Accidente.

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Kendall Knight y Logan Mitchell volvían de casa de su amigo James en medio de la noche.
Aunque él había insistido en que se quedaran hasta el día siguiente, ellos decidieron irse a las tres y media de la mañana.
La carretera estaba desierta por entonces, y Kendall y Logan estaban charlando calmadamente.
De la nada, una luz blanca encegueció a Kendall, quien giró de golpe hacia la banquina. Una bocina de camión sonó en el silencio nocturno, y derrepente, BUM.

Logan despertó sintiendo un líquido derramarse por su frente. Pasó la mano por la misma y descubrió que era sangre. Miró a su alrededor: el auto estaba destrozado. Habían luces de ambulancias alrededor, y dos patrulleros estacionados junto a ellos. Asustado, giró la cabeza hacia Kendall, que estaba apoyado en su hombro con los ojos cerrados.
-Kendall... -susurró, y lo sacudió suavemente. No hubo respuesta-. Kendall -volvió a decir, esta vez en voz alta; nada aún-. ¡Kendall! -lo sacudió violentamente, intentando despertarlo. Empezó a llorar al ver cómo el delgado cuerpo de su novio caía inerte en su regazo. Lloraba histérico, dando muchos besos en la boca ensangrentada del chico, esperando así poder despertarlo.
Probó con leves golpes en las mejillas, tirando suavemente del cabello y volviendo a sacudirlo, pero Kendall no volvió a abrir los ojos.
Las lágrimas se derramaban por el rostro de Logan, quien lloraba sin consuelo, abrazando con fuerza al cuerpo sin vida de su amado.
Sintió que desde su lado se abría la puerta, y miró a una mujer uniformada que observaba la escena ahora desde cerca. La tristeza en la mirada de la chica le dio a entender que lo sentía, y lo ayudó a bajar del vehículo. Pero en cuanto apoyó la pierna izquierda en el suelo, sintió un inmenso dolor y lanzó un alarido que llamó la atención de los paramédicos, quienes corrieron a socorrerlo.
Llorando de dolor tanto por su pierna como por la pérdida de su pareja, Logan fue llevado hasta la ambulancia, que inmediatamente lo llevó al hospital más cercano.

Días después, Logan escuchó que golpeaban la puerta de su habitación.
-Pase.
La puerta se abrió, y lo que vio lo dejó con la boca abierta. Sollozó levemente y se sentó en la cama, con las lágrimas picándole los ojos.
-¿Me extrañaste, Logiebear? -susurró Kendall desde su silla de ruedas. Se acercó a su pequeño novio y una vez que estuvo lo suficientemente cerca, lo abrazó con fuerza mientras él empezaba a llorar de emoción, de alivio, de felicidad.
-Pero... Estabas muerto... Yo juraría que...
-Estaba inconsciente -interrumpió él-. De la desesperación que tenías no notaste que mi corazón aún latía.
Más tranquilo, volvió la vista a la silla de ruedas. -¿Te rompiste las dos piernas o qué?
Kendall soltó una risa nerviosa y levantó su pantalón hasta la rodilla de la pierna izquierda. Sólo había una prótesis, y Logan se estremeció de arriba a abajo.
-Aún no me acostumbré -dijo el rubio, acomodando la prenda-, pero pronto voy a poder caminar bien.
-Vaya -murmuró el castaño-. Bien, puedo vivir con eso.
Abrazó de nuevo a su amado y suspiró con alivio. No le importaba que le faltara media pierna, o que tuviera que soportar que cojeara más tarde, al menos estaba vivo, y eso era lo que importaba.

@WooHooDM

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