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| Dedicación: isuuuuchhhh |

*Sex Money Feelings Die de Lykke Li para ustedes.*

*Advertencia: Contenido no apto para sensibles con gran imaginación, ahr. (+18)*

Capítulo dieciocho: Descuidados.

Su voz me decía; vete. Pero sus ojos me rogaban que me quedara. Y no me fui, pero tampoco me quedé.

Los hermanos tomaron dirección hacia la puerta que llevaba al jardín, y detrás estaba yo, en busca de ganarme el premio Nobel a mejor espía

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Los hermanos tomaron dirección hacia la puerta que llevaba al jardín, y detrás estaba yo, en busca de ganarme el premio Nobel a mejor espía. Nótese el sarcasmo.

Cuando supuse que iban a salir de la mansión, estos tomaron dirección hacia el pasillo contrario. Y yo no sabía a donde iban, ya que Grettel no me había mostrado esa parte de la mansión, o sinceramente ni lo recordaba. Era una parte de la mansión totalmente nueva para mi. Eso hizo que mis ganas de descubrir cada rincón de esta casa, y sus integrantes, crecieran más.

—¿Al fin te diste cuenta qué es una metida?—Ader claramente hablaba de mi. Capullo.—¿Ya no te agrada?

—Si me agrada.—respondió Aleph.—El problema es que lo hace demasiado...

—No me jodas.—La risa de Ader fue de todo, menos divertida.—Espero que no sea lo que estoy pensando, cabrón.

—¿Qué me gusta la morena entrometida?—Pausa dramática.—No, no, no...bueno sí.

Ader detuvo sus pasos a mitad del pasillo. Joder, era un pasillo dolorosamente largo y sin muchos lugares en los cuales esconderse por si se les ocurría mirar hacia atrás.

Si dijera que mi corazón no se saltó un latido y mi estomago no se revolvió estúpidamente, mentiría. Pues lo hizo. Jodidos que lo hizo.

—Voy a hacer como que malditamente no escuché eso.—escupió Ader. Sonaba descabellado pensar que había escuchado groserías de la boca de Ader en todo ese rato pero no de Aleph. Raro.

«Si, Phoenix, sigue evitando pensar en que Aleph acaba de decir que gusta de ti. Sigue.»

Los hermanos siguieron caminando, yo siguiéndolos unos buenos pasos detrás, hasta que se detuvieron en una puerta muy alta, tanto, que hasta rozaba el techo. Me escondí detrás de una columna y observé como entraban una llave, y abrían aquella gran puerta caoba, dieron una mirada hacia atrás y los lados y luego entraron, y para mi gusto, dejando la puerta media abierta.

Estaban extrañamente descuidados.

Luego de unos segundos después que entraron, entré yo. El lugar estaba oscuro y silencioso, no sabría decir si era espacioso o casi claustrofóbico. Pero daba miedo.

No sabía hacia donde ir, no había visto la dirección que habían tomado los chicos ni tampoco escuchaba sus voces o pisadas. Estaba totalmente desorientada y perdida.

Riox. © ✔️ [DL #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora