Cap 13. El castigo
Ese fin de semana se les pasó muy rápido a los jovenes. El Sábado, habían ido a pasar el día a Hogsmeade, donde pasearon, tomaron la famosa cerveza de mantequilla de la señora Rosmerta en Las Tres Escobas, y Hermione compró una pluma negra y dorada en La Casa de las Plumas. El Domingo, en cambio, se quedaron en su sala común haciendo todos los deberes que los profesores les habían dado, leyendo y jugando ajedréz.
El Lunes, a primera hora de la mañana, unos golpes en la puerta de la habitación de chicos despertó a los jóvenes en esta. Seguidamente, dos jovenes pelirrojos entraron.
—Acabamos de oír algo que no os gustará —afirmó uno de ellos
—A no ser que os guste, entonces si os gustará —agregó el otro
—Exacto. Pero si no se lo contamos no sabremos si les gustará o no ¿Verdad? —volvió a decir el joven
—¡Decidlo ya, pesados! —exclamó Ron de mala gana ya que le habían despertado
—Bueno.. ¿Lo dices tu o lo digo yo? —preguntó nuevamente el pelirrojo. Harry meneó la cabeza—Lo decimos a la vez. Pues hemos oído que los profesores han decido poneros un castigo y seguramente os lo digan hoy —dijeron ambos jovenes al unísono y seguidamente reírse
—¿Cómo lo sabéis? —preguntó Neville con ojos como platos. Ambos pelirrojos pusieron cara de misterio y empezaron a alejarse lentamente hacia la puerta nuevamente—Nosotros lo sabemos todo.. —fue lo último que dijeron antes de salir por la puerta y empezar a reírse al ya cerrarla
—¿Vosotros creeis que es verdad? —preguntó Seamus aún sentado en su cama
—Hermione ya nos dijo que era probable que nos pusieran un castigo, asi que seguramente —explicó Harry —Pero ya lo veremos nosotros mismos
Todos los jovenes se fueron levantando y preparando para ir a desayunar. Harry fue el último en ducharse y le dijo a su amigo Ron que no hacía falta que le esperara ahí y que bajase a desayunar
—Pero guárdame unas tostadas, no te las comas todas ¿Eh? —dijo Harry a su amigo que salía riéndo de los dormitorios.
El pelinegro tomó su varita, su libro de pociones y bajó a desayunar, pero en el camino una chica le paró
—Oye Harry, tenemos que hablar —dijo esta. Harry paró y asintió para que continuara hablando
—Esta semana he estado haciendo yo los turnos de vigilancia, asi que esta te toca a ti. —Afirmó Lavander —Podemos irnos turnando cada semana uno, porque ir haciendolo un día tu, un día yo y sucesivamente será muy confuso
—De acuerdo, pues entonces lo hacemos así —el chico le regaló una sonrisa —Si ya es todo, me voy a desayunar que me muero de hambre —se despidió el chico y bajó al Gran Comedor donde sus amigos ya le esperaban.
—¿Me habeis dejado algo? —preguntó el pelinegro mientras se sentaba y observaba lo que quedaba en la mesa
—Obligué a Ron a dejarte dos tostadas, porque casi se las come —dijo la chica mientras se reía
—Y eso que te dije que me dejaras algo, que cara dura eres amigo —dijo Harry mientras se hacía el ofendido —Pues ahora ya no te avisaré cuando esten dando postre que haya sobrado en la cocina
—Lo que quieras menos eso —pidió el pelirrojo suplicante haciendo reir a sus dos amigos.
Al terminar de desayunar, los tres amigos se fueron juntos a su clase de pociones.
Harry se sentó junto a Ron, y Hermione junto a una chica que no tenía con quien sentarse y le daba vergüenza estar sola. Para la mala suerte de los chicos, esa clase era compartida junto a los Slytherin, con los cuales compartían miradas de odio casi todo el tiempo, y en algunos momentos no solo miradas. Harry pasó su vista por toda la clase, pero sus ojos se detuvieron en la cabellera de un rubio, que se sentaba junto a otro joven tres filas por delante a su izquierda.
Pero en cuestión de segundos, la puerta de la mazmorra en la cual se impartían las clases de pociones se abrió repentinamente y Snape entró, haciendo a Harry volver su vista hacia él, pero este no iba solo. La profesora McGonagall y Dumbledore entraron junto a él y se quedaron de pie en frente de toda la clase, la cual estaba en completo silencio.
—La profesora McGonagall, Snape y yo tenemos que haceros un comunicado importante —dijo Dumbledore después de aclarar su voz.
—Como algunos ya sabréis, este año parece ser que no hay manera de que Slytherin y Gryffindor os lleveis bien. Una sola semana de clases y ya han venido varios alumnos a quejarse de vuestras actitudes a mi despacho. Desde faltas de respeto y amenazas a todas horas, hasta peleas físicas e incluso un intento de duelo mágico —afirmó la profesora meneando su cabeza a modo de negación— Y es algo que ninguno de nosotros aceptará en esta escuela. Asi que hemos llegado a una conclusión, y tomaremos medidas.
Todos los jóvenes se miraron entre si, un tanto asustados. Harry se temió lo peor, y parece que no fue el único.
—¡¿Nos quedaremos sin la posibilidad de jugar partidos?! —preguntó un joven alarmado. Ambas casas habían tenido el mismo pensamiento, y la idea de que se quedaran sin la posibilidad de jugar les aterraba.
—No. Ningun partido u entrenamiento será suspendido por esto. —Afirmó Dumbledore y todos los jóvenes suspiraron aliviados. —Hemos tomado la decisión que, a partir de hoy en adelante se os otorgará un compañero de trabajo fijo hasta fin de año de vuestra casa opuesta, sin oportunidad de cambio, ya que nosotros los elegiremos.
Todos los jovenes en la mazmorra ahogaron un grito y en segundos todo eran quejas.
—Y el alumno que oponga alguna queja, hará que su respectiva casa quede fuera de juego de La Copa de las Casas —afirmó Snape, haciendo a todos los estudiantes callar de golpe. Harry y Ron compartieron caras de disgusto, y luego miraron a Hermione la cual hacía lo mismo.
—Aquí tengo la lista, asi que cuando escucheis vuestro nombre os sentareis junto a la persona que nombre ¿Entendido? —dijo McGonagall desenrrollando un largo pergamino —Por vuestras caras veo que si, asi que empecemos.
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¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐌𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐀𝐒? | 𝐃𝐫𝐚𝐫𝐫𝐲
Fanfiction❝¿𝐏𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́ 𝐦𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐬?❞ 𝖾𝗌 𝖺𝗅𝗀𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝖧𝖺𝗋𝗋𝗒 𝗌𝗂𝖾𝗆𝗉𝗋𝖾 𝗁𝖺 𝗊𝗎𝖾𝗋𝗂𝖽𝗈 𝖾𝗇𝗍𝖾𝗇𝖽𝖾𝗋. 𝖯𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗂𝖼𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝗅𝖺𝗌 𝖺𝗉𝖺𝗋𝗂𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺𝗌 𝖾𝗇𝗀𝖺𝗇̃𝖺𝗇, 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗍𝗈𝖽𝗈 𝖾𝗌 𝗅𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝖺𝗋𝖾𝖼𝖾; 𝗒...