capitulo 56

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Ya nos quitamos las caretas por fin, Alexander.

¿Cómo pudiste matar a todas esas personas? La verdad golpeó su rostro.

Todo empezó con mis ansias de experimentar algo diferente. No soy el pusilánime que siempre has creído que soy, simplemente te mostré mi faceta más débil para que creyeras que siempre tenías control sobre mí. Quería poner a prueba mis habilidades y mira que me salió de maravilla - respondió Daniel con una chispa de maldad.

Lo pensé y medité mucho. Comenzó el día que fuiste a la fiesta con Anne y sin ninguna razón aparente te sentías muy mal.

¿Qué me hiciste? - crujía los dientes y cerró los puños con fuerza.

Aproveché para coger tu bebida y puse ajenjo en ella. Por eso es que confundías la realidad con la fantasía. Y solo te despertaste cuando ya había matado a Angus Donaldson.

Esperé a que te despertaras y vi tu patética escena. La lluvia esa noche me ayudó enormemente para limpiar cualquier huella. Pero para comprobar que no sabías que alguien más estaba ahí, te seguí hasta tu casa.

Yo lo sabía, tuve esa sensación de que alguien me seguía - cerró sus ojos Alexander, recordando aquello.

Para la muerte de Miss Lovely, lo planifiqué mejor.
La eliminé porque fui quien la envió a tu casa.
Es decir, si no la hubiera matado, te hubiera revelado mis intenciones.
No me convenía de ninguna manera.

Mataste a Anne. Ella era tu mejor amiga. - dijo Alexander temblando de ira.

Anne era tan perfecta que caía mal.
Solo quería herirte en el lugar más profundo.
Fue horrible presenciar los lamentos y el caos cuando la maté. Deberías haber visto cómo se apagaron sus ojos.
- sonrió ampliamente.

Y te odié aún más cuando sedujiste a Susanne. Eso solo aumentó mi odio hacia ti.
Todo el mundo te amaba a pesar de ser un despreciable, mientras que personas decentes como yo solo obteníamos las sobras de tus éxitos.

Tu deseo de venganza y tu obsesión por controlar a Susanne te convirtieron en un monstruo. La ira de Alexander creció por todo el cuerpo hasta que no se controló más. Se abalanzó hacia Daniel y le pegó en la cara. Daniel comenzó a sangrar por la nariz.

Te hice un favor sin darme cuenta. Susanne corrió a tu lado. Si Anne hubiese estado viva, jamás se habría atrevido a seguir contigo. Ahí me equivoqué, nunca creí que Susanne fuera tan liberal y se fuera a vivir contigo.

¿Acaso no amas a Susanne? Ella se echó la culpa por la muerte de Anne. Casi Susanne queda tras las rejas.

Alexander, la amo más que a nada en el mundo y si quise ayudarla, no se me permitió. Lamentablemente, hubo cosas que se salieron de control. -agregó Daniel.

No te conocía para nada, Daniel. ¿Cómo pudiste matar a tu prometida? Estás demente, agregó Alexander.

Charlotte fue algo momentáneo. Solo fue para quitar las sospechas que Susanne y tú tenían. La usé para mis propios fines, nada más. Casarme no lo hubiera hecho nunca. No la amé, solo fingí con ella. No niego que pasé muy buenos momentos y fui el novio que Charlotte ansiaba tener. Pero la única que puede ser mi esposa es Susanne.

Heriste a Demián, casi lo matas.

Demián merecía morir por entrometido. Yo estaba esperando que tú llegaras y acabar con tu miserable vida. Pero él llegó y, en el forcejeo, me miró de reojo y empezó a tener dudas sobre mí, comenzó a seguirme. Fui donde mi tío, aunque no dijo mi nombre, sé que le sembró una duda.

Bradley te amaba como a un hijo, y tú lo mataste y fingiste que te dolía su muerte.

Alexander, mi tío era muy sentimental y nunca me tomó en cuenta. Nunca me incluyó en nada importante. Siempre prefería al estúpido de Jennings.

Es increíble, Daniel Hamilton Britt, que seas tan perverso y oscuro. Careces de todo lo bueno.

Yo soy lo que tú querías ser, lo que aparentabas. Te he superado, Alexander.

Nunca serás como yo, aunque lo intentes - contestó con una sonrisa.

Tú eres el culpable de todo lo malo que me ha ocurrido.

Hiciste que en un desvarío pensara que era el asesino - agregó.

¿Sabes por qué Jennings fue a tu casa cuando descubriste que se besó con Susanne? Yo lo mandé.

Daniel, no tienes carácter, al menos yo actúo de frente. Tú actúas por detrás, eres un cobarde. Nunca tuviste carácter, siempre fuiste un títere que todo el mundo manipulaba - hizo una leve sonrisa y Daniel se enfureció.

Te dije que no ibas a estar con ella, que me las pagarías.

Alexander lo tomó del cuello y lo soltó súbitamente al comenzar a toser.

¿Crees que Susanne te seguirá amando con todo esto?
Yo no lo creo, y en quién crees que va a refugiarse, en mí.
Te gané, Alexander.

El mujeriego ha sido reducido a cenizas.
Cuando tú mueras, será el mejor día de mi vida.

Daniel, Susanne nunca te amará, e irás a la cárcel.
Te lo aseguro, se quejó.

Conseguiré que sea mi esposa cuando tú mueras y presiento que será muy pronto. De todas maneras, ¿quién podría detenerme? ¿Acaso lo harás tú? No me hagas reír, Alexander. Atraparme a mí, mira cómo los ineptos de Scotland Yard no hacen nada, aunque claro, borré un par de pruebas condenatorias. Pistas que los hubieran llevado hacia mí.

Por tu culpa, Susanne me odia. Y por mi negligencia, seguramente moriré.

Eso te lo mereces por haberte fijado en ella. Por traicionar mi amistad, gritó Daniel. Luego le arremetió un golpe por sorpresa. En ese momento, Alexander cayó al suelo y dejó caer el reloj de bolsillo.

Estarás satisfecho, eres un vil asesino, pero aún así, con todo lo que me hiciste, Sussane me amará toda la vida.

Qué iluso eres, Alexander. Pero ¿quién crees que amará a un moribundo como tú? Vete, no pelearé más con un desahuciado. Tengo trabajo que hacer. - dijo con desprecio mientras se agachaba para agarrar el reloj y lo guardaba en su saco.

Alexander trató de detenerlo, pero se desplomó al instante. Estaba muy débil para enfrentar a Daniel y darle su merecido.

Alexander tenía que detenerlo antes de que se saliera con la suya. Después de dos horas, llegó a su casa y tocó varias veces para hablar con Susanne, pero ella se quedó detrás de la puerta.

-Susanne, escúchame.

-¡No! Lárguese de aquí. Daniel no tarda en venir con la policía.

Déjeme en paz de una vez por todas.-- gritó Susanne.

Desesperado, Alexander abrió la puerta con sus llaves.
Y la miró, que estaba desplomada en el suelo.

Ya no puedo seguir así, Alexander.

Eso es lo que realmente quiero.
No es posible que le crea más a él que a mí. Él armó todo esto, fue una trampa.

Necesita ayuda psiquiátrica, Alexander.

La amo, Susanne. Téngalo presente cuando me odie, cuando me vaya de este mundo.
Y aún más cuando vea la cara de nuestra hija o hijo, respondió encogido de dolor.
No soy el asesino, es Daniel y dio un golpe contra la pared.

"Eso es mentira, como todo lo que ha dicho", dijo Susanne, mientras se limpiaba las lágrimas.

En ese momento, las sirenas sonaron y Susanne agarró sus hombros.

Váyase, es lo único que puedo hacer.
Se lo ruego, no vuelva nunca más, dijo ella con su cara ensombrecida.

Él se inclinó, la miró. En un instante, le dio un beso fugaz y deslizó una carta sin que ella se diera cuenta, la puso en el bolsillo de su saco. Luego, salió del lugar mientras Sussane tenía la mano en la boca y lloraba amargamente.

Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora