-XVI-

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Para cuando descubrió la traición de Saga, las almas atrapadas por Deathmask formaban un mosaico de caras implorantes sobre las paredes de la sala principal del templo de Cáncer. Su custodio las amaba y detestaba a la vez: eran la única compañía que toleraba, pero, además de recordarle su poder, le mostraban cuán lejos estaba todavía de lograr la justicia absoluta que anhelaba.

La muerte de su querido mentor Shion -la primera persona que había percibido su cosmos y le había sacado de la institución- le entristeció, pero se dio cuenta de que, si había sucumbido a manos de Saga, era porque este era más poderoso y, por tanto, más digno y capaz de lograr los objetivos de paz y protección del Santuario. Le entregó su lealtad, convencido de que solo él tenía la capacidad de llevarles a la gloria. Y guardó el secreto de aquella traición durante trece largos años.

La redención de CáncerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora