Hoseok sabía de su pequeño acosador.
Taehyung no lo acosaba, simplemente era curioso.
Hoseok solo lo veía como un adolescente con hormonas alborotadas, pero él también se comportaba como uno.
Taehyung no lo deseaba, lo amaba.
Hoseok estaba arriesgan...
Lunes, su día favorito. Caminaba sin prisa por el pasillo con cara de pocos amigos. Observó como algunos estudiantes pasaban de largo o simplemente evitaban contacto visual con él. Estaba por doblar en la esquina cuando otro cuerpo impactó sobre él tambaleando un poco hacia atrás.
-Hola Tae. -habló su mejor amigo quien tenía sus brazos alrededor de su cuerpo impidiendo que se me moviera.
-Hola mochi. -trató de sonar tierno al decirle su apodo pero no lo logró.
-¿Por qué estas tan desanimado?
Quizás porque al salir de su casa no se topó con su guapo vecino, sí, debía ser eso el motivo por el que se encontraba decaído. -Dormí mal.
-Eso no lo creo. -Jimin sonrió con diversión notando un chupetón no tan notorio a simple vista. -Pasó algo entre tu vecino y tú y no me has contado, me siento decepcionado.
-¿D-de que hablas? -comenzó a alterarse y sacó su celular para abrir la cámara y ver si tenía marcas. Cerró sus ojos maldiciéndose por no mirarse en el espejo esta mañana. Revisó otras partes de su cuello y por suerte solo tenía ese. -No es lo que estas pensando.
-¿No? -se cruzó de brazos -Me vas a decir que solo se besaron y no te lo voy a creer.
-Eso fue lo que pasó.
-Ajá si. -enarcó una ceja esperando una respuesta más convincente.
-Agh, esta bien. -dejó caer sus brazos rendido -Cuando estaba ayudándole a mi papá a terminar de lavar el auto hyung salió de la casa. Papá me dijo que le ayudara a pintar y accedí. Al principio fueron pequeños besos, pero sentí una necesidad de querer más. El día que nos quedamos solos en el auto había besado mi cuello y juré sentirme en el paraíso con su toque. Al principio me dio vergüenza pedírselo, pero como si estuviese leyendo mi mente volvió a hacerlo. De seguro estaba tan sumergido en esa sensación que no noté cuando comenzó a ser un poco fuerte.
-Oh por Dios. -el rostro de Jimin era tan gracioso para Taehyung que no pudo evitar reírse. Fue recibido en otro abrazo fuerte. -Estoy tan feliz por ti, porque puedes empezar a hacer cosas nuevas y que te gustan.
-Pero aún siento miedo, no sé lo que vaya a pasar luego de esto.
-El miedo es parte de la vida, verás que con el tiempo irá disminuyendo. Piensa en el ahora, disfruta.
-Gracias Jiminnie, gracias por apoyarme. -se separaron del abrazo.
-Ven, te tengo una sorpresa. -tomó su mano y entrelazaron sus dedos comenzando a caminar. Taehyung confundido y le preguntó incontables veces sobre que se trataba. Jimin solo reía por su insistencia mientras atravesaban el gran pasillo hasta llegar a la parte trasera del colegio.
Dejaron de caminar antes de doblar en la esquina. -Cierra tus ojos.
-Jimin, sabes que no me gustan las sopresas.
-Deja de ser aburrido y hazme caso. Esta sorpresa te gustará mucho. -le guiñó un ojo.
-De acuerdo.
Cerró sus ojos con intriga por saber que era lo que le tenía preparado Jimin. Su cumpleaños era dentro de dos meses, así que no podía ser un regalo. La pequeña mano del rubio apretó la suya en señal de que ya habían llegado. Abrió lentamente sus ojos esperando la sorpresa.
Su boca se abrió y su cara de confusión hizo reír al chico pelinegro frente a él. No espero un segundo más y se abalanzó sobre él. Sus brazos sujetaron su cintura para no dejarlo caer. Lo bajó con cuidado sin separarse.
-Kookie. -susurró forzando el agarre que tenían sus brazos sobre su torso.
-¿Como has estado Tae? -acarició su cabello.
-No es nada bonito soportarme a Jimin solo, me hiciste mucha falta. -se alejó un poco para observar a su mejor amigo.
-Tonto. -exclamó el rubio acercándose a ambos. Jungkook pasó su brazo por los hombros del mayor para unirse en un abrazo cálido entre amigos.
-Me alegra estar de nuevo junto a ustedes.
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Suspiró cansado al reducir la velocidad. Odiaba salir tarde del trabajo para evitar posibles atascos de tráfico como en el que se encontraba en ese momento.
El sonido de las bocinas de los demás autos y el calor de la tarde solo lograban estresarlo más de lo que estaba. Puso música para relajarse y continuó conduciendo hasta su casa.
Solo deseaba llegar a su casa, tomar una ducha y dormir toda la noche. Pero sus deseos cambiaron cuando observó a cierta persona caminar por la acera. Iba tranquilo con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón.
Una sonrisa adornó su rostro y giró hacia la izquierda obstaculizando su paso. El menor levantó su rostro y un sonrojo apareció viendose tierno para Hoseok.
-Hola hyung. -echó un vistazo hacia su casa que estaba a pocos metros y vio a su madre regando el pequeño jardín que tenían.
-Hola, pequeño. -sacó su mano ofreciéndosela y este la aceptó. Con sus dedos delineó la suave piel y el contrario sintió escalofríos al sentir su mirada sobre la suya como si tratara de leer sus pensamientos.
-¿Puedo llamarlo más tarde? -preguntó apenado por no querer ser una molestia, quizás debía tener más cosas más importantes que hacer.
-Por supuesto, siempre estoy disponible para ti. -sus ganas por besarlo ahí mismo no faltaron, pero vio cierta incomodidad en el menor por la presencia de su madre y dejó que se fuera no sin antes darle un último vistazo a su cuerpo. Realmente necesitaba tenerlo en todas las maneras posibles.
