 11 metros, llegaron hasta un tejado y alzaron sus manos. Ahí pudo ver una silueta de tamaño más normal.
Se puso de pie rápidamente y corrió hacia el lugar, despegando de nuevo para llegar al tejado.

Era Mike, o una réplica de él, hecho de neblina.

Estaba mirando a los titanes.
Luego movió los labios, al parecer había dicho algo.
Luego lleva una mano a su boca. Al parecer chifló, solía hacerlo para llamar a su caballo.

Entonces, mira al frente durante unos segundos.

-Mike, ¿qué pasó?- pregunta Jennell alejándose unos pasos de la silueta de su amigo para luego mirar hacia atrás, en la dirección hacia donde él miraba. Puede ver un campo abierto, cubierto por la noche.
-¿Qué había ahí, Mike?-

Al girarse de vuelta, Mike parece ponerse alerta por un segundo. Entonces la neblina se mueve violentamente formando la silueta de un caballo que impactó contra el capitán.

El corazón de Jennell se detuvo por un segundo al volver a escuchar aquel terrible grito. Tapándose la boca con sorpresa, la neblina desapareció por completo, dejando solo el tejado destrozado de aquella casa.

-No puede ser- susurra Jennel volviendo su vista hacia el campo abierto.
-¿Quién lo hizo?- se pregunta mirando hacia atrás, en ese campo abierto por donde seguramente el caballo había llegado.
-El culpable estaba ahí-