Para una vez que no tenía que madrugar, se desvelaba antes del amanecer. Pues sí que empezaba bien el día... ¿Cuánto tiempo llevaría dando vueltas en la cama? ¿Media hora? En cualquier caso, era más de lo que podía soportar. Se incorporó, bufando de fastidio, y se frotó las sienes con las manos. Uf, todavía llevaba los leggings, qué incómodo era dormir así...
El desorden campaba a su antojo por la habitación. Aprovecharía el madrugón para hacer una buena limpieza general, decidió mientras se desnudaba y se dirigía al baño a darse una ducha. La cabeza le dolía y un sentimiento de profundo bochorno la atravesaba como una estaca. No había sido un sueño: cinco matones habían irrumpido en la taberna para llevársela y, si ella estaba entera todavía, era gracias a la providencial intervención del siempre oportuno Death.
Mierda. Death. Se había dormido enfurruñada rumiando su rechazo y ahora se le caía la cara de vergüenza. No solo estaba en deuda con él por su ayuda durante la pelea, además... ¡Se le había insinuado! No, no, nada de eso: "insinuar" no era la palabra adecuada... ¡Le había suplicado que se lo montase con ella! ¡¡Le había metido mano!! ¡¡¡Se había frotado contra él!!! ¡Joder...! ¡Maldito cangrejo sexy! Ya no podría mirarle a los ojos jamás. Sin duda, lo más sensato era cerrar la taberna, cambiar de identidad y huir al extranjero, pensó, dejando que el agua caliente le cayese por la espalda. Death se burlaría de ella toda la vida por aquello... Y lo peor era que tampoco terminaba de comprender su propia reacción, tan alejada de su prudencia habitual, ni la negativa de él. Toda aquella explicación sobre la euforia... ¿Quizá ninguna de las fichas que le había lanzado durante todo aquel tiempo iba en serio?
Salió del cuarto de baño, se puso las bragas y una larga camiseta que le cubría hasta la mitad del muslo y bajó a la taberna para evaluar los daños del incidente de la noche, esgrimiendo una larga daga, pero, para su sorpresa, el local se hallaba en orden, sin rastro de la contienda, y la puerta principal parecía reparada y en funcionamiento.
- Bull, ¿qué ha pasado aquí? ¿Por qué está todo como si tal cosa? -preguntó a la pachorrenta figura, que había despertado meneando el rabo al oír sus pasos por las escaleras y ya estaba saltando sobre ella para darle y recibir mimos.
Kyrene se sentía perpleja. Cada vez comprendía menos acerca de todo lo que había pasado. Meneó la cabeza, desconcertada, puso el desayuno a Bull y subió de nuevo a su dormitorio, resignada a pasar la mañana recogiendo aquel batallón de ropa y pelusas que amenazaba con colonizar la estancia. Con algo de música y las ventanas bien abiertas para que entrase el aire fresco, comenzó la tarea, intentando no pensar en el gigantesco ridículo que había hecho delante de Deathmask apenas unas horas antes, pero alguien tenía otros planes para ella:
- ¡Eh! ¡Gatita! ¡Raya, punto, raya! ¡Raya, punto, raya!
¿En serio? ¿Tenía que verle la cara ya, tan pronto? ¿No iba a dejarla en paz siquiera una mañana para que intentase recomponerse después de aquella humillación?
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La redención de Cáncer
Fanfiction*[CONTIENE LEMON Y VIOLENCIA]* Los caballeros de oro habían sido devueltos a la vida por Atenea tras lo acontecido en el muro de las lamentaciones y en Asgard. Sin embargo, no todos disfrutaban de su nueva oportunidad: Deathmask, atormentado por la...