Capítulo 22

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Bianca:

—¡Bianca!.—No importa cuando Adrian no deje de gritarme, no paro hasta que el me intercepta en la salida.

No lo miro.

—Bianca, las ordenes de Alessandro son llevarte a la mansión...

—Mi padre pago la deuda, no tengo que obedecer nada de él.

Tomo mi propio rumbo , escucho una disculpa de parte de Adrian y a los dos segundos Lucas está metiéndome en el coche, después de todo este tiempo y a pesar de que no debo luchar, lo hago, llamando la atención de las personas que hay en el hotel y a mi alrededor.

Me llevan al hotel y Adrian me traslada a la habitación, todo el camino observo los pasillos como si quisiera mantenerlo en mi mente, cada parte de la casa me la grabo en la cabeza hasta que veo la habitación de Alessandro y el baño.

El baño donde hemos follado más de una vez.

—No tengo nada que llevarme de aquí, Adrian.—Le digo al entrar a la habitación.

—¿Estas segura de eso?

Va a la cama y coge algo, cuando se vuelve hacia mi veo la ropa con la que vine.

—Creí que necesitabas esto.

Es mi ropa.

Lo sostengo en mis manos.

—Pedí que la lavaran bien y que se aseguraran de quitar todo el olor a sangre.—Me dice.

—Gracias, Adrian.

El sonrie.—Te dejare para que te cambies.

Sale de la habitación cerrando la puerta, me quito el vestido y me coloco la ropa con la que llegue a este lugar.

Salgo de la habitación y Adrian está esperándome.

—¿Vas a llevarme?

—Si gustas.

—Me encantaría.—Respondo.

—Entonces vamos..

Me conduce por el pasillo y me detengo cuando veo a Alessandro venir por el otro extremo del pasillo, está hablando por el móvil y al verme sus labios se cierran, sus ojos me ven de pies a cabeza y se da cuenta de la ropa que traigo, sin embargo al instante me ignora y pasa de largo ingresando a su oficina.

Me vuelvo hacia la puerta.

—Bianca...

Le muestro una sonrisa a Adrian.—No tardare.

El asiente y me deja, ingreso a la oficina de Alessandro, justo cuando a cortado la llamada, sus ojos me observan, él se me acerca.

—Finalmente decidiste venir.

—El secuestrarme se volvió costumbre por todos.

—¿Ya decidiste que llevarte?

—Tengo todo lo que voy a llevarme justo aquí.

Alessandro aprieta la mandíbula.

—Creí que no vendrías a la mansión.

Lo observo tragar saliva.—Yo también.

—¿Y qué haces aquí, Alessandro?

El no responde.

—¿Tiene que ver conmigo?

Su expresión cambia y sonríe con burla.—Claro que no.

Siento un dolor en la garganta, bajo la mirada y la vuelvo a subir.

Por Tres Meses (#2 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora