Kyrene colocó en la puerta el cartel que rezaba "Hoy cerrado" y los dos salieron de la taberna, charlando sobre temas superficiales, hacia el bosque que circundaba Rodorio. Desde ahí, tenían aproximadamente una hora y media de caminata hasta el siguiente pueblo, donde tomarían el tren hasta la ciudad. Miró al hombre que paseaba junto a ella, vestido con una gastada camiseta negra con estampado de "My little pony" y vaqueros grises: su cabello brillaba bajo los primeros rayos de sol del día, que también arrancaban destellos color zafiro de sus expresivos ojos. Era tan atractivo que podría besarle en aquel mismo instante, pensó, con un atisbo de bochorno al recordar su actitud de la noche anterior.
- ¿Qué miras tanto, gatita? ¡Me vas a desgastar!
- Tu camiseta... No sabía que te gustasen los dibujos animados.
- ¿Qué? ¿Te extraña que sea brony? Hay muchas cosas de mí que no sabes... Pero no te estabas fijando en eso, ¿a que no?
- Bueno... La verdad es que eres muy guapo, cangrejito... -admitió ella, desviando la mirada y colocándose un mechón de cabello tras la oreja.
- ¿Y con ese tipo de piropos pretendes conquistarme? -se burló él, con una carcajada- Escucha, pipiola, y aprende del maestro: podría usar tus muslos como orejeras durante todo el invierno... - susurró en su oído, con tal sensualidad que la hizo estremecerse.
Ambos se echaron a reír y continuaron su trayecto, sin hablar durante un puñado de metros.
- Death... ¿Qué... qué hiciste con los tipos de anoche? -preguntó por fin ella, con un deje de preocupación en la voz.
- Nada grave, no pienses cosas raras. Los llevé al punto de entrega que el Santuario tiene concertado con la policía griega.
Ella le miró, extrañada.
- Verás, Rodorio es a Grecia algo similar a lo que el Vaticano sería para Italia... -explicó Deathmask, gesticulando como un profesor- No llega a ser un país independiente, pero el Santuario tiene una autonomía prácticamente ilimitada. Aquí, las autoridades gubernamentales no interfieren, salvo que ocurra algo tan grave que el Santuario solicite ayuda externa. Los Caballeros de Atenea nos encargamos de mantener la seguridad con la ayuda de los soldados y el Patriarca tiene la última palabra en cuanto a la gestión de conflictos internos. Sin embargo, cuando sucede algo como lo de ayer, que involucra a gente ajena al pueblo, el acuerdo con el gobierno exige que entreguemos a esos indeseables a las autoridades griegas, y hay un lugar específico en el que podemos dejarles para que sean juzgados por un tribunal.
- Entiendo...
- Anoche puse el incidente en conocimiento del Patriarca y de la policía griega, así que les caerá un buen paquete. ¿Más tranquila, gatita?
- Sí... claro...
- Bien, porque ahora es tu turno para explicarme por qué te persiguen esos tipos.
Ella se detuvo para sacar el agua y dar un trago. Sabía que aquella pregunta llegaría antes o después. Se quitó el cárdigan y lo colgó de los tirantes de la mochila, ganando tiempo para pensar una respuesta.
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La redención de Cáncer
Fanfiction*[CONTIENE LEMON Y VIOLENCIA]* Los caballeros de oro habían sido devueltos a la vida por Atenea tras lo acontecido en el muro de las lamentaciones y en Asgard. Sin embargo, no todos disfrutaban de su nueva oportunidad: Deathmask, atormentado por la...