capitulo 48

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El penetrate olor a alcohol invadió el lugar, causando una sensación desagradable en Alexander, algo inusual en él.

Su gesto facial delataba claramente su disgusto.

En ese preciso momento, apareció Paul, otro amigo de Alexander, levantando la mano para llamar su atención entre los gritos de los demás que pronunciaban su nombre al unísono.

-- ¡Milagro verte por aquí! Te has olvidado de los pobres -- exclamó Benjamin.

-- Ahora es todo un empresario -- comentó otro.

-- Les presento a mi amigo Demián, trátenlo bien -- dijo Alexander con una sonrisa.

-- ¡Hola! -- saludó tímidamente Demián, quien se convirtió en el centro de atención de los presentes.

Alexander se dio cuenta de la situación y exclamó:

-- Bueno señoritas, dejen de llorar, estoy aquí para recordar viejos tiempos. No he olvidado a ninguno de ustedes ni he perdido la humildad, solo que mi empresa me necesita, al igual que mi hermosa esposa -- dijo, provocando aplausos y algarabía entre los presentes.

-- Por favor, Rita, tráeme una bebida. Tengo la garganta seca -- pidió Alexander con calma.

-- ¡Claro, Alexander, regreso enseguida! -- respondió la mesera guiñándole un ojo mientras se retiraba con gracia.

Así comenzó la velada, con un caballero en otra mesa observando atentamente a Alexander. Al final, la curiosidad venció a Alexander y empezó a conversar con aquel extraño sujeto, mientras Demian bebía de todas las bebidas que los amigos de Alexander le habían hecho probar. Para ese momento, ya había perdido la timidez y se había familiarizado con ellos.

----¡Vaya, tiene una vida muy buena, señor Lavoy!----mencionó el caballero.

---Tengo mi empresa en expansión, una esposa maravillosa, disfruto mucho de mi luna de miel y gozo de buena salud. Realmente no puedo pedir más. ---- respondió Alexander.

--Bueno, en honor a su buena salud, le invito a otro trago.---- dijo el caballero, pidiendo dos bebidas más.

--¿Es usted nuevo por aquí? ¿A qué se dedica y cuál es su nombre?---- preguntó Alexander, mirándolo enigmáticamente.

---Soy pintor, señor Lavoy, y no soy de por aquí, vivo en Londres--- exclamo el caballero.

En ese momento llegó la mesera y colocó las dos bebidas en la mesa.

----¡Brindemos y hablemos de negocios, ¿le parece?.---- dijo sonriendo, entregando a Alexander su trago.

---¿Un pintor intentando hablar de una fábrica textil? ¡Qué curioso!---- bromeó Alexander antes de dar un sorbo de ginebra.

----Soy pintor, así es, y me llamo Robert
Rowson, señor Lavoy. ¿Mi nombre le resulta familiar? -preguntó el pintor con una sonrisa, revelando su verdadera identidad ante la mirada desafiante de Alexander, quien se levantó de su silla en ese momento.

-¡Eres tú! ¡Vil miserable! Por fin muestras tu rostro. Tienes mucho que explicar -respondió Alexander con seriedad.

-Me cansé de jugar al gato y al ratón, ya no me resulta divertido -replicó el pintor.

-Me aseguraré de que pagues por todos tus crímenes -continuó Alexander. Sin embargo, en ese momento, el individuo se levantó bruscamente y se marchó sin miramientos, a lo que lo seguí rápidamente. Todos seguían disfrutando, nadie notó mi ausencia.

Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora