FANFICS CORTOS

Es bueno, tan bueno.

Los pequeños Kendall Knight y Logan Mitchell jugaban con sus figuras de acción mientras en la televisión se transmitía una novela de romance y drama a la que la madre de Kendall, Jennifer, no prestaba ninguna atención.
-Voy a hacer algunas compras, niños -dijo ella, levantándose del sofá-. Pórtense bien y no le abran a nadie, eh. -besó en la frente a ambos niños y se retiró a hacer sus mandados.
Mientras tanto, Edith, la protagonista de la novela, besaba con pasión a Jonathan, un millonario que fue desheredado y que más tarde moriría.
Logan y Kendall miraron la pantalla justo en aquel momento y luego se miraron el uno al otro.
-Iuu. Qué asco -dijo Kendall, haciendo su típica cara de disgusto.
-¿Cómo sabes que es un asco si no lo has hecho nunca? -preguntó Logan, cruzándose de brazos.
El rubio abrió la boca y la cubrió con una de sus pequeñas manos, y lo señaló con un dedo acusador.
-¡Besaste a una niña!
-¡Claro que no besé a una niña! ¿Tienes una idea de los gérmenes que me pueden pasar? ¡Guácala! -exclamó, realmente asqueado.
La expresión de Kendall cambió completamente. De repente, una amplia sonrisa cruzó su adorable rostro.
-¿Te gustaría intentar? -susurró, cerca del oído de su amigo castaño.
-¿Qué? ¿Cómo? -preguntó el otro confundido.
Kendall besó la mejilla de su amigo rápidamente, y Logan se sonrojó de inmediato.
-¿Por qué me besaste? -dijo Logan en un tono más elevado.
-Porque me gustas -murmuró el otro sin dejar de sonreír-. ¿Yo no te gusto? -e hizo un puchero.
Logan miró sus manos agarrando sus zapatos manchados de lodo de jugar en el patio, y mordisqueó su labio, dudando. Luego, besó la mejilla de su amiguito rubio.
-¿Por qué me besaste? -dijo este confundido.
-Te beso porque te gusto.
-¿Yo no te gusto?
Y luego, imitando una frase de la telenovela que hacía un segundo Jonathan acababa de decir, susurró:
-¿Esto responde tu pregunta? -y rápidamente le dio un beso en los labios a Kendall.
Se sentía bien. Muy bien.
Sin embargo, se separaron rápidamente. Justo en ese momento Jennifer había abierto la puerta y había entrado.
Cuando llegó a la sala, ambos pequeños se levantaron y corrieron hacia ella.
-¡Mamá! ¡Logan y yo nos dimos un beso en los labios! -dijo Kendall con entusiasmo, y luego él y su amigo chocaron los cinco.
Al principio la señora Knight se quedó en shock, pero luego sólo rió a carcajadas. Eran sólo niños, después de todo.
-¡Genial, cariño! ¿Puedo tener un beso yo también? -preguntó, agachándose delante de los niños. Estos se miraron y corrieron hacia la escalera.
-¡Las niñas tienen gérmenes! -gritaron, mientras se encerraban en la habitación de Kendall.

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