CAPÍTULO 37: Rabia

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Cap 37. Rabia

—Draco  —le llamó su amigo por cuarta vez— Por favor, cuéntame qué pasó

—Déjame Blaise —respondió la fría voz del rubio aún cubriéndose con la sábana de su cama

—De verdad, no puedes quedarte aquí para toda la vida —se quejó la voz preocupada, que insistía en establecer una conversación con él— Venga por favor

 ‍Aunque carecía de las ganas de hacerlo, gracias a la insistencia del chico, el rubio finalmente se destapó y se sentó sobre su cama, mostrándole así a su mejor amigo la terrible cara que llevaba. Ojos rojos y sin el brillo que tanto les caracterizaba que expresaban claramente las horas entre lágrimas, unas pesadas bolsas debajo de estos mostrando una expresión decaída, y un cabello totalmente revuelto, para nada común en el chico.

—Draco.. —balbuceó su amigo al verle, sin resistirse a rodearle con sus brazos para fundirse en un cálido abrazo, del cual el rubio no trató de zafarse como habría hecho en otras circunstancias— ¿Qué pasó?

—Nada.. Simplemente he sido un estúpido Blaise —murmuró el joven aún hundiendo su cara en el hombro de su mejor amigo— No debería haberle dado tantas vueltas al asunto, hice las cosas mal y me han jodido por mi culpa

—¿Carar-..?

—Sí, pero ni menciones a ese imbécil —le cortó rápidamente separándose finalmente, con una mirada oscura— Todo lo que hayas podido interpretar sobre mi y ese cabrón; olvídalo

—¿Por su culpa estas así? —preguntó el moreno con rabia— Por... ¿Lo de ayer..?

—Es un idiota —respondió este en el mismo tono— Pero fue mi culpa, me dejé engatusar, así que no quiero saber nada de él ¿Entendido? Ni de él, ni de la tonta comadreja ni de la maldita sangre sucia —zanjó—.

 ‍Sin más explicaciones, así fue como el rubio empezó a evadir cualquier contacto con el azabache que no fuera con intenciones de putearle, incluyendo el asistir a las clases que tenían juntos. A su vez, el moreno intentó mantener las distancias con el pelirrojo, ya que prefería muchísimo más ver a su mejor amigo bien otra vez antes que cualquier tipo de relación ajena.
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—¿Qué tal tus padres, Potter? —escupió el rubio con asco al verle pasar camino al gran comedor, haciendo estallar en risas a las serpientes que caminaban junto a él.

 ‍Aunque pretendía sonreír ante la broma que acababa de hacer delante de sus compañeros, su ojos reflejaban total oscuridad, pues toda su felicidad interior se había consumido, y por fortuna o por desgracia, nadie parecía prestarle atención a detalles como ese, así que nadie realmente sabía como se sentía por dentro; ni siquiera su propio mejor amigo.

 ‍Normalmente, las bromas para molestar al azabache solían ser tonterías sin pretensiones de hacerle sentir demasiado mal; únicamente pullitas para llamar su atención y verle esa cara de enfado que tanta gracia le hacía. Pero desde el día en que su mundo pareció derrumbarse gracias a la puñalada por la espalda que Harry le dio, todo cambió. Sus objetivos principales eran poder devolverle todo el dolor que le había hecho sufrir, sin importar cuan lejos llegaran sus palabras.

—Ah no, es verdad. Que la sangre sucia y el traidor murieron por tu culpa —agregó, dejando a esta vez a todos en silencio— Patético

¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐌𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐀𝐒? | 𝐃𝐫𝐚𝐫𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora