Hoseok sabía de su pequeño acosador.
Taehyung no lo acosaba, simplemente era curioso.
Hoseok solo lo veía como un adolescente con hormonas alborotadas, pero él también se comportaba como uno.
Taehyung no lo deseaba, lo amaba.
Hoseok estaba arriesgan...
Cerró sus ojos y dejó caer su cuerpo sobre su cómoda cama. Sus mejillas se abultaron al igual que sus labios creando así una imagen tierna del rubio. No volvería a dejar para último todas sus tareas, era muy agotador. Estaba apunto de cerrar sus ojos y dormirse cuando escuchó su celular vibrando sobre el escritorio.
Se levantó con pereza y lo tomó para ver de quien se trataba. La pantalla mostraba que era un número desconocido.
-¿Sí?
-Hola, enano. -rodó sus ojos con molestia al reconocer esa voz.
-¿Qué quieres? De todos los días que puedes llamarme me llamas hoy que solo quiero descansar.
-Sigues siendo igual de tonto haciendo tareas en la madrugada. -escuchó su risa -Ya deja de quejarte.
-Espero que me hayas llamado para algo importante, sino iré personalmente a Busan solo para golpearte. -caminó hasta su cama y volvió a recostarse.
-Yo creo que no tendrás que viajar tanto.
-¿A que te refieres? -puso la llamada en alta voz para poder quitarse sus pantalones y su camisa.
-Estoy de vuelta Jimin.
El mayor abrió su boca sorprendido y sin poder creerlo. -¡¿De verdad?! Dime que no estas bromeando. ¡Dímelo! -alzó su tono sin importarle si despertaba a sus padres.
-Oye tranquilo. Ya me matricularon en el colegio y el lunes comienzo a asistir.
-No lo puedo creer. ¿Tres años han pasado desde que te fuiste? -quedando en ropa interior hizo a un lado las sábanas. Quitó el altavoz y se acomodó mejor sobre la cama.
-Tres y medio para ser exactos. -el sonido de varios papeles se escuchó del otro lado -Aún estoy arreglando cosas, esto de mudarse es difícil.
-Me alegro demasiado pero... ¿solo me llamabas para eso? Es que de verdad muero de sueño.
-No... -pasaron unos segundos antes de que volviera a hablar. -Te quería preguntar algo.
-Dime antes de que me quede dormido y te deje hablando solo.
-¿Irás a la fiesta de Jae?
-Aún tengo que preguntarle a mamá, pero sé que me dejará.
-Yo también iré, Jae me llamó personalmente y no quería negarle su invitación. Te preguntaba si irías ya que no quería estar solo.
-Jamás te dejaría solo, de hecho yo tampoco quería ir solo. Hablé con Tae y cree que no lo dejarán ir.
-¿Tae?
-Sí. Ahora que sé que estas de vuelta hablaré con sus padres para convencerlos de que lo dejen ir. Sigue siendo igual de aburrido, pero-
-No, no le digas nada.
-¿Qué? Pero estará feliz de verte otra vez. -frunció su ceño confundido.
-Avísame si te dejarán ir. Buenas noches Jimin, descansa. -evadió por completo su pregunta y cortó la llamada sin dejarlo despedirse.
Jimin decidió olvidarlo y dejó el celular sobre la mesita de noche. De todas formas trataría de convencerlo. Su amigo necesitaba distraerse, a menos que acosar a su vecino sea su "excusa" para no ir.
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-Se que no te gusta venir, pero cambia esa cara por favor. -su madre acarició su cabello acomodando unos cabellos sueltos.
Taehyung hizo el leve intento de sonreír creando una mueca extraña. Su hermano notó esto y comenzó a reír llamando la atención de algunas personas. Seokjin y su risa delicada pensó Taehyung cuando rodeó sus hombros con su brazo aprovechándose de ser más alto que él.
No sabía en que momento comenzó a odiar ir a la iglesia, pero lo detestaba con todo su ser. Sus padres hablaban animadamente con algunos de sus amigos del pueblo y casi quería bufar con esas miradas hipócritas que le daban. Su hijo es un castigo de Dios había escuchado susurrar a una mujer mayor.
No le había comentado sobre esto a ninguno de sus padres, pero era obvio que ellos notaban que algunas personas aún no creían como ellos habían aceptado con tanta facilidad la homosexualidad de su hermano. Los miraban con asco pensando en la pequeña posibilidad de que al menos Taehyung haya salido "normal" como todos.
-Oh, joven Jung. -escuchó la voz de su padre detrás de él e inmediatamente se dio la vuelta. Sus mejillas se tiñeron de un rojo leve al ver a su hyung acercarse a ellos. Su perfume mezclándose con el aire que inhalaba logró sacarle un suspiro que nadie notó. Vestía exactamente igual que el día que había llevado a Jimin y a él hasta el colegio, con la diferencia de que no traía saco ni corbata.
-Buenos días a todos. -saludó haciendo dos reverencias a sus padres.
-¿Se sentará junto a nosotros? -preguntó el señor Kim.
-Si ustedes me lo permiten, aún no he tenido tiempo de relacionarme con otros vecinos. -le dio una rápida mirada al menor que lo observaba fijamente.
-Por eso no se preocupe, luego de la misa le presentaremos a algunas amistades de nosotros. Es usted una persona tan carismática y gentil que no dudaran en ser sus amigos también. -halagó la mujer.
-Se los agradezco enormemente.
Al escuchar las campanadas de la iglesia indicando las ocho en punto entraron al lugar. Todos prestaban atención a las palabras del padre leyendo fragmentos de la biblia, todos excepto Taehyung. Se sintió mal con Dios por no prestarle atención como siempre lo hacía, pero sinceramente le era difícil teniendo a su lado a su vecino.
Estaban tan cerca que podían rozar sus rodillas y sus brazos percibiendo el calor que emanaba su cuerpo. Parecía tan concentrado en la misa que creyó que ni siquiera le estaría prestando atención. Pero estaba equivocado. Hoseok discretamente le daba miradas al menor, lo notaba intranquilo viendo como repetidas veces se acomodaba sobre su lugar.
Las bancas de madera eran de una sola pieza por lo que el mayor aprovechó y con sigilo pasó su brazo derecho por la cintura de Taehyung. Dio un brinco pequeño sintiéndolo y ladeó su cabeza para observarlo. Hoseok se mantenía igual que al principio prestando o aparentando prestar atención al padre detrás del altar hablando cosas que en ese momento no le importaban.
Su mente solo pensaba en tener a ese niño en sus brazos mientras lo besaba lentamente, disfrutar de su sabor embriagante y sentir con sus dedos la suave piel que este poseía. Observó por el rabillo del ojo y notó que el menor mantenía sus ojos cerrados. ¿Acaso también estaba pensando lo mismo que él?
