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| Dedicación: maurafernandadiaz |

Capítulo veintidós: Panic.

Yo sólo busco la oscuridad que ha de esconder mis sentimientos y ha de acompañarme en mi soledad.

Para mi completo horror, cuando tuve el descaro de mirar hacia atrás, y dejar de ver el pasillo vacío por donde había desaparecido la silueta del chico por el cual empezaba a sentir

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Para mi completo horror, cuando tuve el descaro de mirar hacia atrás, y dejar de ver el pasillo vacío por donde había desaparecido la silueta del chico por el cual empezaba a sentir...tanto, me encontré con un escenario aun peor físicamente.

Ader, quien intentaba quitar el cuerpo de Aleph de encima de Kerman, tenía la cara bañada en sangre y un ojo completamente cerrado, amoratado de una manera espeluznante. Kerman, en el suelo, era brutalmente golpeado por el tumulto de músculos y fuerza que era el mayor de los hermanos. Y el rubio ni siquiera se defendía.

Cuando salí de mi estupor, fui en su ayuda. Pero, de manera incluso lenta, pude apreciar como Aleph levantaba su puño, tomaba impulso con el codo hacia atrás y...-completamente segura de que me rompió la nariz- chillé. El golpe se sintió en la punta de la nariz, y luego se extendió por cada puta célula de mi cuerpo.

Aleph me había golpeado, y destrozado la nariz.

Mi grito hizo que detuvieran todo rastro de pelea y se centraran en la abundante sangre que resbalaba por mi barbilla y manchaba mis pechos -casi- desnudos.—¡Joder, joder! ¡Esto duele como la mierda! ¡Aaah!

—¡Imbécil!—Kerman, encolerizado, dejó de intentar que Aleph no le pegara y se lo quitó de encima de un empujón seco. Apenas veía la situación, estaba bastante ocupada con el dolor que me llegaba hasta el culo.—No sabes hacer una mierda. ¡Mira lo que le hiciste! ¡Le dañaste su hermosa cara!

—¡¿Cómo coño sabía yo que ella era tan estúpida como para ponerse detrás de mi?!—El pelinegro gritó en respuesta. Sus orejas eran rojo puro, y su nariz expulsaba aire como un toro, enojado. Incluso, en mi mente maltrecha, tuve que reírme porque realmente se veía gracioso. Pero como la mierda que reírme solo hizo aumentar el dolor agonizante de mi nariz. Sentía, por segundos, que se me iba a caer y tendría que respirar por la boca por el resto de mi vida. Y aquello eran tan estúpido...que me lo estaba creyendo y casi me estaba dando un ataque.—¡Mírala! Es una maldita dramática. ¡Seguro que está fingiendo!

—No, estúpido.—Ader, sonando demasiado frío incluso para su persona, se abrió pasos a empujones hacia mi y sin importar el dolor que estaba teniendo en todo mi puto cuerpo -incluso el corazón- levantó mi rostro entre sus manos y me inspeccionó brevemente.—Está teniendo un ataque de pánico.—Ya sabía eso, pero que el lo dijera solo lo hacía mas real...y peor.

Aquello hizo que Kerman se acercara por completo, y que Aleph se callara. Pero, empezando a ver borroso y a sentir que mi garganta se hinchaba y se cerraba con rapidez, solo pude atisbar a ver sus siluetas borrosas y altas acercándose. Sofocándome incluso mas por no ver luz, solo los cuerpos grandes de los chicos.

—¡Hay que hacer algo!—Me sorprendía que fuera Aleph quien hablara.—¡Arréglala!

—Estúpido, no es un reloj el cual se deba arreglar.—Kerman golpeó la nuca de Aleph en medio de la histeria, pero nunca quitó la vista de mi.

—N-No puedo respirar...¡Por...Por favor!—Casi sollocé.—¡Abel!—Llame, sabiendo que el aludido ni siquiera iba a acudir. Sintiendo enfermamente que me dejaba de todas las maneras posibles.

—¿Cómo se detiene?—Preguntó Kerman a Ader, quien parecía preocupado pero tranquilo a la vez. Sus manos aun estaban en mi rostro y veía como mordía su labio, impotente, buscando una manera de detener el ataque. Ader parecía no poder trabajar bajo presión.

—Hay que distraerla.—Dijo Ader, pero yo ya sentía que mis pulmones empezaban a detenerse, tironeé y rasgué los brazos de Ader mientras daba bocanadas desesperadas, pero solo sentía la garganta caliente y mi corazón apretándose contra mi caja torácica.

—Yo sé como.—Terció Aleph, y cuando sus labios carnosos y con un ligero sabor a dulce de cereza se aplastaron sobre los míos, claramente logró su cometido. Ni siquiera fue un beso en toda su palabra, simplemente una presión que resultaba incluso infantil, dulce y...bastante agradable. Aguanté la respiración, ni siquiera cerré los ojos, pero lo disfruté internamente, aunque me sintiera culpable y demasiado jodido disfruté del sabor cálido de su pequeña presión.

—Definitivamente no me esperaba eso.—Kerman pestañeó, incrédulo.—Y definitivamente no me gustó ver eso.

Mi respiración no estaba normalizada, pero ya podía respirar con soltura. Pero como la mierda que no le agradecería nada a Aleph. No le agradecería nada a nadie.

—Lárguense.

Mi petición tomó por sorprendidos a todos menos a Ader, quien incluso tenía una pequeña sonrisa doblada en sus labios. Justo o, incluso peor que esa que portaba antes de que el caos estallara. Antes de que tuviera que ver, otra vez, como alguien a quien apreciaba se alejaba de mí.

«Nadie se quedará contigo, Phoenix. Eres tan interesante como Chernobyl...pero así de toxica e inaccesible» Las palabras de El nunca tuvieron sentido...hasta ahora.

Aleph y Kerman, extrañados pero obedientes se levantaron, dándome espacio pero no dejaron el pasillo, se mantuvieron quietos observándome desde arriba. Ader no se movió, aun seguía en la misma posición, estudiándome de cerca. Y al parecer le parecía divertida o seguro que tenía complejo de payaso, pues soltó una pequeña risa antes de susurrarme.

—Dime, Phoenix.—Relamió sus labios.—¿Quién me asegura que no eres tú quien está matando inocentes en Lordem?

Y se levantó, dejándome con una cara de póker, y llevándose a empujones a su hermano -y primo arrimado- consigo. Dejándome tirada en el suelo, a mi petición. Pero yo realmente no quería que me escucharan.

Y se fue.

Pero, no sin antes voltear y dedicarme un guiño que era de todo menos bueno.

Y me preguntaba, ¿Qué era bueno en Lordem?

*.*.*

Fotito de Aleph en multimedia porque si, porque lo amo.

B, Yil

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B, Yil.

Riox. © ✔️ [DL #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora