¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐌𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐀𝐒? | 𝐃𝐫𝐚𝐫𝐫𝐲

CAPÍTULO 10: Último entrenamiento

Cap 10. Último entrenamiento

 Luego de negarselo a su amigo y asegurarle que era solo cansancio, ambos chicos se fueron a sus dormitorios a dormir.

  ¿Se habrá dado cuenta de algo? fue la última pregunta que el pelinegro se preguntó a si mismo antes de quedarse dormido. Esta vez, el joven durmió placidamente, sin ninguna pesadilla.

 
 —Oye Harry  —escuchó este en la lejanía mientras aún tenía sus ojos cerrados —Despierta —dijo el pelirrojo mientras sacudía a su amigo para que se despertara

 —Mmm —murmuró el joven mientras se tapaba con la sábana roja, cosa que su amigo no le dejó hacer, haciendole así abrir los ojos

 —Dijimos que ibamos a ir a desayunar juntos —se quejó su amigo —Asi que arriba que me estoy muriendo de hambre

 Harry lentamente tomó las gafas que tenía sobre su mesita de noche al lado de su cama, se sentó y estiró un poco. La verdad que esta noche había dormido muy bien y se sentía muy a gusto.

 Pocos minutos después, ambos chicos ya se encontraban en el comedor, junto a Hermione que como siempre ya se había levantado veinte minutos antes.

  —He oído que es muy probable que nos pongan un castigo a ambas casas por lo que pasó ayer —dijo la chica mientras se llevaba una tostada con mermelada a la boca

  —Pero si ya nos castigaron ayer sin poder salir, y que más —dijo el pelirrojo de mala gana, comiendo su usual bocadillo de jamón y queso

 —Lo de ayer no fue un castigo como tal Ron, simplemente nos separaron para no hacer más tonterías —explicó su amiga

 —Pues sea lo que sea espero que no este relacionado al partido de mañana —dijo el pelinegro con una mueca

 
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 Esa mañana pasó extrañamente rápida para Harry, el cual ahora solo tenía en mente el partido que jugarían mañana en la mañana. O eso, al menos, era lo que él se intentaba hacer creer a si mismo, porque en el fondo, sabía que había una persona que no podía salir de su cabeza, que por mucho que lo intentara, siempre estaba allí.

  Luego de clases y almorzar, el equipo de leones fue a entrenar. El último entrenamiento antes del partido, podría decirse que fue el más intenso de todos. Todos jugaron como si de un partido real se tratara, y esta vez Harry lo hizo muchísimo mejor que el día anterior. Al acabar, todos se sintieron muy satisfechos; estaban totalmente seguros de que les ganarían a esas tontas serpientes, y finalmente podrían retomar todos los puntos que habían perdido por su culpa.

  —¿Ves que era todo cuestión de descansar? —dijo Harry orgulloso a su amigo

 —Si mañana jugamos igual de bien o mejor de lo que hemos hecho hoy, ya te digo yo que esos idiotas no verán ni un punto —exclamó su amigo mientras alzaba su cabeza orgullosamente

 —Yo no estaría tan seguro de eso, tonta comadreja —les sorprendió uns voz detrás de ellos, seguido de risas. Ambos chicos de giraron

 —¿Y luego tu nos llamas entrometidos a nosotros? Estúpida serpiente —respondió el pelirrojo lleno de rabia

 —¿De verdad crees que nos ganareis en el partido de mañana? ¿Sabes? En el fondo, me das pena. ¿No te da vergüenza tener que volar en esa baratija delante de toda la escuela? —dijo el rubio pretendiendo sonar solidario haciendo al pelirrojo rabiar y a sus dos amigos reír —Supongo que ya estarás acostumbrado a vivir así. Usando ropa de antaño más que usada y baratijas como la escoba que tienes. Pero bueno, ya se sabe que los Weasley son conocidos por tener más hijos de los que realmente pueden manter —escupió la serpiente con odio.

 Al pelirrojo casi le salía humo por las orejas, su cara había tomado el color de un tomate y este apretaba sus puños con fuerza —Jamás vuelvas a hablar sobre mi familia —fue lo único que llegó a decir antes de abalanzarse sobre el rubio para empezar a golpearle. Rápidamente Harry lo tomó por debajo de ambos brazos y lo alejó del rubio, al cual solo le sangraba la nariz y sus amigos le trataban de ayudar a levantarse, aunque este no les dejó y se levantó solo, bufando rabioso. Ron intentaba soltarse con todas sus fuerzas para volver a atacar, pero Harry aún le tenía fuertemene cogido por los brazos.
 
—Asquerosa y sucia comadreja —escupió el rubio mientras miraba fijamente al pelirrojo — Te juro por Merlín que como me vuelvas a poner una de tus sucias mano encima no vivirás para contarlo —amenazó este furiosamente y haciendo una mueca de asco

 —Ron, por favor, ignórale —pedía Harry mientras intentaba sostenerlo lo más posible —Simplemente quiere llamar la atención, y no se la merece —Ron pedía que le soltara, rabioso ante las palabras del rubio, pero poco a poco se fue quedando más quieto al ver a este alejandose lentamente

 —Mañana cuando perdáis, no os quiero llorando y suplicandole a Dumbledore una revancha ¿Eh? —fueron las últimas palabras del rubio, antes de que saliera del comedor junto a sus dos amigos

 —¡Más quisieras, idiota! —exclamó Harry finalmente soltando a su amigo

 —Si no me hubieras detenido, te juro que lo dejaba en coma —dijo Ron, aún rojo y rabioso

 —Ron, de verdad. Tienes que aprender a controlarte, porque si yo no hubiera estado ahí probablemente mañana ya habrías sido expulsado por comportamientos agresivos hacia otros estudiantes —Pidio Harry —A veces a mi también me dan muchísimas ganas de tirarles un Crucio, no te lo voy a negar, pero soy consciente de todos los problemas que vendrían junto a esa acción y que simplemente todo lo que dice ese bocachancla lo hace para llamar la atención —explico Harry poniendo su brazo sobre los hombros de su amigo —Simplemente ignórale y estoy seguro que algún día se cansará de hacerlo ya que no consigue nada con ello

 —Tienes razón Harry, pero ya te digo yo que me costará eh —Dijo su amigo, esta vez más calmado

 —Vamos a comer algo venga, que hoy tenemos que descansar mucho para estar listos mañana —sugirió el joven con una sonrisa. Y así, ambos chicos adelantaron su cena y luego se fueron a dormir. Un intenso día les esperaba en unas pocas horas.