Epílogo

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*15 años después*
 
—¡Tío!  —exclamó el pequeño rubio corriendo rápidamente hacia el moreno, saltando ágilmente a sus brazos
 
—¡Feliz cumpleaños, pequeño! —felicitó el hombre con una gran sonrisa, intentando mantener el equilibrio con el niño encima suyo
 
—¡Scorpius! —exclamó Harry llamando la atención del rubio— No seas tan bruto hijo, que casi le haces caer
 
—Pero hace mucho que no le veía papi —se quejó el chico abrazando al moreno aún más fuerte
 
—No pasa nada Harry, si a mi también me hace mucha ilusión verle —dijo este con una sonrisa— Además, dentro de poco ya no podré hacerlo más.. Que hay que ver lo rápido has crecido ¿Eh?
 
El pequeño rió ante el comentario de su tío, y una vez de vuelta en el suelo recibió con muchísima ilusión el regalo que le había traído por su séptimo cumpleaños
 
—¿Blaise? —preguntó una voz saliendo de la cocina
 
—¡Draco! —exclamó el susodicho extendiendo los brazos hacia este, fundiéndose ambos en un abrazo
 
—Creí que no vendrías, cabrón —dijo el rubio con una sonrisa, separándose de este— Ya te vale
 
—¡Papá, papá! —gritó el pequeño exaltado— ¡Mira lo que me ha regalado el tío Blaise!
 
—¿Una Nimbus 2009? —preguntó sorprendido el padre de la criatura— Que bueno, ¿No? Supongo que ya le habrás dado bien las gracias..
 
—¡Si! —exclamó este corriendo con la escoba torpemente hacia el interior de la casa— ¡Voy a enseñársela a Rose y a Josh!
 
—Te dije que no se la compraras —dijo Draco con una media sonrisa cuando el niño ya estaba dentro de la casa
 
—Se la íbamos a regalar por navidad, pero veo que te nos has adelantado —comentó el azabache con una risa llegando al lado de su esposo, abrazándole por la cintura— Pero gracias, la disfrutará un montón
 
—No hay de que hombre —dijo el moreno con una amplia sonrisa— ¿Y las chicas qué tal? ¿No están?
 
—Fueron a dejar a la pequeña con sus abuelos —explicó el rubio con una sonrisa— Pero ya estarán al volver, Rose prefirió quedarse y está adentro con los otros dos
 
—Me había extrañado no verlas por aquí —comentó este asintiendo mientras tomaban asiento en la mesa con aperitivos que habían preparado para la ocasión— Y bueno.. ¿Sabéis algo de Ron..?
 
Draco y Harry cruzaron miradas cómplices, pues ya habían previsto que su amigo fuera a preguntar por él, al igual que el pelirrojo había preguntado por el moreno esa misma mañana
 
—Ha venido hoy junto a Ginny para felicitar al peque, pero se fueron temprano porque tenían que irse con los demás a ver a Charlie —explicó el azabache mirando al rubio de reojo
 
—Él también preguntó por ti —agregó este provocándole una sonrisa melancólica a su amigo.
 
Poco después de que Draco y Harry empezaron a salir, el pelirrojo y el moreno también tuvieron su historia al igual que sus dos amigas, pero no terminó demasiado bien, y en cuanto terminaron los estudios en Hogwarts, ambos tomaron caminos diferentes. Ron se hizo auror tal y como había planeado, y Blaise obtuvo una oferta de trabajo en Estados Unidos, donde su madre residía. Lamentablemente, con el paso del tiempo fueron perdiendo el contacto, y en los únicos momentos que se habían vuelto a ver fue para los cumpleaños de sus amigos y sobrinos, pues ya ni siquiera se mandaban cartas. Eran la perfecta trágica historia de amor
 
—¡Hola! —exclamó la voz de una mujer desde el interior de la casa— ¡¿Blaise?!
 
La pelinegra avanzó rápidamente hacia este junto a su mujer, y al igual que con el rubio y el azabache, se fundieron en un abrazo después de meses sin verse.
 
Poco después del regreso de las chicas, la abuela del pequeño Scorpius llegó junto a una carta de su ex-marido, en la cual le felicitaba de su parte como cada año, ya que al estar en Azkaban no podía hacerlo personalmente. Una vez todos reunidos, llevaron al exterior el pastel de chocolate que los padres habían hecho junto con Narcissa con siete flameantes velitas encima, a la vez que todos coreaban la canción de feliz cumpleaños ante un muy feliz pequeño rubio de cabello revuelto.
 
—Papi —llamó el pequeño mientras se acurrucaba en su cama, extrañamente aún bastante despierto, pues luego de un día tan movido era de extrañarse que no estuviera dormido aún
 
—Dime hijo —respondió este mientras le acariciaba el pelo
 
—¿Qué pasó luego del día en el techo del castillo? —preguntó inocentemente, haciendo a su padre reír.
 
El niño era muy curioso, y amaba preguntarle a sus padres por como se conocieron y todo lo que habían hecho en Hogwarts antes de que ellos se casaran, aunque nunca le habían contado realmente qué fue lo pasó después de ese día en el techo, en el que Harry se le declaró a Draco
 
—Bueno, verás —empezó a contar el azabache con una vaga sonrisa— Al principio, era todo un secreto, y nadie más que los tíos y las tías lo sabían
 
—¿La abuela tampoco? —preguntó el pequeño sorprendido
 
—Ni los abuelos, ni los amigos de papá —explico este recordando los divertidos momentos que pasaron junto al rubio— Fue un secreto.. hasta que al tío se le escapó sin querer, delante de todos —dijo este soltando una risa
 
—¿El tío Ron? —preguntó el niño contagiándose de su risa
 
—Ese mismo —afirmó el azabache— Y bueno, al ser tan surrealista, el rumor corrió por todo el castillo
 
—Pero eso no es malo ¿No? —preguntó inocentemente el pequeño
 
—No, pero lo fue cuando la noticia le llegó a los abuelos —explicó con una pequeña mueca— Y al principio no les gustó para nada, pero ya sabes esa historia..
 
—¡Si! La abuela me la ha contado —dijo el niño con una pequeña sonrisa
 
—Y después de acabar los estudios, papá le pidió matrimonio a papi —les sorprendió la voz del rubio desde el marco de la puerta, el cual había estado escuchando toda la conversación completamente enternecido
 
—¡Papá! —exclamó el pequeño sonriente al ver a su padre
 
—Espiar esta muy feo —susurró el azabache vacilando, dándose un dulce beso
 
—¿Lo has pasado bien, pequeño? —preguntó el rubio con una sonrisa, agachándose a la altura de su hijo
 
—Ha sido un día genial, papá —respondió este con la misma sonrisa— Os quiero mucho
 
—Y nosotros a ti —agregaron estos depositándole un beso en la frente, enternecidos por la dulzura de su pequeño
 
—Y ahora a dormir, que mañana hay una escoba por estrenar y un niño por aprender a volar —dijo Draco guiñándole un ojo al azabache y levantándose
 
—¡Bieeeen! —exclamó el pequeño emocionado— Seré el mejor buscador del mundo como vosotros, lo prometo
 
—Eso ya lo veremos —dijo el ojiverde divertido, tapándole nuevamente— Buenas noches, pequeño
 
—Buenas noches, papás —respondió este acurrucándose en su cama, deseando la llegada del día siguiente para poder aprender a volar junto a sus padres en su nueva escoba.
 

FIN

¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐌𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐀𝐒? | 𝐃𝐫𝐚𝐫𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora