Susanne detesta Alexander

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El día siguiente, Susanne se levantó muy temprano y fue a desayunar, como de costumbre, con sus tíos. Su tío leía el periódico mientras tomaba un sorbo de té y su tía Agatha estaba terminando de preparar el desayuno. Inmediatamente, Susanne se sentó en la silla del desayunador.

--¡Buenos días! Tío Charlton, tía Agatha -- saludó con la cabeza y miró el desayuno servido.

Ellos desayunaban jamón, biscotes, fruta, huevos revueltos. También había jugo de naranja y café.

--¡Hola! Susanne, te levantaste muy temprano. Qué bueno, así me acompañas a la tienda a comprar unos vestidos y accesorios que me hacen falta. Y si quieres, te compro algo a ti también. --sonrió su tía mientras le servía el té.

--Gracias, tía. Me encantará ir. No te preocupes, no es necesario que me compres algo. Tengo suficiente ropa que traje de Londres --respondió sonriendo. Luego, con un tenedor, agarró un poco de fruta.

--¡Inconcebible! La policía no sabe nada del asesino. ¿Cómo es posible? --mencionó tirándo el periódico sobre la mesa.

--¿El caso Styles? --preguntó Susanne con curiosidad, mientras comenzaba a hojear el periódico.

---Un loco mató sádicamente a un hombre, destrozándole la cabeza con lo que parece ser una piedra, y los de Scotland Yard siguen investigando. ¡Por Dios! Ese tipo debe recibir la pena de muerte. --- sentenció Charslton dándole un golpe en la mesa.

--No es posible que en este pueblo suceda semejante barbarie.-- concluyó Agatha.

--Y ¿sabes lo peor, Charlton? Esta mañana, cuando salí a revisar el buzón de correo, escuché a Magda Taylor y a Jane Perkins decir que encontraron el cuerpo de una prostituta en un hotel de mala muerte. Alguien la mató. No entiendo quién podría ser capaz de matar así. Podría ser cualquiera --hizo ella un gesto de horror.

--Basta, Agatha. No digas tonterías, dijo con firmeza. Un noble jamás haría tal cosa. Eso es de gente de baja categoría, y lo hacen para crear morbo y sensacionalismo. Fíjate en la prensa, no para de hablar de ello", mencionó ofuscado.

--¿Tío, será la misma persona quien mató a esa mujer?.--- preguntó Susanne, asombrada.
aquello le parecía sacado de las novelas policíacas.

--No lo sé, sobrina. Podría ser. Tú ten cuidado y no salgas sola.--dijo su tío con preocupación.

Después de desayunar, Susanne salió con su tía y fueron a la tienda Hansen, que estaba ubicada en el centro de la ciudad.

La tienda estaba llena de personas, algunas miraban ropa y otras se probaban la ropa en los vestidores.

Susanne perdió de vista a su tía, quien se había perdido entre la multitud. Luego la encontró y vio que Agatha se estaba probando un vestido. Su tía le dio otros para que los sostuviera. Susanne los tomó y los cargó en sus brazos.

Susanne escuchó a unas chicas que hablaban en el pasillo.

---Oye, ¿conseguiste el número de Alexander Nothanger?preguntó una de ellas, que era una jovencita. La amiga la miró con curiosidad.

Susanne solo escuchó nombrar su nombre y levantó su ceja. Se acercó a escuchar.

--Aquí lo tengo, me lo dio James. Le mentí y le dije que mi papá quería hacer negocios con Alexander.--dijo la otra chica mientras le daba rápidamente un papel doblado que contenía el número en su interior.

---Cuando llegue a mi casa, le hablaré, dijo la chica con determinación. La otra vez lo vi caminando e intenté hablarle, pero él estaba metido en sus pensamientos y ni siquiera volteó a verme.-- terminó con una cara de desilusión.

--Pero James está muy guapo, y tú le gustas. ¿Por qué buscas a Alexander? Recuerda que él es el novio de Anne Usmanov y todo el mundo sabe que están muy cerca de comprometerse. ¿Recuerdas?-- recalco su amiga, pero la otra chica hizo caso omiso.

--Es el novio de Anne Usmanov, pero solo para engañarla. Todo el mundo sabe que Alexander no la ama.--dijeron ambas chicas entre risas.

--Yo me enteré de que anduvo con Eileen  Obrien y que pretendía dejarla por ella, pero Anne se enteró y lo obligó a terminar.--- continuó la otra chica.

--- Entonces, Eileen. decepcionada porque no la eligió, se fue del país. Dicen que se fue a Noruega. Pero, ¿te imaginas, Cynthia? Si de verdad se hubiera casado, yo me hubiera muerto de tristeza. Estaría con ella.--- hizo cara dramática.

Inmediatamente vinieron a la mente de Susanne muchas cosas se preguntó que como era posible que Alexander fuera el mejor amigo de Daniel si eran tan diferentes.
Si Alexander era un hombre en que nunca podría sus ojos.

En ese momento llegó su tía gritando y las personas que estaban allí las vieron a ambas.

¿Te estoy hablando hace rato? ¿En qué piensas tanto?, reprochó Agatha mientras Susanne buscaba una excusa en sus labios, pero su tía no le dio oportunidad de hablar.

Pasaron tres horas más en la tienda y luego se fueron a casa. Debido al cansancio, Susanne se recostó en el sofá y, como era habitual, escuchó los gritos de su tía.

--Nos falta un paquete. Pero fue tu culpa, niña. ¿En qué estabas pensando? ¡Qué barbaridad!-- bufó mientras contaba los demás paquetes.

--No te preocupes, tía. Iré con gusto. No tengo nada mejor que hacer. -- Dijo Susanne con un suspiro y una expresión cansada.

Buscó rápidamente un carruaje para que la llevara a su destino. La mirada de Susanne estaba fija en las casas de la zona, eran casitas de madera típicas del siglo XVI, conocidas como cottages, el plácido río Avon y las numerosas cafeterías y tiendas.

Todo aquello era un deleite para su vista. Luego, el cochero hizo una parada y sin darse cuenta, alguien se subió y se sentó a su lado.

--¡Cochero! Pensé que solo me llevarías a mí. Si lo desea, puedo pagarle más para que no suba a nadie más. -- Exclamó Susanne al ver al caballero y su sorpresa fue descubrir que era el mismísimo Alexander para ella Andrew.

--¡Qué chica más ruda! No se preocupe, la dejaré a usted primero. De todas formas, yo iré a un lugar donde las señoritas como usted jamás pondrían un pie. -- Recalcó Alexander, viéndola a los ojos y soltando una sonrisa juguetona.

--Tengo la suerte o desgracia de encontrarlo en cualquier parte. Además, creí que con el comportamiento de la última vez, estaba muy claro que debíamos mantener cierta distancia entre nosotros. -- Torció la boca Susanne.

--Le dolió bastante, ¿cierto? Lo sé, a mí también. Pero aún creo que usted es una mujer muy hermosa e interesante, una que sabe cómo enloquecer a un hombre. -- Luego, Alexander se dirigió al cochero y le gritó.





































Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora