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| Dedicación: Luu_cash |

Capitulo once: Me van los tríos.

Es mejor sentarse y quedarse quieto que levantarse y conocer al demonio

—¡Tía!—Kerman salió de su trance, en el que no había duda de que yo era la protagonista, y se fue a abrazar a Cassandra, quien lo esperaba con los brazos abiertos

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—¡Tía!—Kerman salió de su trance, en el que no había duda de que yo era la protagonista, y se fue a abrazar a Cassandra, quien lo esperaba con los brazos abiertos.

—Ader, hijo, ¿Qué haces en el suelo?—Preguntó la señora Riox algo confusa.—Venga, levántate, ¿otra vez queriendo besar el piso porque te sientes solo? ¿Qué te he dicho sobre eso, mi cuchurrumin más lindo?

No pude evitar reír por el nombre. Abel y Aleph al parecer tampoco pudieron, pero aún me lanzaban miradas de soslayo.

Ader se levantó hecho una rabia del suelo y me lanzó una mirada de muerte, que me hubiera cagado de no ser porque habían más personas a nuestro alrededor.

—¿Sobrino...?—Susurré, cuando volví en cuenta de las palabras de Cassandra.

Ella dirigió sus ojos a mi y me sonrió, siempre portaba aquella sonrisa cálida que alegraba hasta los días más nublados.

—Oh si, lo siento. Phoenix, el es Kerman Riox, mi sobrino.

La sonrisa egocéntrica que esbozó el susodicho hizo que quisiera apretar ligeramente las piernas. Estiré mi mano en su dirección.

—Phoenix MountBatten, La invitada, todo un gusto.—Aleph sonrió cuando me llamé a mi misma de esa manera. Kerman alzó su mano, grande y cálida, y sostuvo la mía entre la suya, diminuta y fría. La volteó ligeramente y dejó un beso medio húmedo en el dorso.

—El gusto es completamente mío, MountBatten.

—Ven, Kerman. A mostrarte lo que hicimos en el jardín...—Cassandra se llevó a rastras al nuevo Riox, o más bien, nuevo para mi mente. Ya que era yo quien estaba literalmente invadiendo el territorio de la familia.

—No te sorprendas, es su favorito, aunque ni siquiera sea su hijo.—Abel bufó y me sonrió de medio lado. Le devolví la sonrisa.

Aleph intervino.—Eso fue...Morena...Joder...—Rodeé los ojos con asco y le di un beso en la mejilla a Abel como despedida, antes de que me dirigiera hacia las escaleras.

—Siguen estando en mi lista negra.

[...]

—¿Por qué no me sorprende escucharte? Sabía que vendrías.—Murmuré cuando escuché el sonido agudo y algo molesto de la puerta al abrirse. Ni siquiera me había volteado, pero sabía de sobra quien era.

—Tenemos una conversación pendiente...—Esperé como estúpida a que dijera mi apellido.

No lo hizo.

Riox. © ✔️ [DL #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora