Capítulo 36

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Bianca:

"Finalmente solos, Bianca"

Me quedo en shock, Christiano me mira con los ojos repletos de deseos, baja su mano y la ubica por mi cuello, llega hasta mi pecho y se detiene en mis senos, cubre con su pulgar mi pezón y hace círculos mientras se lame los labios.

El corazón me late muy rápido.

—Desde la primera vez que te vi. —Confiesa mirando mis pechos. —Deseo cogerte desde la primera vez que te vi.

Su mirada sube a mi rostro y sus manos bajan por mi abdomen, él se me acerca demasiado.

—Christiano..

—Quiero cogerte, Bianca. —Repite. —Tan duro, tan fuerte que lo recordaras por siempre.

No puedo más, cojo su mano y la aparto, me aparto de él pasando de largo, cierro los ojos y no me atrevo a mirarlo.

—Me he sentido mal estos días, te lo dije.

Finalmente me mira, tiene la mirada de pocos amigos.

—Christiano..

—He hecho caso a cada uno de tus caprichos. —Se acerca a mí. —hice esta fiesta por ti, para llegar a esto.

—¿Admites que solo lo hiciste porque quieres llevarme a la cama?

Él se queda sin habla.

—¿Solo por cogerme?

Aprieta la mandíbula y luego sonríe con disimulo.

—Serás mi esposa ¿No?

Error, ya soy la esposa de alguien más.

—Si, pero aun no lo soy.

—¿Qué es esto, Bianca?. —Me pregunta. —Serás mi mujer..

—Lo seré, aun no lo soy. —Le contradigo. —Chistiano, conoces mis creencias.

El alza las cejas.

—Y estoy seguro que con eso ya sabes que no voy a entregarme a ningún hombre antes de casarme.

"Dios estaría decepcionado de ti"

Confirmo.

—Tú..

—Sí, soy virgen. —Miento. —Crei que lo sabias, sabes que soy religiosa.

—No creí que te tomaras tan enserio tus creencias.

—Mi madre me crio así, no pienso desobedecerlas, fue su última voluntad.

Correción, mi madre estaría decepcionada.

Suspira luego de mirarme por varios segundos.

—De acuerdo..

Mi corazón se acelera.

El me coge de la cintura y me pega contra su cuerpo, siento un poco de miedo, pero entonces puedo volver a respirar.

—Así la espera valdrá más la pena.

Trago saliva. —Seguro que sí.

—Pero eso si..

Alzo las cejas.

—La noche de nuestra boda y nuestra luna de miel no te escaparas de mis manos. —Me asegura.

Su mirada es decidida

—Voy a hacerte mía. —Sus palabras fuertes y cargadas. —Serás mía, Bianca.









(*)








—Voy a matarlo..

—Alessandro. —Intento hablar. —Estoy bien..

—Realmente voy a matarlo. —Puedo escuchar su voz cargada de enojo a través del móvil.

—No.. si te avise es porque necesitaba hablar con alguien, solo contigo. —Cierro los ojos. —No logro nada.

—Lo intento.

—Eso no importa.

—¡Maldita sea!. —Gruñe.

—Alessandro..

—Es por esta mierda, es por eso que no dejo de pensar en eso. —Pronuncia sin cesar. —Y estoy cansándome, si el vuelve a tocarte juro que iré a matarlo con mis podrías manos.

—¿De qué hablas?.—Pregunto atenta a la primera frase.

El guarda silencio.

—¿De qué estás cansado?

—De esto.

El corazón se me acelera con miedo.

—Alessandro.. ¿Vas a...

¿Va a dejarme?

—Lo que iba a decirte en la fiesta era por esto, porque no soporto que otro hombre toque a mi mujer, a mi esposa. —Pronuncia, —Tu eres solo mía, Bianca, mía.

Me muerdo el labio, por muy posesivas que son sus palabras no puedo evitar que hay algo detrás.

Algo malo.

Y entonces...

—Huye conmigo.

Me quedo en blanco.

—¿Qué?

—Es lo que iba a decir en la fiesta.

Dios mío.

—Huye conmigo, Bianca. —Me pide. —Hazlo, vayámonos lejos, lejos de esta vida de mierda y seamos solo nosotros.

Por Tres Meses (#2 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora