Capitulo 47

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-- ¡Hey! Espera, Susanne. No saques conclusiones erróneas. Mi mente divagaba y se dejó llevar por el momento, nada más. -- concluyó Alexander, sonriendo y jugando con el cabello suelto de Susanne.

-- Sin duda, hoy todo ha sido perfecto. Debo confesar que me hubiera gustado que fuera así en mi primera vez. -- Susanne lo miró, mencionando eso en voz baja, con una mirada confusa al recordar aquel mal momento. Recordó que el trato de Alexander fue tan distinto, sintiendo aquella terrible sensación que experimentó ese día.

-- ¡Fui un tonto! ¡Un bruto! ¡Un total desastre! Creí que eras como las demás, que solo aparentabas delante de mí para llamar mi atención. Erróneamente me dejé llevar por eso, y te pido mil disculpas. Me comporté como un patán -- Alexander tocó su barbilla con su mano, obligándola a mirarlo fijamente.

-- A pesar de todo, no cambiaría jamás el hecho de que fuiste el primer hombre en mi vida -- concluyó Susanne, sonriendo.

-- Espero ser también el último, Susanne. Eso me encantaría enormemente. No lo niego, y la idea de lo contrario me altera y, siendo sincero, me da celos -- contestó frunciendo el ceño y acercando sus labios.

-- Nunca te había escuchado hablar de esa manera, Alexander -- agregó Susanne en tono de broma.

-- No suelo demostrar afecto. Siempre he pensado que eso es para los débiles. Es caer a merced de la otra persona, es darles el poder de hacerme completamente feliz o destruirme por completo -- explicó Alexander.

-- Hablas como si yo pensara hacerte daño, cuando en realidad ha sido todo lo contrario -- se ofendió Susanne y se separó de inmediato.

-- Lo siento. Pero la muerte de mi padre y el hecho de que esa mujer que se hacía llamar mi madre fuera quien acabara con su vida, creó una idea errónea de lo que buscan y quieren las mujeres.
Sé perfectamente que mi padre no era un santo, pero presencié su muerte, vi cómo Michelle le disparó. Y debo decirte que a quien deberías reprocharle es a ella, no a mí. Ella era una mujer de muy dudosa reputación.
Mi padre murió, ella fue a la cárcel, y gracias a sus acciones, tuve que ir a un orfanato desde muy joven. Ahí supe lo que era la miseria y el abandono. Pero también pude observar cómo funciona esta sociedad: lo que no les gusta, lo ocultan u olvidan.
Además, si uno no tiene dinero, no es nadie. Y a eso hay que sumar que mi abuelo se desquitó conmigo por lo que hubiera deseado que pagara ella. Así que no pienses que he vivido siempre en un paraíso -- concluyó Alexander, con gesto triste al recordar fragmentos de su infancia.

-- No era mi intención remover todo eso, te juro que no fue mi intención -- se excusó Susanne.

-- No tienes la culpa del desastre que ha sido mi vida.
En ella solo he buscado tentaciones y provocar a la muerte.
Contigo siento que todo cobra sentido y que simplemente me encontraba perdido -- respondió Alexander, exhalando un profundo suspiro. Sin dudarlo, Susanne lo abrazó.


Tres meses habían transcurrido desde que Susanne y Alexander se aventuraron juntos, explorando numerosos lugares, algunos visitados por mero protocolo y formalidad, que requerían el uso de apellidos pomposos. Sin embargo, a veces lograban escapar de esa fina capa de etiqueta y se refugiaban en el muelle del canal de Stanford for Avon, sumergiéndose en la magia del lugar.

Una tarde, mientras Alexander recibía una llamada de George, uno de sus amigos de antaño, lo invitó a visitar la taberna. Para no decepcionar a George, Alexander decidió ir.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que vio a sus amigos, pero esta vez no iba solo; Demián lo acompañaba.

Entre Alexander y Demián surgió una amistad sincera que pronto los convirtió en compañeros inseparables. A pesar de que Alexander anhelaba la presencia de Daniel, sabía que nadie podría ocupar el lugar de su querido amigo. Los sentimientos encontrados que había desarrollado por Susanne complicaban su situación, ya que ella era la razón detrás de la distancia entre él y Daniel.

En el carruaje, Alexander iba silencioso y absorto en sus pensamientos, la voz de Demián lo sacó de su ensimismamiento.

---No puedo creer que quieras regresar a ese lugar sombrío--+expresó Demián, frunciendo el ceño al observar el desolado paisaje desde el carruaje.

----Demián, ¿cuándo dejarás de juzgar a los demás por su origen? Te aseguro que allí encontré lo que siempre anhelé: una familia que nunca tuve y amigos que no se encuentran dentro de tu círculo social elitista.---replicó Alexander con un tono desafiante, mirando fijamente a su amigo.

---Aquellas personas a las que tú te refieres como familia son delincuentes, criminales, y estafadores comunes. son capaces de vender a cualquiera por un pedazo de pan. Ese ambiente no es seguro ni apropiado para frecuentar, ¡por el amor de Dios! Alexander, reflexiona -- murmura Demian.

-- ¿Cuál es la diferencia en nuestra sociedad? Hay individuos que engañan y manipulan cifras para robar dinero destinado a los más necesitados. incluso hay quienes eliminan a aquellos que consideran un estorbo, prefiriendo pagar para que otros ensucien sus manos. ¿Me equivoco, Becher, al considerar que esto es incluso peor que lo que hacen estos desafortunados a quienes llamas pobres diablos? -- responde Alexander elevando el tono.

-- Son puntos de vista diferentes, pero cambiemos de tema. ¿Cómo estás tú? La última vez que me invitaste a cenar en tu casa, note a Susanne y a ti muy enamorados. ---- sonrio Demian.

-- Nos va excelente. Nos complementamos de manera increíble, y para satisfacer tu curiosidad, te diré que pasamos mucho tiempo juntos en la alcoba. somos como conejitos en primavera -- responde Alexander con una sonrisa picara.

-- No era eso lo que te preguntaba, Alexander -- dice Demian mirando al techo.

-- No lo mencionaste, pero eres tan noble y recto que llegas a aburrir. apuesto a que apenas has besado a Lily, mientras ella anhela más de ti. ¡Pillo! -- responde riendo divertido Alexander.

-- Hace poco tiempo que la convertí en mi novia. me gusta hacer las cosas correctamente, no quiero asustarla y hacer que huya como perdí al amor de mi vida anteriormente al apresurarme. esta vez las cosas serán diferentes -- responde Demian con tristeza, cambiando su tono de voz.


--Sabes, nunca serás feliz si continúas obsesionado con Anne Usmanov. Ni muerta la dejas descansar en paz. ahora entiendo por qué te rechazaba tanto. -- comentó Alexander de manera sarcástica.

--¿Acaso la has olvidado ya? ¿Fue tan insignificante para ti? Eres demasiado cruel, Alexander. al final, ella me aceptó y planeábamos irnos a Rusia, pero la mala suerte quiso que alguien le arrebatara la vida. -- reprochó Demian, con dolor en sus palabras.

--Siempre te comportas de forma tan dramática. nunca podré olvidarla, si a eso te refieres. No todas las historias terminan con finales felices como en los cuentos de hadas. Anne era una mujer imposible de olvidar, con una belleza exquisita y una dulzura incomparable. Fue un ser humano extraordinario. Ella me brindó mucho amor, y siempre le estaré agradecido. Pero no puedo vivir atormentándome por su recuerdo y tú tampoco deberías. -- reprendió Alexander, mirando fijamente a Demian.

--¿Hablas así porque te enamoraste de Sussane? en mi caso, todavía la amo. -- confesó Demian entre lágrimas.

--¿Fue lo que tuviste con ella amor genuino, una pasión juvenil o simplemente un arrebato desenfrenado? Reflexiona sobre eso, amigo. Te frustra saber que no la tuviste más, y en eso no reside el verdadero amor. -- concluyó Alexander, observando a Demian con seriedad.

---Amo a Anne y así será por el resto de mi vida.--- exclamó Demian con desesperación, sorprendiendo a Alexander y dejando un silencio abrumador entre ambos. Finalmente, el carruaje se detuvo.

Alexander descendió de un salto y contempló la taberna.
El lugar lucía como de costumbre: camareras sirviendo bebidas con atuendos provocativos, risas estridentes y el humo de los fumadores que envolvía el ambiente de
sitio.

Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora