Susanne y Alexander son detenidos por la policía

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Alexander, creo que cometiste un gran error al dejar esto en la escena del crimen. --agregó Brad mostrando el reloj que Susanne te había regalado.

--Es mi reloj, pero yo no la maté.
Alguien me quiere inculpar, tienen que creerme --gritó con una mirada confusa.

--Señorita Susanne, este no es el lugar adecuado para una joven como usted. Puede retirarse ahora mismo --respondió Brad, poniendo su mirada en ella y luego poniendo sus manos en sus caderas

---James lléve a este tipo a la celda inmediatamente. --- se escuchó su voz firme.

Cuando Susanne miró que se lo llevaban.
muchas cosas se le cruzaron por su mente.
no podía permitir que fuera encarcelado. sabía, que en un juicio Alexander iba a perder, ante todo el dinero y el poder de la familia Usmanov.

--¡alto!-- confieso haber matado a la señorita Anne Usmanov. lo hice esta noche. Fue por celos, porque estoy enamorada del señor Northanger Lavoy. - ella cerró sus ojos y dió un suspiro.

--Susanne... ¿Que está haciendo? ¡Está loca!váyase de una vez a su casa. no complique más las cosas.-- gritó Alexander absorbiendo sus labios.

Se lo llevaron a la celda a empujones y él se desplomó en el suelo.

Brad y Jennings se miraron sorprendidos a la chica.

--Señorita esta broma es de muy mal gusto ¡porfavor! váyase a su casa. que lo más seguro, que Fleming debe estar muy preocupado por usted.-- concluyó Bradley con toda naturalidad.

--si no toma mi declaración en serio,entonces iré a los medios de comunicación a ver si, pensaran lo mismo que usted -- respondió retándolo con la mirada.

Mientras los demás policías la miraban asombrados.

--bueno ya se pasó del límite. Jones lleva a la señorita Ainley Richardays a la celda. quizás, eso ayude para que entienda, que se esta metiendo en algo muy delicado. porque ha dicho una barbaridad que le puede costar muchos años de cárcel.--inmediatamente el policía se la llevo a la celda.
Cuando Susanne entró, notó a Alexander sentado en el suelo con la mirada perdida y un gesto triste.
Era comprensible que la noticia de la muerte de Anne lo hubiera afectado, después de todo, ella significaba mucho para él. Habían compartido muchos años de sus vidas juntos.

En la misma celda también se encontraban dos chicas vestidas de manera provocativa, claramente detenidas por algún escándalo.

--Alexander, yo... -- titubeó Susanne, pero él no le permitió hablar y la miró con desdén de reojo.

--Ha tomado una decisión terrible. Nunca uno  debe entregarse por completo a alguien a quien ni siquiera sabes si te corresponderá. -- agregó con frialdad.

--Eso es asunto mío, ¿no !e parece? -- respondió molesta por su actitud altanera.

--- Me gustaba más Susanne cuando me odiaba por lo que le hice.
Con eso entendía que valoraba su dignidad como mujer, pero ahora se ha sumido en su más oscuro abismo, encerrada aquí en la cárcel.--- criticó Alexander y Susanne quedó en silencio, arrepintiéndose de lo que acaba de hacer.

En ese momento, una de las chicas lo miró intensamente.

--¿Alexander, eres tú? --sonrió alegremente mientras lo escudriñaba con la mirada.

--¡Mira, Ofelia! Este es el chico del que te hablé la última vez. Es muy atractivo, aunque un poco amargado, pero en la intimidad... ¡es increíble! --dirigió una mirada a su amiga y sonrió al recordar su encuentro con él. La otra chica respondió de inmediato.

--Tienes razón, está muy guapo. Y si es tan bueno en la cama, ¡mucho mejor! --ambas rieron a carcajadas, mientras Susanne se sintió incómoda con la forma en que se les acercaron como aves de rapiña. Además, eran mujeres sin ningún tipo de educación y sin ningún pudor. Susanne No entendía por qué Alexander se había involucrado con alguna de ellas.

--¿Qué tal, Johanne? ¿Aún vives en ese maldito lugar del que te saqué aquel día? --exclamó Alexander, dibujando una sonrisa de lado.

--Sigues siendo el mismo niño malcriado, ¿verdad? --respondió Johanne, mirándolo con desprecio.

--¿Y esta chica, es tu novia o una de tus conquistas? Es muy elegante, no se parece a nosotras --mencionó, observando a Susanne. Luego se rió con su amiga y le tocó un mechón de cabello.

--¡No te acerques! ¿Me estás escuchando? Te advierto que si no te alejas de ella, te arrepentirás de conocerme --gruñó Alexander.

Ellas se alejaron y Susanne hizo una mueca de alivio.
Pasaron dos horas y finalmente las mujeres fueron liberadas. Susanne agradeció a Dios que las hubieran soltado. No habría aguantado ni un minuto más cerca de ellas.

Esa noche hacía mucho frío. Lentamente pasaron las horas y vieron llegar el amanecer. se acomodaron para dormir, sentados en el suelo helado.
Susanne se acurrucó junto a Alexander y se quedó dormida en su regazo.

Mientras él luchaba por conciliar el sueño, pensaba en lo que les sucedería.
Así pasaron esa noche en la comisaría de Scotland Yard.

Los tíos de Susanne estaban angustiados porque su sobrina no había vuelto a casa a dormir.

Al día siguiente, Susanne se despertó y se restregó los ojos. Miró a Alexander, quien finalmente dormía, y suspiró al contemplarlo detenidamente.

Ella observó su rostro, sus rasgos, su cabello, su boca. Justo cuando estaba a punto de tocar sus labios, llegaron Jennings y Brad y ambos la vieron.
Ella se sintió avergonzada y ellos, con el ruido que hicieron al entrar, despertaron a Alexander.

--Bueno, señor Nothangel Lavoy, puede acompañarnos para hacer su declaración y luego podrá irse a casa --dijo Brad mientras abría la puerta de la celda.

Alexander se levantó y apartó la mano de Susanne.
Se extrañó por el comportamiento de los policías. No era tonto, sabía que algo más estaba ocurriendo.

--¿Qué pasará con ella? ¿Qué le sucederá a ella? --contestó mirando a Susanne.

--Señor Lavoy, lo que debería importarle es que por el momento está libre. Sin embargo, el caso de Susanne es diferente, ya que ella ha confesado haber matado a su prometida. --dijo Brad mientras cruzaba los brazos y Jennings cerraba la puerta de la celda.

Susanne se levantó nerviosa. Humphrey Jennings la miró fijamente y ella mostró una expresión apenada por encontrarse en ese lugar.
Susanne lanzó una mirada llena de afecto a Alexander, y Humphrey se percató de ello, mostrándose abatido.

Ella se acercó a la puerta y se quedó parada frente a ella.

--No se preocupe, haré todo lo que esté a mi alcance para sacarla de aquí, se lo aseguro. Susanne, pronto estará libre --enfatizó Alexander, rozando sus dedos con los de Susanne a través del espacio entre los barrotes de la celda. Finalmente, salió de allí escoltado por Clayton y Jennings.

Pocos minutos después, los tíos de Susanne llegaron. Habían recibido una llamada de Brad y estaban visiblemente angustiados mientras se acercaban a ella.

Oscuros Placeres Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora