31. Chantaje

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ÚLTIMO AVISO: CAPÍTULOS NO APTOS PARA TODOS LOS PÚBLICOS. En este y en casi todos los siguientes capítulos, vas a encontrarte: violencia explícita, maltrato de diferentes tipos, agresión sexual, suicidio y/o asesinato. 

Como persona y como autora, en ningún caso defiendo ni promociono este tipo de conductas y, si las menciono, es con fines dramáticos. Si has sido víctima de abusos o agresión sexual, si crees que sufres depresión o si sientes deseos de dañarte a ti mismo/a o a los demás, por favor, busca ayuda profesional. No estás solo/a.


La taberna acababa de abrir; Kyrene estaba todavía preparando el local cuando aquella mujer, ataviada con un ajustado vestido rojo, cruzó el umbral, caminó hasta la barra con aire confiado, se acomodó en un taburete y pidió su consumición:

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La taberna acababa de abrir; Kyrene estaba todavía preparando el local cuando aquella mujer, ataviada con un ajustado vestido rojo, cruzó el umbral, caminó hasta la barra con aire confiado, se acomodó en un taburete y pidió su consumición:

- Eh, zorra, un whisky doble.

Ella se giró a la vez que, por instinto, palpaba los afilados cuchillos que camuflaba en los muslos. Ese tono de hostilidad no era el normal de un cliente cualquiera. Solo podía ser una enviada de... Con una calma absolutamente fingida, le sirvió la bebida y apoyó las palmas en la barra frente a ella para mostrar que estaba desarmada.

- ¿Se puede saber qué quieres? –le espetó, sin ocultar su desagrado por la visita.
- Tranquila, zorrita, no mates a la mensajera... Hay alguien que quiere hablar contigo –la mujer le tendió un viejo teléfono móvil.

Kyrene parpadeó, sorprendida, empuñó su cuchillo y apuntó hacia ella antes de recoger el teléfono y acercárselo al oído. Las entrañas se le retorcían al pensar en la voz que iba a escuchar.

- ¿Sí?

- ¡Kyrene, perra indeseable, cuánto tiempo...! -Keelan sonaba tan despectivo y asqueroso como lo recordaba, a pesar de las interferencias producidas por la deficiente cobertura- ¡Te daba por muerta!

- ¿Para qué me has llamado, viejo?

- Eh, vamos, sé un poco más amable... Te has escapado de chiripa dos veces, pensé que deberíamos tener una pequeña charla –aquella risita repugnante que todavía aparecía en sus pesadillas se hizo presente una vez más.

- Abrevia. Tengo trabajo.

- De acuerdo, iré al grano. Te llamo para proponerte un trato.

- ¿Un trato?

- Sí. Resulta que uno de tus clientes es alguien que me interesa. Te ofrezco tu vida a cambio de la suya.

- Espera, ¿me estás pidiendo que mate para ti? –sin dejar de apuntar a la mujer, intentó respirar hondo.

- Y a cambio, te perdonaré tu deuda y te dejaré en paz.

- ¿Estás loco? ¡Yo no soy una asesina!

- Sí que lo eres: mataste a mi hijo a sangre fría, como una zorra psicópata, ¿ya lo has olvidado?

La redención de CáncerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora