C a p í t u l o ● 30

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Aunque quisiera prestarle atención a las palabras del padre detrás del altar le era imposible. Su atención estaba en él y en el feo moretón de color púrpura justo debajo de su ojo derecho. Se mantenía en pie mientras recitaba algunas palabras junto al resto de asistentes.

-¿Pasa algo? -preguntó la señora Park -Te notó distraído.

-Me duele la cabeza mamá, es solo eso. -mintió bajando su cabeza.

-Sal un momento, cuando regresemos a casa podrás descansar. -frotó su espalda.

Jimin asintió y caminó frente a las demás personas que estaban en la misma banca. Pudo sentir una mirada ajena sobre él, sabía que era Yoongi. Pasó a su lado ignorando a todos a su alrededor, no podía dejar que viera lo mal que estaba por su culpa.

Agradeció al cielo que nadie se encontrara afuera del templo. Se sentó en una pequeña banca de cemento e inhaló el aire fresco que golpeaba su cara. Un nudo en su garganta se instaló, dolía más que las pequeñas lágrimas que se acumularon en sus ojos sin darse.

Sentía que si abría su boca de esta saldría un quejido. Se odiaba por ser tan débil. Estaba cumpliendo con lo que le pidió, en esos pocos días luego de su último encuentro no volvió a dirigirle la palabra y pasaba de largo evitándolo.

Y está bien así, ¿no?

La poca dignidad que le quedaba, y si es que realmente tenía, había regresado haciéndolo sentir un poco mejor que antes. Vio a su mejor amigo salir por una de las entradas del templo y se acercó hasta él. Ambos sabían que no eran necesarias las palabras, Taehyung estaba al tanto de su situación y con un abrazo, de esos cálidos y sinceros, dejó que soltará todo aquella que estaba reteniendo.

-D-duele. -susurró sobre su pecho con su voz entrecortada. El castaño acarició sus rubias hebras calmando el temblor en todo su cuerpo.

-Pasará Jiminnie. -sintió las lágrimas de su amigo mojar su camisa, pero no le importó. Nada importaba más que consolar y estar al lado de él hasta que sanará su corazón, así como él estuvo muchas veces en sus momentos tristes. -No estas solo, me tienes a mi y a Kook.

-Gracias... -apretó con fuerza la tela de la camisa calmando su pena.

"Eres mío, Jimin" ¿Por qué esa frase se repetía incesantemente en su cabeza? Llamarlo mío no era lo que estaba mal, porque aunque lo negara se adueñó de una parte de su corazón. Lo que realmente quería era poder llamarlo él también de esa manera.

Min Yoongi es mío. Sonaba tan bien, pero recordar que eso jamás pasaría hacía que se volviera a consumir en su dolor. Extrañaba sus manos en su cuerpo, aunque fue demasiado claro cuando pronunció aquellas últimas palabras.

No quería sentirse más así, y no era creyente en la típica frase de "un clavo saca otro clave". No podía lastimar a otra persona, utilizarla como lo habían hecho con él era caer muy bajo. Quizás solo debía mantener su mente ocupada en otros asuntos.

Cualquier cosa debería ser más importante que Min Yoongi.

Cualquier cosa debería ser más importante que Min Yoongi

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-Eres muy malo en este juego, Kook. -se burló con una sonrisa en su rostro.

-Ja ja ja. -contestó del otro lado de la línea el pelinegro -Eso es lo que tú crees.

-Aceptalo. -era muy divertido para el castaño molestarlo, aunque no se dió cuenta cuando Jungkook aprovechó un descuido y logró ganarle en la partida. -¡Jungkook!

-Eso te pasa por burlarte de mi. -habló mientras reía abiertamente.

Escuchó unos toques en la puerta que hicieron que girará su cabeza. Sabía que no era su madre, había salido con su padre avisándole que no llegarían hasta en la noche. No quería ver a su hermano, ya le era demasiado incómodo compartir la mesa con él.

-Me están llamando, ¿puedes esperarme?

-Claro, no hay problema.

Se levantó sacudiendo su ropa. Giró el pomo encontrando a su hermano. Su cabello desaliñado le hizo fruncir su ceño, Seokjin siempre cuidaba de su apariencia aún estando en casa.

-Ven un momento. -habló evitando su mirada.

-¿Para qué? -afianzó el agarre que mantenía sobre la puerta.

-Solo ven, ¿sí? -tomó su otra mano halando de la misma hasta que logró sacarlo por completo de su habitación. Poco le importó las quejas del menor, siguieron caminando hasta llegar a la sala principal. Ahí, sentado con tranquilidad en uno de los sofás individuales, se encontraba su hyung.

-¡Nam hyung! -corrió hasta él y fue recibido en un abrazo fuerte.

Desde que había comenzado la "relación secreta" con su hermano le había tomado cariño al chico de tez más oscura y hoyuelos particulares. De la misma forma Namjoon veía al menor como un hermano menor que nunca tuvo.

-Iré un momento a la cocina. -anunció Seokjin dejándolos solos.

-¿Cómo estás TaeTae? -desordenó su cabello de forma amistosa.

-Han pasado cosas, muchas realmente. -admitió. No era propio de él contar sus problemas a otras personas que no fuesen Jimin o Jungkook, pero necesitaba una opinión de alguien mayor. Alguien que quizás entendiera lo que estaba viviendo y no lo juzgará.

-Estaré un momento con tu hermano y luego podemos hablar. Me debes la revancha, ¿eh? -Tae rio por eso último, había olvidado su última partida con su hyung donde siempre trataba de distraerlo para poder ganarle.

-Esta bien, hyung. -se levantó del sofá y caminó de nuevo hasta su habitación para volver a jugar con Jungkook.

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¡Ya apareció Nam!

Este capítulo estaba listo desde ayer, pero sucedieron algunas cosas y ni ganas tenía de entrar a Wattpad.
Solo como dato, Jin y Nam tienen edades cercanas.
¿Que les parece el separador?

VCM💛

𝑴𝒊 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐 𝒂𝒄𝒐𝒔𝒂𝒅𝒐𝒓《𝙃𝙤𝙥𝙚𝙑》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora