Discusión

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----Bueno, Daniel, una persona ¡como tú!, dando estos escándalos. No dice algo bueno de ti, mi amigo, ya te has rebajado mucho. Entiende que nada podrás hacer para que Susanne me deje y corra a tus brazos -- exclamó Alexander.

-- ¡Me la pagarás, muy caro, Alexander! Te lo aseguro, ustedes son un par de miserables. ¿Cómo me engañaron así? -- señaló con su mano a Alexander.

Tú, Alexander, eras mi mejor amigo, eras como un hermano para mí.
Y tranquilamente estás con el amor de mi vida, con la mujer que juro que no me dejaría nunca. -- gritó fuertemente mientras lo invadía la impotencia.

---¡Lo siento, Daniel! No fue mi intención hacerte daño -- musitó Susanne mostrando mucha pena.

----No te disculpes, Susanne. Me doy cuenta de que nuestro error fue tener lástima de Daniel y por eso no le confesamos nuestros sentimientos a tiempo. -- dijo Alexander.
Daniel lo agarró de la camisa y le dio un fuerte puñetazo en el rostro, después se marchó.
Susanne fue en dirección a Alexander, pero él la alejó con su mano.

-- No tenías que decirle eso. Pobre Daniel.-- exclamó Susanne sintiendo remordimiento.

---Pobre yo, que tuve que aguantar el berrinche de Daniel. ¿De qué lado estás tú? -- preguntó Alexander mientras se tocaba la cara del golpe.

---Tú y yo sabemos que él tiene toda la razón de odiarnos así. Él me amaba y yo me enamoré de ti.
Él era mi prometido, no debí fijarme en ti. -- respondió afligida Susanne.

---Pues, si tanto dolor tienes por Daniel, vete con él. Pero no vuelvas aquí nunca más. -- exclamó molesto Alexander.
Después se dirigió a la sala y agarró su saco de color gris que había dejado en el sofá.

Luego revisó el bolsillo de su pantalón y sacó el reloj que Susanne le había regalado, ese mismo por el que había peleado con los policías para que se lo devolvieran.
S

in más, se fue sin despedirse. Susanne se quedó sola, teniendo más preguntas que respuestas. No entendía por qué él se comportaba frío y despreocupado la mayor parte del tiempo. Pocas veces era tierno, eso la confundía mucho cuando creía que él se estaba enamorando de ella.
Daba señales que indicaban lo contrario.


Ella se preguntó a sí misma: ¿acaso él se quería casar con ella por compromiso? No pudo evitar llorar, porque ella sí lo amaba. Pero no iba a permitir que él se casara sin amor. Se sentó en una grada y quedó en silencio en la gran sala.

Rápidamente Alexander salio en su carruaje como quien huía de su destinó.
los días transcurrieron y el cambió más.
Susanne casi no conversaba con el.
Llegaba tarde con aliento alcohol. realmente, la situación se había vuelto insostenible para Susanne.

Susanne aprovecho, una noche cuando Alexander se estaba arreglando para salir, para hablar con él.

-- Alexander. ¿tenemos que hablar?-- dijo mientras lo miraba ponerse su corbata.

-- ¡Susanne! se me hace tarde, hablamos cuando regrese. -- respondió viéndola por el reflejo.

-- A ¿que hora? dice Alexander, a las tres o cuatro de la mañana. porque a esa, hora regresa siempre. -- contestó Susanne rodando sus ojos.

-- ¿Que es ese asunto? tan importante, ¿Que sucede? Acaso no se decide por el decorado de la boda.-- sonrió en tono burlón.

-- Alexander realmente desea casarse o lo hace por compromiso. es de vital, importancia que me lo diga. tengo esa duda desde hace días.
yo necesitó saber la verdad, su comportamiento da a entender como si lo estuviera forzando a hacerlo.-- preguntó cruzando sus brazos.

-- Acaso, ¿piensa que me voy a escapar? Y no logrará realizar su sueño, ese de entrar de blanco a la catedral. Seré sincero, es una simple formalidad porque ambos sabemos que ya no es virginal -- soltó en forma burlona alzando una ceja.

-- Si desea, no se case. Para mí, no es de urgencia hacerlo. Pero ¡por favor! No me recalque la debilidad que tuve esa noche -- gritó ofendida.

-- No se haga, ¡Susanne! Si todas las mujeres buscan cómo amarrar a un hombre y así sacar el mejor provecho de la situación -- Alexander mostró una mirada inquisidora.

-- Realmente eso piensa, pues está todo claro. No habrá boda, no pienso casarme con alguien que piensa hacerlo por compromiso -- respondió con su voz débil bajando su mirada.

-- Acaso, ¿cree que por haberme acostado una sola vez con usted, yo me iba a enamorar locamente? Las mujeres no dejan de sorprenderme, son tan ilusas. Yo me iba a casar porque me sentí culpable por lo que sucedió, por su honra, por su estatus, por el famoso qué dirán. Además, su familia le dio la espalda. No podía hacer yo lo mismo. Pero definitivamente, no estoy hecho ni para el matrimonio, ni para enamorarme -- concluyó de forma contundente hiriéndole profundamente, viéndola con una mirada que fue más fría que la noche misma.

Susanne corrió a recoger sus cosas.
Y él llegó minutos después.

-- ¡No se vaya, Susanne! No es necesario esa actitud. Además, estas no son horas de salir. Le recomiendo que lo haga en la mañana si es su deseo -- suspiró.

- No se preocupe, Alexander. No tiene ninguna obligación de ver por mí. Y si no lo hago ahora, lo más probable es que no lo haga nunca porque lo amo inmensamente. Y sentí que usted me amaba también, pero me equivoqué -- respondió apesadumbrada con su voz temblorosa. Luego cerró la maleta.

-- ¿Eso significa que hemos terminado? Dígalo de frente -- gruñó con mirada desafiante.

-- Cuando empezamos, Alexander, nunca hemos tenido una relación. ¿Para qué me quiere a su lado, señor Lavoy, sino me ama? -- dijo viéndolo a los ojos, buscando así una esperanza. Pero él huyó de su mirada y con eso le dijo todo.

Bajó rápidamente las escaleras y abrió la manija de la puerta principal.
Él solo escuchó la puerta cerrarse.
Quedó sentado en lo que había sido su cama, quedó pensativo.

Después llegó Nana sorprendida.

-- ¿Qué pasó, Alexander y Susanne? ¿Dónde está? ¿Qué fueron todos esos gritos? -- preguntó sorprendida pero no tuvo respuesta.

-- Contéstame, Alexander -- le gritó.

-- Ella se acaba de ir. Terminó todo entre nosotros -- respondió cabizbajo y se dirigió a su habitación.

Con suerte Susanne pudo conseguir un carruaje. y se dirigío al mejor hotel de lujo del pueblo.

Esa noche cayó una tormenta. que solo le recordó a Susanne aquella noche, cuando fue a la casa de Alexander. y pasó la noche entre sus brazos.

Le preguntó al cochero si sabía de un hotel y el le indico el hotel Susanne se registró y inmediatamente se fue a su habitación. puso su maleta en el suelo.y se acostó en la cama.
Sus lágrimas no se hicieron esperar.
Se había quedado con el sabor amargó del engañó. comprendió que él, nunca se iba a enamorar. y que simplemente había sido otra más en su lista de conquistas.

Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora