Stepbrother. Ugh.

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Mi papá y mi mamá se separaron cuando yo tenía siete años. Fue muy duro, sí, pero lo superé rápidamente. Ellos siguieron teniendo una buena relación, y nunca tuvieron ningún problema.
Pero años después, me cayó muy mal cuando mi mamá me dijo que estaba saliendo con alguien. Aunque, en cuanto lo conocí, me cayó muy bien.
Spencer Knight era buen tipo. Todo en él era bueno: era amable, era educado y por sobre todo altruista; nos llevamos excelentemente desde el primer día.
Pero en cuanto cumplí 14, él y mi mamá se casaron. Hasta ahí, todo estuvo genial.
Luego llegó su hijo, Kendall. Y todo se arruinó.

***
-¡Maldito imbécil, te dije que no tocaras mis libros! -exclamé, furioso, al ver cómo las páginas de mi enciclopedia visual habían sido arrugadas y rayadas con bolígrafo rojo.
-¡Oh, la pequeña nerd está triste porque le hicieron algunas rayitas en sus páginas sagradas!
-¡Muérete! -y le arrojé la enciclopedia de setecientas páginas a la cara.
Se saltaron alrededor de seis hojas, que cayeron en cuanto golpearon la frente de mi hermanastro. Sonreí ampliamente al ver cómo se quedaba congelado, y su ceño empezaba a fruncirse.
Se acercó a mí a zancadas, tomando mi muñeca con fuerza. Me atrajo a sí, quedando más cerca de lo que deberíamos haber estado, y me miró a los ojos.
-¿Sabes lo que me pasa cuando me golpean?
Sonreí burlón. -¿Qué? ¿Te haces pipí?
Apretó mi muñeca con más fuerza aún, tanta, que pensé que quería arrancarme la mano. Su mirada clara se oscureció hasta quedar verde oliva.
-No, me cabreo mucho. Pero, ¿sabes algo? No voy a golpearte.
-¿Tienes miedo? -no respondió. Se me quedó viendo, sin apartar sus ojos de los míos.
Cerré los ojos, esperando el golpe, o la mordida, o el escupitajo. Pero no sentí más que una presión en los labios.
Abrí los ojos de golpe y vi a Kendall besándome. Y noté que yo le estaba correspondiendo.
Su boca se sentía tan suave que empecé a pedir más, intensificando el beso. Tiré de su cabello, rasguñé su nuca, lamí su labio inferior, buscando más de su sabor, más de él.
Me ardía el pecho como si me hubieran arrancado la piel, pero se sentía tan bien con sus manos encima. Mordió mi labio, lo estiró suavemente y lo acarició con la lengua, luego volvió a besarme con hambre.
Me dolía la boca.
Bajó sus manos hasta mi pantalón, buscando el botón con torpeza. Se deshizo de casi toda mi ropa rápidamente, y siguió tocándome. Por. Todas. Partes.
Sus dedos largos acariciaron mis muslos y mi cintura, pellizcando, rasguñando. Y en vez de dolerme, me hacía sentir cada vez mejor.
-Kendall -susurré, entre besos.
Por primera vez, se separó de mí y sonrió.
-¿Te gusta?
Asentí frenéticamente. Él acarició mi mejilla.
-¿Tienes una idea de lo mucho que me gustas? -susurró, repartiendo besos por mi mejilla, y luego por la línea de mi mentón, raspándome suavemente con su barba incipiente.
Jadeé, y él volvió a besarme. Volvió a acariciarme, a torturarme con dulces pellizcos.
Sonó su celular.
-¡Maldición! -exclamó-. Casi, casi te tenía.
¿Olvidé mencionar que él tenía novia?

@WooHooDM

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