Por Tres Meses (#2 Hijos de la Mafia)

Capítulo 29

Bianca:

¿Qué demonios hace Alessandro Bertinelli aquí?

¿Y por qué sigo encontrármelo?

El brazo de Christiano rodea el mío y en frente de él me da un beso en los labios, uno al que no reacciono muy bien porque él está mirando.

Mi mente se pierde mientras el sigue diciéndole la increíble mujer que soy y no reacciono hasta que lo invita a cenar.

Y Alessandro...

—Por supuesto.—Dios mío.—Me encantaría acompañarte a cenar a ti y a tu preciosa novia.

Siento que esta noche se saldrá de control.

(*)

Voy a tomar asiento cuando Alessandro se me adelanta y me ofrece la silla a su lado.

—¿Me permite, señorita Bianca?

¿Señorita?

Trago despacio.—Gracias.

Tomo asiento y mis ojos se abren cuando lo veo sentarse a mi lado, Christiano ha tomado asiento en uno de los dos asientos que se ven de frente y yo estoy a su lado.

Demasiado incómodo.

—Espero que te guste el Spaghetti a la boloñesa, Alessandro.—Pronuncia Christiano.—Es el favorito de mi prometida.

Cada vez que dice prometida, Alessandro se tensa más y más.

—No lo sabia.—Dice mirándome.—Ella tiene muy buenos gustos.

Se está pasando de evidente.

Las azafatas de Christiano nos sirven los platos y el mismo Christiano pide un vino parar celebrar.

—No puedo evitar preguntar si tienen fecha para la boda.

Dios mío.

—Aun no.—Responde Christiano.—Acabamos de comprometernos, pero date por invitado ese día.

—Estoy seguro que será un día memorable.

Ya puedo imaginarlo entrando a la boda e impidiéndola, debería estar enojada por ese pensamiento, pero el corazón no hace más que acelerarse en mi pecho.

—Yo también.

Cenamos y ellos empiezan a hablar de negocios, las azafatas retiran los platos y los remplazan por el postre de panna cotta, cojo la cuchara, como un pedazo y casi me atoro con la gelatina.

Todo por sentir la mano de Alessandro debajo de la mesa, el sigue hablando y sus dedos se delizan por mi muslo, ingresa por mi falda y me acaricia por encima de las bragas.