El Bar Abbey Point

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----Nana, por favor acompaña mañana a la señorita y llévala a Londres. Quisiera que le compraras ropa y todo lo que necesite. -- dijo Alexander con una sonrisa.

----Cumpliré tus órdenes -- obedeció Nana y luego se marchó.

---No es necesario, yo tengo mi propio dinero. Quizás no tanto como usted, pero es mío --declaró Sussane, poniendo su copa en la mesa de centro.

---Usted será mi esposa y solo usará lo mejor, señorita Ansley. Mañana irá con Nana a Londres y comprará todo lo que necesite, ¿está claro? --declaró Alexander, perdiendo su sonrisa.

--¡No lo haré! -- objetó, mirándolo molesta.

---Sinceramente, es todo lo contrario a lo que creí que sería, y sepa que a mí me fascinan las chicas como usted, que son "fierecillas" al hablar y demuestran pasión al amar --sonrió encantado-, mientras rodeaba sus manos en la cintura de Sussane.

----Está a tiempo de buscar a otra "fierecilla" como dice. Ya he declinado su invitación. Solo dormiré esta noche en su casa. Por la mañana me iré a un hotel.---- Luego subió las escaleras y se fue a la habitación de Alexander.

---Disculpe, Susanne, pero su habitación no es la mía. La suya está al fondo a la derecha --gritó después de dar paso a una sonora carcajada.

Susanne apenada por su error se dirigió al cuarto designado.

Encontró su maleta que Nana le había subido.Se sentó en la cama y tocó su cabeza con su mano.Tocaron tres veces la puerta y Susanne no respondió.

Entró Alexander con una copa en la mano, sin su saco y llevaba floja su corbata.
Se sentó al lado y la miró fijamente.

----No entiendo por qué es tan difícil, Susanne. Pero no sé cómo hace para que siempre llame mi atención.---dijo mirándola de manera penetrante.

Después se puso de rodillas y con sus manos comenzó a quitarle sus botas.

---Yo no hago nada.
No me gusta que me den todo.
No me acostumbraron a eso. Espero comprenda mi postura .---
Cuando él le quitó las botas, ella sintió cómo sus manos subían y se metían adentro de su vestido.
Acariciaba suavemente sus piernas, hasta tocar lentamente lo más profundo de su ser.

De un momento a otro, Susanne lo detuvo poniendo sus manos.

---Pienso que sería mejor que esperemos. No quiero hacerlo así, no quiero estar más en las habladurías de la gente.
Quiero respetar el luto por la muerte de Anne.---respondió con voz tenue.

---Seré sincero, las habladurías de la gente me tienen sin cuidado y tengo respeto por lo que le pasó a Anne. Pero esto es muy distinto, es prolongar lo inevitable. Y más aún, cuando ¡ya! hemos consumado nuestra unión.--- Después volvió a hacer lo mismo pero esta vez jugaba sus dedos dentro de ella.

En ese instante, Susanne dejó salir un leve gemido.
La mirada de ella se posó en el techo por unos minutos. Alexander puso una sonrisa picaresca en sus labios al ver que Susanne reflejaba el placer que estaba recibiendo y buscó desesperadamente su boca. Luego, suavemente, la acostó en la cama y comenzó a tocar cada parte de su cuerpo. Abrió sus piernas mientras la respiración de ambos se tornaba cada vez más acelerada.

Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora