CAPÍTULO 9: La carta

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 Cap 9. La carta

 Harry abrió el sobre cuidadosamente.

—¿Pero.. cómo? —el pelinegro no podía creerse lo que sus ojos veían. Era la foto de sus padres en perfecto estado, tal y como estaba el día anterior antes de que cierta serpiente la rompiera. Seguidamente volvió su vista hacia el sobre y se dio cuenta de que aún había algo adentro. —¿Una carta? —se preguntó a si mismo. El joven tomó esta en sus manos, y efectivamente era una carta.

  Hola Potter, se que lo que hice ayer no estuvo bien, y espero que no me guardes rencor por ello. No sabía que lo que tenía en mis manos era una foto de tus padres, como ya te dije creí que era una simple carta. Como ya te habrás dado cuenta, la he arreglado y ha quedado como nueva. Espero que estes bien.
 
                                                                D.M

 En ese mismo momento, un montón de preguntas empezaron a pasar por la mente del joven en cuestión de segundos. ¿Cómo la había podido arreglar? ¿Cómo había entrado a su dormitorio sin haber sido visto por nadie? ¡¿Draco Malfoy le acababa de decir que esperaba que estuviese bien?! ¿Debería responderle? ¿Debería agradecerle? Por Merlín, ¿cómo le iba a agradecer por algo así? Y así, mientras el pelinegro se atormentaba a si mismo con un millón de preguntas, no se dio cuenta de que sus mejillas habían tomado un tono rosado que perduró hasta que Ron irrumpió en el dormitorio.

 —¿Harry estas aquí? —preguntó el pelirrojo mientras entraba repentinamente en la habitación. El pelinegro se sobresaltó ante la repentina entrada de su amigo al dormitorio.

 —Anda, ahora eres tú el que me asusta con su presencia hoy —dijo Harry entre risas mientras guardaba la foto y la carta en su bahúl

 —¿Eh? ¿A qué te refieres? —preguntó el pelirrojo confundido
 
 —Hoy te llevaste un buen susto al entrar y verme en el dormitorio, no me lo vas a negar —dijo el joven aún riendo
 
 —De verdad, no se a qué te refieres Harry —dijo su amigo aún más confundido— Si hoy no nos hemos visto en el dormitorio en todo el día, te levantaste a las cinco de la mañana, ¿no te acuerdas? —explicó el joven pensando que su amigo probablemente se había confundido de día.

 Y en ese mismo momento, una de las preguntas de Harry pareció obtener una respuesta. Una sonrisa divertida se dibujó en la cara del joven, que por fin podía atar cabos. Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta que su amigo le había preguntado algo hasta que este empezó a sacudir su mano lentamente delante de la vista del pelinegro, haciendole volver a la realidad.

 —Harry, de verdad. No se que te pasa estos días pero estas más distraído y raro que Ginny enamorada de Diggory —dijo el pelirrojo haciendo reir a su amigo y a si mismo.— Te he preguntado que si ya estas listo para ir a entrenar.— Harry se disculpó y asintió, ambos chicos tomaron sus escobas, para luego bajar a su sala común e ir todo el equipo junto a entrenar. El pelinegro no tenía planeado contarle a su amigo sobre lo sucedido con relación a la carta del rubio, al menos, no por el momento.

 —Asi que hoy no has ido a los dormitorios antes de ir a clase —comentó Harry casualmente mientras se dirigían al campo de quidditch
 
 —No, me daba mucha pereza tener que volver a subir después de desayunar asi que ya llevé mi libro conmigo al bajar —explicó el pelirrojo

 —Es verdad, a propósito, ¿Por casualidad has visto hoy a Malfoy? Extrañamente no estuvo hoy en la pelea ¿Te lo puedes creer? —preguntó el joven intentando sonar lo más casual posible para no levantar sospechas, aunque nadie sabía siquiera algo del tema.

 —Pues ahora que me lo recuerdas, hoy a primera hora cuando estaba yendo a clase nos cruzamos y éste me chocó "accidentalmente". Y digo accidentalmente entre comillas porque ambos ya sabemos que ese idiota nos tiene en el punto de mira y hace todo lo posible para intentar hacernos ver mal —explicó el pelirrojo cerrando sus puños fuertemente. Si a todos los leones el rubio les caía mal, a Ron era el que más.

 —Pues sí —Fue lo único que comentó el pelinegro, porque en su mente rondaban otros temas totalmente distintos.

 El Ron que había visto hoy, no era precisamente su amigo. Era el rubio que probablemente había tomado una poción multijugos para poder entrar en los dormitorios sin sospechas y tomar el otro pedazo de foto para arreglaro. —Y por eso, al entrar en el dormitorio y verme se sobresaltó y se puso extrañamente nervioso, porque no esperaba encontrarme allí —se dijo Harry a si mismo. Y aunque le había roto la foto accidentalmente, el joven pensó que en realidad fue un bonito acto por su parte habersela jugado haciendo todo eso simplemente para arreglarsela. Algo que precisamente nunca esperaría sobre el rubio.

 Los leones, luego de dos horas entrenando, volvieron cansados a su sala común. Esta vez, Harry debió admitir que al tener la cabeza en otro sitio no jugó tan bien tal y como él solía hacerlo. Por alguna razón, no podía dejar de pensar en el rubio y la carta que este le había enviado.

 —¿Qué tal el entrenamiento? —preguntó Hermione a sus amigos que se sentaban junto a ella

 —Bueno, podría haber estado mejor —dijo el pelirrojo dedicandole una mirada a Harry, dándole a entender que este no había estado tan bien

 —Ya te he dicho que no se que me pasa Ron, creo que es cansancio acumulado —se excusó el joven —Pero descansaré mucho y estaré más que listo para el partido —afirmó este con una sonrisa

 —Pues yo creo que es algo más —dijo su amiga Hermione sorprendiendo a ambos chicos. Y sin darle más vueltas al asunto, esta se levantó, dio sus buenas noches y se fué a su dormitorio.

 
 

¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐌𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐀𝐒? | 𝐃𝐫𝐚𝐫𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora