CAPÍTULO 3: Sorpresas

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Cap 3. Sorpresas

 
 —Hola Potter —saludó fríamente el rubio— No te creas que me he sentado aquí por gusto ni mucho menos —dijo este mirandole con desprecio—.

 —Me da totalmente igual lo que hagas con tu vida, Malfoy —contraatacó Harry, mientras rápidamente apartaba su vista hacia otro lado. No podía creerse lo que estaba viviendo. No podía creerse que de toda una casa justamente él tenía que ser prefecto, y muchísimo menos que este se sentara a su lado. No tenía miedo, pero todo esto le producía una sensación que hacía que todos sus organos se estremecieran. Ya había pensado en la pequeña posibilidad de que el rubio fuera prefecto hacía unos días, pero descartó la idea porque realmente no quería aceptarlo.

 Una voz masculina le sacó de sus pensamientos.

—He oído que el primer partido de Quidditch del año será de Slytherin contra Gryffindor, ya que el año pasado quedasteis empatados ¿Vosotros ya lo sabiais? —preguntó el chico de Ravenclaw, ganando la atención de todos los jovenes que se encontraban en el vagón—.

 —Si es así, ya podeis iros haciendo la idea de perder, leones de tercera categoría —dijo Pansy competitiva, mirando a los dos chicos de Gryffindor —Si empatamos el año pasado fue por pura casualidad, y porque nuestro mejor jugador estaba fuera de juego por una lesión —chuleó esta ganandose así una mirada de odio por parte de Malfoy—.

 —¿Cómo que mejor jugador fuera? —rabió el rubio— Se sabe a leguas que yo soy el mejor jugador de Slytherin, Pansy. Nadie busca la Snitch mejor que yo, y gracias a mis habilidades hemos ganado decenas de partidos —afirmó el joven, acomodandose el traje que llevaba—.

 El vagón se llenó de risas ante la reacción del chico, el cual todavía se enfadó más al ver que los demás jovenes se estaban riendo de él, excepto Potter, que simplememte los observaba.

 —Pues Potter es el mejor buscador de la escuela, y nadie tiene dudas sobre ello —escuchó el pelinegro de la chica que se sentaba junto a él— Y no perderemos, muchísimo menos contra unas serpientes tontas ¿Verdad Harry? —la chica tomó su brazo mientras cierto rubio los miraba fijamente—.

 —¿Eh? —balbuceó este un poco nervioso y perdido en la situación— Ah, yo no creo que sea el mejor.. hago lo mejor que puedo.. y.. —se excusó nervioso, pero antes de poder acabar lo que quería decir, Pansy le cortó—.

 —Oh vamos Potter, ¿Podrías dejar de ser tan modesto por una vez? "Yi higi li mijir qui piidi" —se burló la chica repitiendo sus palabras con una voz estridente— No hace falta que des explicaciones, porque ya sabemos que no eres el mejor —atacó mientras fulminaba con la mirada a Lavander.

 —De verdad Pansy, no quiero malos rollos. Olvídalo —pidió Harry con cara suplicante. En ese momento sintió como la mirada de alguien se clavaba en él, y aunque tenía una gran necesidad de volverse hacia este, se contenía mirando fijamente el suelo.

 Harry no sabía cuanto rato estuvo así, aguantando las ganas de volverse hacia la persona; pero para él, los pocos segundos que fueron, le parecieron una eternidad. Por suerte, Lavander decidió salir al pasillo del tren el cual ya estaba rumbo a Hogwarts, y seguido de ella, el rubio que tenía al lado junto a Pansy. Finalmente pudo relajarse y recapacitar de todo lo que había sucedido. Poco después, se levantó y se fue al vagón en el cual sus dos amigos se encontraban hablando; habían visto a Lavender fangirleando con otras chicas sobre el hecho de ser prefecta y no se lo podían creer.

 —Asi que ya os habeis enterado —dijo Harry dejandose caer sobre el asiento del vagón— Y no os imaginais quien más lo es —suspiró el chico. Los chicos empezaron a hablar, mientras Ron empezaba a comer chocolates y dulces que se ve que ya había traído preparados desde casa.

 — Bueno, ellos son prefectos de Slytherin Harry, no te los tendrás que cruzar por la noche ya que ellos estarán cerca de su respectiva casa, así que no te preocupes por eso —dijo Hermione en un intento de consolación—.

 — Ya, pero dejando eso de lado, además de verles en clase también los tendré que ver en las reuniones, Mione —comentó Harry bastante desanimado— Aunque, pensandolo así ya tendré una excusa para poder salir de noche y hablar con Sirius, ya que en nuestra sala común sería correr demasiados riesgos de que me vean —pensó el chico finalmente alegre sobre la situación.

 — Aun azi debedas uzar la capha Haddy —dijo el pelirrojo con la boca llena de comida, pero pensativo. Harry rio ante la situación, Hermione ya se estaba subiendo por las paredes; no soportaba que la gente hablara con la boca llena, era algo que le superaba.

 — ¡Por Merlin Ron! ¡No seas guarro y traga antes de hablar! ¡Cuantas veces te tengo dicho que no me apetece ver lo que estas masticando! —exclamó la chica cubriendose la vista y volviendose hacia otro lado riendo, mientras que los otros dos chicos hicieron lo mismo y los tres se desataron en carcajadas.

 — Bueno chicos, ya estamos a punto de llegar y ya debería estar en mi vagón de nuevo, o me echarán la bronca —comentó el pelinegro antes de levantarse e irse hacia su respectivo vagón— Nos vemos luego, ¿vale? —ambos chicos asintieron y Harry se dirigió hacia su vagón, en el cual solo se encontraba la chica de Ravenclaw sentada leyendo un libro. Harry se sentó en su respectivo sitio y miró por la ventana. Un paisaje hermoso veía pasar, montañas y cumbres nevadas, y a veces, algún zorro blanco entre los pinos en busqueda de alguna presa que cazar.

 La puerta del vagón se abrió. El rubio entró y extrañamente se sentó junto al joven otra vez. El pelinegro estaba totalmente desconcertado, habían literalmente 6 espacios libres para sentarse, y este lo hizo junto a él. — ¿Por qué? —se preguntó. El chico empezó a sentir una sensación en su estómago, una sensación que hacía años no sentía; esa misma sensación que tuvo exactamente 5 años atrás, cuando llegó a Hogwarts por primera vez. Harry nuevamente sentía la gran necesidad de mirarle a la cara, con la excpeción de que esta vez no se resistió y lo hizo—.

¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐌𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐀𝐒? | 𝐃𝐫𝐚𝐫𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora