Riox. © ✔️ [DL #1]

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Capitulo dedicado a lux037, porongudo y nini554. Disfruten, bbs. <3

Crazy in love, cover, en multimedia.

Capítulo cuarenta y ocho: Adiós plan.

❝Mirarla era como soplar velas teniendo el puto deseo en frente.❞

✞

NARRADOR OMNISCIENTE.

Era la primera vez que Ader se vería con una novia. Se habían corrido los rumores por el pueblo que el hermano del medio de los Riox, al que menos se le veía por las calles de Lordem; al fin sería visto con su pareja, en una relación seria.

Muchas de las personas del pueblo pensaban que era solo eso; un rumor sin fundamentos. Un chisme de callejones. Cotilla que inventaban la pueblerinos para mantener sus bocas ocupadas.

Pero al verle entrar, con una mano delicada enredada en su brazo, cualquier duda alguna sobre si Ader Riox realmente estaba en una relación, se desvaneció como el humo en una noche fría. Era más que claro, en sus ojos mieles era clara la admiración, el encanto que tenía por la hermosa morena radiante que llevaba a su costado.

«Ella era suya.» muchos decían.

Pero ella era de ellos.

ADER RIOX.

Para mis hermanos y para mi, el traje era completamente igual, con la única diferencia de que variaban en color y quizás en telas.

No era una mentira para nadie lo incómodo que me sentía con este reguero de basura encima, preferiría mil veces estar usando mi ropa casual, oscura. Me importaba una mierda lo que mamá diría, me importa una grandísima mierda lo que diría todo Lordem. Excepto por lo que diría ella...eso si me importaba un poco mucho con bastante.

Desde que Phoenix MountBatten había llegado a mi vida con esa actitud retadora; había empezado realmente a experimentar lo que era sentir, sentir en su totalidad. Antes de ella, no tenía una puta idea de lo que era el remordimiento; hasta que me vi a mi mismo sintiéndome culpable por haberla tratado como a una zorra en un principio. Culpable si, más no arrepentido.

Y la amaba joder, la amaba. A mi manera, a mi enfermiza y obsesiva manera, pero al final de cuentas para mi era amor. Y a ella le gustaba como se lo demostraba, con eso tenía suficiente y de sobra.

La puerta se abrió, por ella pasó Abel con rapidez  mientras se acomodaba los botones de su muñeca.

—Odio esto. ¡Pica!—Se quejó, mientras se sentaba en mi cama y se despeinaba el cabello que segundos antes estaba engominado a un lado. Estaba nervioso, lo conocía como a la palma de mi mano.