-XI-

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Durante su entrenamiento en Sicilia, los aspirantes a caballero fueron instruidos en disciplinas como historia, mitología, arte, matemáticas y física; además, estudiaron inglés, italiano y griego clásico y moderno. El niño, poco dado a relacionarse con sus compañeros en su tiempo libre, pasaba largas horas en la pequeña biblioteca, leyendo cuanto caía en sus manos.

Descubrió a Maquiavelo y a Castiglione y vio apuntalada, gracias a sus textos, la idea que iba afianzándose gradualmente en su cabeza: la justicia era patrimonio de los fuertes; solo ellos eran capaces de impartirla. Los débiles no podían hacer nada sino someterse a los designios del poderoso; por tanto, era potestad del más fuerte gobernarlos y decidir quién debía ser castigado y cómo. Si había que sacrificar vidas en el proceso, ¿qué importaba?, siempre que los de arriba actuasen en nombre de un bien mayor.

Él sería fuerte.

La redención de CáncerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora